Ramón Albertus

Viernes, 14 de noviembre 2025, 00:46

«No recuerdo las sirenas, pero sí llevarle el bocadillo a mi padre a la puerta». Así evoca Zuriñe López de Sabando aquellos años en los que el sonido marcaba el ritmo de las fábricas de Vitoria. En el documental ‘De chica en la máquina’, la cineasta rescata la memoria de las mujeres que trabajaron en Fournier. «Eran más que naiperas», precisa sobre este cortometraje que se presenta este viernes 14 de noviembre en el Museo Bibat (19.00 horas, entrada libre).

A través de tres trabajadoras de distintas generaciones, López de Sabando teje un relato que busca acercar las vivencias dentro y fuera de la emblemática fábrica de Naipes Heraclio Fournier. «Mi padre trabajó allí hasta su jubilación y mi madre también durante doce años», explica la directora, que ejemplifica así el peso que tuvo la empresa en la vida de la capital alavesa. El propósito inicial era hablar de cómo a partir de los años cincuenta se produjo en Vitoria un potente proceso de industrialización, que atrajo población del entorno rural y propició la incorporación de muchas mujeres al trabajo asalariado. Aquellas jóvenes se sumaban a la industria en un mundo en plena transformación.

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Fotogramas y documentos del documental ‘De Chica en la Maquina’, producido por Huts Laborategui

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¿Qué pasaba con esas mujeres que dejaban el campo para instalarse en la ciudad? ¿Cómo fue su entrada en aquellas empresas? Estas preguntas impulsaron el proyecto, protagonizado por Mari Carmen Sainz Espinosa, Begoña Anguiano Alfonso y María del Carmen Ramos Orúe, trabajadoras de Fournier en distintas etapas.

Precisamente Mari Carmen Sainz, madre de la directora, abre el documental con su viaje desde Peñacerrada a Vitoria. El título, ‘De chica en la máquina’, procede de una antigua «categorización» laboral de la propia empresa, que articula el testimonio de Sainz. «Cuando escuché por primera vez el puesto de ‘chica de la máquina’ me llamó la atención por la carga del nombre y quise buscar a mujeres que hubieran tenido ese empleo. Resultó que estaba en mi propia familia porque mi madre lo había sido», cuenta López de Sabando, que contó con la colaboración del historiador Aritza Sáenz del Castillo, autor de ‘Emakume kartagileak. Memoria bizia (Naiperas. Una memoria viva)’.

Otras denominaciones de la época, como ‘oficios complementarios femeninos’, también resultan hoy reveladoras. La cinta aborda cuestiones como la desigualdad de género, la transformación urbana o el fenómeno de la deslocalización industrial. «Durante mucho tiempo, ellas no podían superar cierto sueldo. La brecha salarial era muy marcada, y en Fournier un peón cobraba más que una mujer con un trabajo especializado», señala la cineasta, que dio sus primeros pasos en el Taller de Vídeo de la Escuela de Artes y Oficios.

Desde los inicios de la fábrica de naipes, fundada por Heraclio Fournier en 1870, las mujeres formaron parte esencial del personal. En varias etapas, incluso, llegaron a superar en número a los hombres. Para López de Sabando, incorporar voces de distintas generaciones permitía reflejar el tránsito entre el «proceso industrializador» y la «entrada del neoliberalismo» en los años noventa, y cómo esos cambios afectaron a la vida cotidiana.

El montaje alterna imágenes actuales de la ciudad con material de archivo, en un diálogo entre pasado y presente. El vitorianismo del documental, producido por Huts Laborategia, se subraya también en su banda sonora, con una gran versión de ‘La paloma’, de Sebastián Iradier, interpretada por Itziar Yagüe, Paul San Martín y Fran Serrano.

Cambios industriales

‘De chica en la máquina’ es el segundo cortometraje en el que la familia inspira la labor creativa de López de Sabando. En ‘Genoma’ (2019) partía de la enfermedad que padeció su hermano Aitor, la distrofia muscular de Becker.

El documental se suma a una serie de actividades y homenajes que reivindican el papel de las naiperas como primer colectivo de mujeres asalariadas de Vitoria, protagonistas también de movilizaciones laborales en el siglo XX para reclamar igualdad y acceder a puestos hasta entonces reservados a los hombres.

En esa línea, el Ayuntamiento de Vitoria creó el pasado año el premio ‘Naiperas’, que distingue a personas, colectivos y entidades comprometidas con la igualdad de género y la lucha contra la violencia machista. A ello se añaden la reciente publicación del libro ‘Los Fournier. La aventura de los naipes’, de Paz Larrumbide; la edición de una baraja conmemorativa junto con la Escuela de Artes y Oficios y la exposición ‘Naiperas. Una memoria viva’, que el Bibat acogió hace tres años.

La memoria emocional sigue muy presente. «La sirena sonaba más que ninguna», se dice en el documental. «La vida del barrio giraba alrededor de Fournier: las entradas, las salidas, cuándo se hacían las compras, cuándo no, cuándo se salía a tomar algo después de la fábrica. Todo eso ahora se ha olvidado porque la industria está fuera», reflexiona López de Sabando, que residía en San Cristóbal. El cierre de la sección de Artes Gráficas en los años noventa simbolizó el final de una época y fue «traumático», recuerda. «Ellas cuentan cómo vienen los americanos, compran, hacen cuentas y cierran».

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