La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha esbozado alternativas a un préstamo de reparaciones para financiar las necesidades presupuestarias y militares de Ucrania, mientras Bélgica se hace la dura con el audaz plan de utilizar los activos inmovilizados del Banco Central ruso.

Las opciones incluyen la obtención de deuda en los mercados con el respaldo del presupuesto de la UE y acuerdos bilaterales para préstamos individuales a nivel nacional. Estas opciones se tendrían en cuenta si fracasara el intento de emitir un préstamo de reparación vinculado a los activos rusos.

Von der Leyen afirmó que el préstamo sigue siendo la principal opción. «Demos un préstamo a Ucrania, que Ucrania devuelva si Rusia paga las reparaciones», dijo la presidenta de la Comisión el jueves por la mañana, en una intervención ante el pleno del Parlamento Europeo.

«Es la manera más eficaz de sustentar la defensa y la economía de Ucrania. Y la forma más clara de hacer comprender a Rusia que el tiempo no está de su lado», prosiguió. «Demostraremos que, si es necesario, estamos en esto a largo plazo. Que Europa estará con Ucrania el tiempo que haga falta».

La idea de conceder un préstamo de 140.000 millones de euros en concepto de reparaciones surgió en septiembre y, desde entonces, ha ido ganando adeptos entre los Estados miembros, que tienen problemas de liquidez, carecen de espacio en sus presupuestos nacionales para acomodar un endeudamiento adicional o temen la reacción de los mercados.

La ventaja de utilizar los activos rusos inmovilizados es que no implicaría la emisión de deuda nueva de manera individual, ya que el dinero procedería directamente de los saldos en efectivo que actualmente se mantienen en Euroclear, un depositario central de valores en Bruselas.

Rechazo belga

Pero la propuesta ha encontrado una feroz resistencia por parte del Gobierno belga, que, como anfitrión de Euroclear, teme ser el principal objetivo de las agresivas represalias del Kremlin. Bélgica y Rusia están vinculadas por un tratado de inversiones de la era soviética que prevé el arbitraje.

El mes pasado, el Primer Ministro belga, Bart De Wever, se mantuvo firme e impidió que los líderes de la UE aprobaran el préstamo de reparaciones. De Wever exigió «la máxima» seguridad jurídica, garantías herméticas de todos los Estados miembros para asegurar la «plena mutualización» de los riesgos y transparencia para localizar otros activos soberanos.

«Si se lleva el dinero de mi país, si sale mal, no soy capaz, y desde luego no estoy dispuesto, a pagar en una semana 140.000 millones de euros», dijo De Wever. El punto muerto se mantiene mientras la Comisión intenta calmar las preocupaciones belgas y convencer a De Wever de que firme el plan cuando los líderes vuelvan a reunirse en diciembre para su última reunión del año.

Se espera que la Comisión Europea presente pronto un documento de opciones, que ofrezca alternativas para apoyar a Ucrania, más allá del préstamo de reparaciones. El discurso de Von der Leyen del jueves parece ser una presentación informal de dicho documento, que las capitales aún no han recibido.

«Estamos trabajando estrechamente con Bélgica, y con todos los Estados miembros, sobre las opciones para cumplir este compromiso», dijo Von der Leyen a los eurodiputados.

En privado, funcionarios y diplomáticos de la UE reconocen que la única vía políticamente viable es el préstamo de reparaciones y que el documento de opciones es una herramienta para exponer la dura realidad de la emisión de deuda conjunta. Los dirigentes nórdicos, por ejemplo, ya han descartado el préstamo.

Bélgica, sin embargo, se ha sentido frustrada por la insistencia de la Comisión en los préstamos de reparación, una impresión que la intervención de Von der Leyen no contribuye a disipar.

Un funcionario de la UE dijo a ‘Euronews’ que las preocupaciones del Gobierno belga son «justas, pero sus demandas son maximalistas«, ya que ninguna operación financiera puede llevarse a cabo con riesgo cero.

El tiempo corre para Ucrania mientras continúa la guerra

Ucrania necesitará una nueva inyección de ayuda exterior en el segundo trimestre de 2026. La decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de cortar la asistencia a Kiev hace que el grueso del esfuerzo financiero recaiga directamente sobre los hombros europeos.

«Todos queremos que esta guerra termine. Pero una paz duradera depende de una Ucrania fuerte e independiente. A día de hoy, Vladimir Putin sigue creyendo que puede aguantar más que nosotros. Sigue pensando que, con el tiempo, Rusia puede lograr sus objetivos en el campo de batalla. Es un claro error de cálculo«, advirtió Von der Leyen.

«Ahora es el momento de dar un nuevo impulso, desenmascarar los cínicos intentos de Putin de ganar tiempo y llevarle a la mesa de negociaciones. Debemos seguir elevando el coste de la guerra para Rusia».