Carlos Alcaraz afronta este jueves su partido decisivo de la fase de grupos de las ATP Finals contra Lorenzo Musetti con la posibilidad de asegurar el número 1 del ranking ATP al cierre de 2025.
El murciano lleva dos victorias sin derrotas en el Grupo Jimmy Connors y depende exclusivamente de sí mismo para culminar un año excepcional de 69 triunfos y ocho títulos, incluyendo Roland Garros y el US Open.
Sin embargo, lo que verdaderamente ha capturado la atención de especialistas y aficionados en Turín es la evolución del español en un golpe que hasta hace unos meses representaba su punto débil relativo: el revés paralelo.

Este recurso, trabajado intensamente durante la recta final de temporada junto a Juan Carlos Ferrero y Samuel López, se ha convertido en el arma que está catapultando a Alcaraz hacia el cetro mundial.
Resultados medibles
El debut ante Alex de Miñaur en el Inalpi Arena dejó cifras elocuentes. Alcaraz ejecutó 11 golpes ganadores de revés con una velocidad media de 108 km/h y registró una calificación de rendimiento de 8.8 sobre 10 según Tennis Insights, convirtiéndolo en su tercer mejor partido del año con ese golpe específico.
Solo contra Brandon Nakashima (9.47) y Taylor Fritz en Tokio (9.42) había exhibido un nivel superior.
Carlos Alcaraz, durante las ATP Finals
Reuters
La comparación reciente resulta reveladora: en el Masters 1.000 de París, apenas semanas atrás, Alcaraz logró únicamente seis ganadores de revés en tres sets. El salto en Turín ha sido evidente. De Miñaur, tras caer por 7-6 y 6-2, reconoció: «Cuando está golpeando su revés paralelo como ha hecho es la señal de que está jugando con mucha confianza. Estuvo increíble por ahí».
Contra Fritz, Alcaraz desplegó de nuevo ese arsenal renovado. Los análisis técnicos coinciden: el español empleó el revés como herramienta fundamental para desestabilizar a un Fritz que lo había vencido en septiembre. El estadounidense admitió: «No sé si alguna vez ha habido un partido donde alguien haya elegido el lado correcto en bolas cortas contra mí más veces».
La filosofía del nuevo revés
La transformación no es casual. «Es algo en lo que hemos puesto mucho hincapié. En no ser siempre muy predecible tirando cruzado, sino hacerlo en momentos en los que el otro no se lo espera. Es un golpe donde normalmente el rival va cruzado, y ahí puedo coger la derecha, que es donde me siento muy cómodo. Lo hemos estado trabajando mucho y creo que está dando muy buenos frutos en este torneo», explicó tras vencer a Fritz.
El concepto es sutil: romper el patrón de intercambio (revés cruzado a revés cruzado) para forzar al oponente a defender desde su derecha, donde Alcaraz puede desatar su golpe más letal.
Los números avalan la estrategia: frente a De Miñaur, cuando el australiano intentaba abrir la pista con su derecha paralela, Alcaraz respondía con el revés en la misma dirección, colocándose en posición ganadora en el 38% de las ocasiones. En contraste, De Miñaur solo logró posicionarse favorablemente en dos de 15 intentos.
Contra Fritz, la efectividad se mantuvo. El español ganó 23 de 26 visitas a la red (88.5%), muchas preparadas por reveses paralelos que obligaban al rival a intentar pases desesperados. El resultado: triunfo por 6-7, 7-5, 6-3, su primera remontada en tres participaciones en las ATP Finals tras perder el primer set.
Desde abril, Alcaraz introdujo modificaciones mecánicas en su revés. El ajuste principal consistió en iniciar el golpe con la raqueta más baja, eliminando una fase intermedia. «Empecé a cambiar un poco el movimiento, la técnica, comenzando un poco más bajo, así que sentí que era capaz de jugar con más topspin y era más seguro para mí con el tiro», explicó en Montecarlo.
El analista Hugh Clarke observó que Alcaraz encontró un «punto medio» entre su técnica antigua y la nueva: brazos más rectos y bajos que en 2023, pero recuperando posición de poder en la cabeza de la raqueta comparado con Australia. Esta síntesis se consolidó en el tramo final del año.
Federer en versión española
Alcaraz sorprendió en Turín con golpes de revés a una mano evocando a Roger Federer. Durante el primer set contra Fritz, con 4-4, ejecutó un paralelo a una mano que dejó atónito al público. Este recurso demuestra la profundidad de su repertorio técnico y su capacidad para improvisar bajo presión.
Ambos comparten estructuras de grip conservadoras en la derecha (cercanas a la empuñadura eastern), facilitando golpes con efecto cortado sin cambios bruscos.
La victoria ante Fritz representó su 50ª victoria contra un rival del Top 10, hito alcanzado en apenas 73 enfrentamientos. Solo Jimmy Connors (69 partidos) y Boris Becker (71) lo lograron en menos encuentros desde 1973. A sus 22 años y seis meses, es el tercer jugador más joven, tras Borg (21 años y cinco meses) y Becker (21 años y nueve meses), llegando antes que Nadal, Federer o Djokovic.
Con 69 victorias en 2025, Alcaraz lidera la ATP Race. Su balance de 54 triunfos en 58 partidos es comparable solo a su racha de 24 victorias consecutivas entre Roma y Wimbledon.
El jueves decidirá si Alcaraz certifica el número 1 del año por segunda vez en su carrera (tras 2022) y se convierte en el undécimo jugador logrando esto múltiples veces. Domina a Musetti por 6-1 en el cara a cara, con tres victorias en 2025, todas en tierra batida.
Para que Sinner tenga opciones de arrebatarle el número 1, debe ganar las ATP Finals invicto. Las matemáticas favorecen a Alcaraz, pero sobre todo su revés paralelo, ese arma de Federer que ha tardado años en domar y que ahora exhibe en el momento más decisivo.
«No hay mejor feeling que cuando los planes salen bien», resumió. Y en Turín, los planes están saliendo a la perfección.