Una buena forma de recorrer Oviedo es fijándose en la gran cantidad de estatuas que pueblan sus calles y que convierten la ciudad en un gran museo de arte urbano.

Quienes visitan la ciudad se quedan sorprendidos por su patrimonio; un tranquilo paseo por sus calles se transforma en una experiencia en la que arte, historia, tradición y modernidad se dan la mano mostrando una ciudad diferente.

Un recorrido por el arte de Oviedo que puedes disfrutar a pie de calle o en el podcast que tienes a continuación o a través de este enlace

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Los mensajes ocultos en las estatuas de Oviedo

El Campo San Francisco, el pulmón verde de Oviedo, oculta algunas de estas figuras representativas como el monumento de Clarín de Víctor Hevia, «que representa un busto del escritor Leopoldo Alas «Clarín», autor de «La Regenta», una de las novelas más importantes del siglo XIX, ambientada en la ciudad de Oviedo, a la que el escritor llamó Vetusta», cuenta Miguel Ángel Fernández, coordinador de actividades de la concejalía de hostelería, turismo y congresos del Ayuntamiento de Oviedo.

Detalle del busto de Leopoldo Alas "Clarín", en el Campo San Francisco

Detalle del busto de Leopoldo Alas «Clarín», en el Campo San Francisco / Pablo Solares

También en esta localización y con la firma de Víctor Hevia, se encuentra «José Tartiere». Una pieza que representa a este empresario clave en el desarrollo industrial asturiano, sentado entre unas figuras del escultor Álvarez Laviada. José Tartiere fue un empresario que contribuyó al desarrollo industrial asturiano.

La Maternidad, de Botero

La Maternidad, de Botero / Pablo Solares

Aunque sin duda, es la estatua de «Mafalda» de Pablo Irrgang, el personaje más buscado por todos lo que pisan el Campo San Francisco. «La protagonista del cómic creado por el humorista gráfico argentino Quino, le valió en 2014 el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Representa a una niña preocupada por la humanidad y la paz mundial que se rebela contra el mundo legado por los mayores», indica Fernández.

La plaza de la Escandalera, otro de los puntos emblemáticos de la ciudad, es también el escenario donde se dan cita figuras «de importantes artistas como «La Maternidad» de Fernando Botero. Una escultura de gran tamaño que representa a una mujer con su hijo en brazos, ambos desnudos y con una volumetría característica de las obras de Botero, o «Asturcones» de Manolo Valdés. Un conjunto de tres caballos asturcones a tamaño natural y que en su día fueron muy valorados por los romanos».

Monumento a José Tartiere en el Campo San Francisco

Monumento a José Tartiere en el Campo San Francisco / Pablo Solares

Los alrededores del teatro Campoamor también albergan parte de este museo urbano de Oviedo. Concretamente, en la plaza del Carbayón «destacan «La Concordia», de Esperanza D´Ors. Está formado por siete figuras, cuatro mujeres y tres hombres desnudos que avanzan unidos mirando al frente. Cerca del Campoamor también está «La Pensadora» de José Luis Fernández. Se trata de una mujer sentada con las piernas cruzadas, la cabeza sostenida por su mano derecha y la mirada perdida en actitud pensativa», añade Fernández.

La concordia

La concordia / Pablo Solares

Y del Campoamor nos vamos a otro de los sitios más fotogénicos de Oviedo, la plaza de El Fontán, donde descansa «La Bella Lola», de Carmen Fraile. «Esta figura es una réplica de otra existente en el Paseo Marítimo de Torrevieja, ya que es un regalo que ese Ayuntamiento hizo a Oviedo por su hermanamiento. La figura es un homenaje a las mujeres vinculadas al mar, tanto a aquellas que esperaban a que sus familiares regresasen de la pesca, como a aquellas madres o esposas que esperaban el regreso de sus hijos emigrados a ultramar».

Estatua de Mafalda, en el Campo

Estatua de Mafalda, en el Campo / Pablo Solares

Estas son solo algunas de las esculturas con las que cuenta la ciudad y que forman parte del paisaje habitual y cotidiano de los ovetenses.