Los edificios o bloques «cebra» son un fenómeno reciente en la arquitectura urbana, caracterizados por fachadas de franjas blancas, grises y negras que se ha expandido masivamente en las grandes ciudades replicando el paisaje urbano de muchas periferias urbanas de toda España. En Alicante también ha tenido impacto la moda. Tanto es así que portales especializados como idealista.com llevan meses hablando de su proliferación.
Una mirada a los nuevos barrios de Alicante permite reconocerlos a primera vista: fachadas recubiertas de franjas oscuras (generalmente negras o grises) y franjas blancas, creando un llamativo aspecto a rayas. Una composición visual suele ser monocroma y repetitiva, independientemente de la ciudad o entorno en el que se construyan. Y se caracterizan por utilizar materiales prefabricados, como paneles de hormigón blanco y aluminio o acero lacados en negro.
Son fácilmente replicables, independientemente de si se trata de viviendas de lujo o de VPO. Y por eso están siendo objeto de profundas críticas dentro del sector por la estandarización del paisaje urbano: permiten maximizar la edificabilidad priorizando la eficiencia económica y la reducción de costes por encima de la calidad arquitectónica.
En Alicante se pueden encontrar estos diseños tanto en viviendas protegidas con usos sociales de la Entidad Valenciana de Vivienda y Suelo (EVha) en el barrio degradado de Miguel Hernández como en pisos de alto standing del PAU 5. Pero también en Benalúa, en la Gran Vía, en Condomina, en La Albufereta o en Nou Nazaret, en el vecino municipio de Sant Joan.

Bloques ‘cebra’ en Alicante. A la izda. en el barrio Miguel Hernández y a la dcha. en el PAU 5.
H.F.
Este modelo puede dificultar el trabajo creativo del arquitecto, pues la figura del proyectista queda desplazada por la del promotor inmobiliario, centrado en la rapidez y la rentabilidad. Además, el uso de la producción en masa y elementos prefabricados facilita el ahorro de costes laborales y de materiales, pero limita la innovación. Al final, la ciudad se vuelve homogénea.
Además
Una opinión experta
Emilio Vicedo, presidente del Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante (CTAA), prefiere hablar de este modelo de promoción inmobiliaria desde el punto de vista de un profesional con más de 30 años de trayectoria en la arquitectura, no como presidente del colectivo. «Somos 1.400 arquitectos colegiados y no puedo hablar por todos. Yo mismo acabo de terminar dos edificios y uno sigue ese modelo y otro no».
Aun así, considera que es necesaria una reflexión como la que se hizo ayer en Dénia, en el contexto del Foro Sostre, un encuentro y diálogo de tres jornadas con referentes nacionales e internacionales de la arquitectura abierto a ideas, experiencias y soluciones, desde una diversidad de perspectivas.
«En lo que debemos pensar es en el tipo de vivienda que queremos hacer, qué formato de convivencia queremos. ¿Estamos dando una respuesta adecuada a lo que la gente demanda? Esa es la pregunta que debemos hacernos«, señala Vicedo.

Edificio tipo en el PAU 5 de Alicante.
H.F.
«Yo identifico los edificios ‘cebra’ con una moda más que como un modelo, una moda asociada a las promociones de los grandes fondos, que están sustituyendo en el mercado a los pequeños promotores con las diferentes crisis», asegura el arquitecto. «Se trata de repetir clichés, pero también en los 70 y los 80 se repetían determinados clichés, de otro tipo».
Lo curioso de la tendencia es que es generalizada en el ámbito de la estética contemporánea, en arquitectura, pero también en interiorismo, moda o incluso producción industrial. Sheehan Quirke, en su reciente libro El tutor cultural publicado el pasado mes de octubre por Destino, afirma que «los objetos de nuestro mundo se han vuelto aplastantemente más grises, menos detallados y de apariencia más cuadrada.
«Menos de 10% de los colores de los objetos producidos en el año 1800 estaban en escala de grises, y en 2020 ese porcentaje ha ascendido al 70% (…) el consumismo capitalista es simple: obtén todo lo que puedas al precio más bajo posible (…) Toda decoración genera costes económicos, materiales y temporales (…) Nuestras prioridades económicas están claras: el mundo es gris y sencillo porque no estamos dispuestos a pagar por el color y la forma», prosigue el autor inglés.

Nuevas construcciones en el barrio de Benalúa, junto a Las Harineras.
H.F.
Vicedo analiza la polémica de esta homogeneización desde el punto de vista del arquitecto. «Yo como proyectista soy libre de ejecutar otro tipo de composición, pero el promotor te dice qué es lo que más vende, porque ellos lo saben. Cada vez hay menos concursos públicos y esto hace que cada vez se innove menos. El promotor privado es un empresario que invierte y quiere vender, no quiere arriesgar, no se plantea ninguna arquitectura experimental», destaca el arquitecto.
Además, respecto al proceso de «industrialización» de la arquitectura que representa el modelo de los edificios ‘cebra’, el presidente del Colegio alicantino asegura que «hoy por hoy solo representa un 5% de las viviendas que se están haciendo (edificios industrializados al 100%). Otra cosa es que se utilicen determinados elementos prefabricados. Pero no necesariamente esto hace las viviendas más baratas aunque pueda ahorrar tiempo».