Todo se desencadenó con una pregunta de un alumno. Si José Ruiz Blasco, su padre, fue su primer profesor y le enseñó las bases de … la pintura, ¿por qué se le desprecia tanto cuando se le relaciona con el autor del ‘Guernica’? Ese cambio de concepto en la habitual línea argumental de ‘matar al padre’ cuando se habla del malagueño es una de la líneas argumentales de ‘Memoria y deseo’, la gran exposición que desde este jueves transforma la principal sala temporal del Museo Picasso Málaga (MPM) para albergar 112 piezas procedentes de museos de Europa y Estados Unidos y que tiene como principal reclamo el óleo ‘Estudio con cabeza de yeso’ (1925), que atrapa al visitante nada más entrar. Una obra procedente del MoMA de Nueva York que, efectivamente, alude al padre con ese busto central de escuela de Bellas Artes, pero que también es una obra radicalmente surrealista que influyó en autores de su tiempo como Dalí, García Lorca y Joaquín Peinado.

El padre de Picasso, en clase, rodeado de bustos de yeso y modelos para aprender a dibujar.

El padre de Picasso, en clase, rodeado de bustos de yeso y modelos para aprender a dibujar.

SUR

«A José Ruiz Blasco se le ha vituperado al presentarlo como un pintor al que le gustaban los toros y el flamenco, como si era fuera malo, para apartarlo de su hijo», ha asegurado en la presentación Eugenio Carmona, catedrático de Historia del Arte de la UMA y comisario de la exposición, que se ha preocupado por reconstruir aquella relación que no era tormentosa, como lo dibujaban los críticos, para trazar la ineludible influencia artística que tuvo el padre en el joven Pablo Ruiz Picasso. Una recuperación de la figura del progenitor que se rastrea en obras de formación en las que el malagueño trata de atrapar el rigor académico de los modelos de yeso que también preside su obra de 1925 o en las fotos y retratos de José, entre los que no pasa desapercibida una pequeña instantánea del pintor y profesor de dibujo en una de sus clases rodeado de bustos blancos. O en la imágenes que el propio Picasso encargó a su amiga y reportera Lee Miller en su viaje a Málaga en los años 50 para que le fotografiara la sala en la que su padre daba clases, el palomar del actual Ateneo de Málaga. Unas fotos en las que los protagonistas también son los yesos artísticos.

La obra surrealista de Picasso procedente del MoMA de Nueva York influyó en autores de su tiempo, como Dalí, García Lorca y Joaquín Peinado

Esa influencia del maestro en su hijo se ve de forma gráfica en la exposición hasta llegar a esa alusión al padre con el busto que ocupa el centro de la tela protagonista ‘Estudio con cabeza de yeso’. «Como le confesó Picasso a Brassai: ‘Cada vez que dibujo a un hombre, pienso, sin querer, en mi padre’», ha recordado el propio Carmona que, en su recorrido por la exposición, también ha puesto el acento en las imágenes del fotógrafo húngaro del estudio del malagueño en Boisgeloup, con los moldes blancos de sus esculturas que son una versión actualizada de las estancias en las que daba clase su padre. Un pintor que también transmitió el interés por la tauromaquia a Picasso, cuya obra no se entendería sin este legado paterno.

Surrealismo picassiano

Junto a la rehabilitación de la relación paterno-filial picassiana, ‘Memoria y deseo’ convierte ‘Estudio con cabeza de yeso’ en el centro de la exposición para convertirla en un emblema del autor malagueño en los años 20. Y de nuevo, el comisario vuelve a ese busto para señalar como Picasso adopta las tesis de las vanguardias y, particularmente, del surrealismo al «resignificar» esa figura y descomponerla a su vez en tres rostros sucesivos, el último una sombra sin que exista un foco de luz. «Esta obra empezó siendo un bodegón que quería ser un homenaje a su figura paterna y su enseñanza en las Bellas Artes, pero a Picasso le estalló sobre la tela y se convirtió en una obra convulsiva que se desdobló en diversos perfiles», ha explicado Carmona que ha impregnado la propia sala temporal del MPM con este óleo al replicar el azul noche de la sombra dibujada por el malagueño en las paredes del propio museo. Un tono que le da a la exposición un color corporativo imponente.

Obra de Dalí de 1926 que se apropia del óleo de Picasso 'Estudio con cabeza de yeso' (1926).

Obra de Dalí de 1926 que se apropia del óleo de Picasso ‘Estudio con cabeza de yeso’ (1926).

Migue Fernández

«Picasso fue feliz en esta época, pero por contra su pintura se volvió desasosegada porque reconoció el signo de los tiempos»

Eugenio Carmona

Comisario de la exposición

A partir de la pieza central, ‘Memoria y deseo’ exhibe como otros artistas internacionales, caso de Giorgio de Chirico, Fernand Léger, Jean Cocteau, Man Ray y René Magritte, también retoman desde sus postulados este mismo tema del modelo de yeso y la multiplicidad, dando una especial importancia al homenaje directo que hace Dalí al año siguiente en ‘Naturaleza muerta al claro de luna malva’ (1926) -«La apropiación que hace de Picasso es prodigiosa», dice el comisario- y el que también realiza Federico García Lorca en su dibujo ‘El beso’. «El emblema del busto y la sombra como una nueva subjetividad la introduce Dalí en al arte español del siglo XX y llega a Moreno Villa o Joaquín Peinado que son creadores que hay que recuperar en proyectos internacionales», ha destacado Eugenio Carmona que, tras sus exposiciones en el Reina Sofía y otros museos internacionales, realiza su primera muestra comisariada en el MPM desde su inauguración hace más de dos décadas.

Foto de Lee Miller del aula del padre de Picasso en Málaga, que hizo en los 50 por encargo del pintor.

Foto de Lee Miller del aula del padre de Picasso en Málaga, que hizo en los 50 por encargo del pintor.

Migue Fernández

El especialista en Picasso, que ha contado con el apoyo de los investigadores Pablo Rodríguez y Pablo Salazar en esta muestra, también ha revelado que el título de la exposición alude directamente al poema de T.S Elliot: «Abril es el mes más cruel, engendra lilas de tierra muerta, mezcla memoria y deseo». Un verso que cantó hace años Danza Invisible y que, en este montaje, habla de la memoria para aludir al pasado y se refiere al deseo para hablar del futuro. Dos conceptos que también manejó Picasso que, según el comisario, vivió en estos años 20 un tiempo plácido con Olga Khokhlova en contraposición a un ambiente social conflictivo con el ascenso de los regímenes totalitarios en Europa y, a la vez, los movimientos de emancipación de la mujer y las primeras protestas anticolonialistas.

La última obra de la muestra, 'Bodegón con minotauro y paleta', alude a la guerra civil española.

La última obra de la muestra, ‘Bodegón con minotauro y paleta’, alude a la guerra civil española.

Migue Fernández

«Picasso fue feliz con su mujer y con su hijo en esta época, pero por contra su pintura se volvió desasosegada porque reconoció el signo de los tiempos», ha argumentado el comisario. Un ambiente que también se ve en la exposición y de forma más que evidente en la última obra que cierra el recorrido, ‘Bodegón con minotauro y paleta’ (1938), que también enlaza con ‘Estudio con cabeza de yeso’. «Está fechada en el momento que se está produciendo la derrota de la Batalla del Ebro y la República ha perdido toda esperanza de ganar la guerra, por lo que Picasso sustituye el busto sobre la figura de su padre por un emblema de la cultura española como es el toro», ha ilustrado Eugenio Carmona para cerrar la que es la gran exposición del año del MPM.

Carlos García, Cristina Rico, María Esperanza O'Neill, Miguel López-Remiro y Eugenio Carmona.

Carlos García, Cristina Rico, María Esperanza O’Neill, Miguel López-Remiro y Eugenio Carmona.

Migue Fernández

La exposición cuenta también con una instalación sobre el cuaderno preparatorio de la obra de 1925 a la que le ha puesto voz el barítono Carlos Álvarez, además de préstamos internacionales procedentes del Louvre, Peggy Guggenheim, Centro Pompidou, Reina Sofia, Picasso de Barcelona y París, Museo de Málaga y Casa Natal, según ha precisado la viceconsejera de Cultura de la Junta de Andalucía, María Esperanza O’Neill; que ha estado acompañada de la directora de Actividades y Comunicación de Fundación Unicaja, Cristina Rico.

Por su parte, el director del MPM, Miguel López-Ramiro, no ha ocultado su entusiasmo por esta nueva exposición que ha definido como un «templo» en doble sentido. Por la «grandeza» de las salas diáfanas con la obra colgada y porque el recorrido artístico del más de centenar de piezas componen una «enciclopedia artística del siglo XX». Así, se ha felicitado por esta primera muestra en ‘casa’ de Eugenio Carmona, que con este montaje ha traspasado las fronteras del museo para convertirlo en «un templo en torno a Picasso».