A Jurema Martín Lemiña, conocida artísticamente como Pelofuego, le gusta «provocar una reacción emocional y personal en el espectador». Este viernes, 14 de noviembre (19. … 00), inaugura en el palacio Aranburu su exposición ‘El despertar del reino oculto’, donde muestra seres simbólicos, antropomórficos, que intentan representar la trayectoria interna del ser humano. La artista tolosarra propone un recorrido fascinante a través de sus animales cautivadores y oníricos, que hacen que el espectador salga de la sala lleno de sugerencias y preguntas que no siempre tienen respuestas.

«Intento no sólo plasmar el presente con mis creaciones, sino también reflejar las emociones que quedaron en su subconsciente», asegura Pelofuego, que debe su nombre artístico al color de su pelo. Cuenta que un amigo suyo, cuando era más joven, al ser pelirroja, le llamaba de manera cariñosa con esta palabra y a ella le gustó cómo sonaba; por eso decidió adoptarla como su denonimación artística.

Jurema es multidisciplinar, tiene capacidad para trabajar con distintos materiales y formas, pero tiene claro que lo que más le llena es la cerámica. «Los trabajos pictóricos son en dos dimensiones y el pasar a las tres que supone la escultura creo que, como artísta, te permite expresarte mucho mejor», aseguraba a este periódico durante la anterior parada de esta misma exposición en la sala Biteri de Hernani.

«Toda persona tiene un animal espiritual que puede ir cambiando a lo largo de su vida y reflejar así su evolución interna»

Sobre los seres que aparecen en la muestra, esta artista dice que siempre ha sentido un gran vínculo con los animales, pero en esta ocasión las muestra de manera antropomórfica. Esas imágenes, así como las referencias al arte gótico, están presentes tanto en sus obras pictóricas como en las pequeñas esculturas de cerámica. «Me gusta porque utiliza mucho el simbolismo y yo busco contar historias», explicaba la artista tolosarra.

La exposición, que podrá verse hasta el 13 de diciembre, reúne cerca de cuarenta obras de arte, entre esculturas de cerámica y pinturas al óleo y acrílico. Son fruto del trabajo de los últimos años y destacan especialmente las pinturas de gran tamaño y las esculturas de gran carga simbólica y emocional.

Pelofuego inició esta serie en 2019 analizando la transformación personal a través de seres simbólicos que representan la trayectoria interna del ser humano. Según la artista, «toda persona tiene un tótem o animal espiritual que puede ir cambiando a lo largo de su vida, reflejando su evolución interna». Así, su obra no sólo plasma el presente, sino también las emociones que quedaron en su subconsciente.

El objetivo de la exposición es provocar una reacción emocional y personal en el espectador. Pelofuego entiende su obra como un diálogo: las obras de arte son interpretadas por cada espectador a partir de su experiencia personal, creando nuevos significados y enriqueciendo el debate artístico. Pelofuego crea, en fin, obras profundamente personales, influenciadas por sus propias experiencias y vivencias. A través de sus manos, la artista se da cuenta de que su obra no solo plasma el presente, sino también las emociones que quedaron en su interior, provocando la respuesta emocional.

La muestra podrá verse de martes a sábados, de 17.30 a 20.30 horas.