Las miles de personas que cada día transitan en coche por la AP-7 apenas reparan que, casi a mitad de camino entre Barcelona y Girona, unas construcciones de piedra vigilan al valle por donde corre el río Tordera. Son una línea de murallas con sus torres y las ruinas de un castillo que fueron claves en episodios como las invasiones napoleónicas. Este municipio, de solo 3 km2, es el más pequeño de la comarca gironina de La Selva, pero como dicen en el ayuntamiento local, “aquí hay mucha historia concentrada”.

 

Y se comprueba cuando se lo visita, donde en un par de horas se pueden conocer cómo la fortaleza ubicada en un terreno elevado y los muros que protegen al núcleo son un puente hacia el pasado; una sensación que se tiene en otros pueblos de Cataluña como sucede con Monells, que incluso se usó como escenario de películas. 

 

El castillo de HostalricHostalric
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El castillo se considera una obra maestra de la ingeniería militar.

Uno de los primeros detalles que llama la atención cuando se deja el coche en la parte nueva de Hostalric, o al descender del tren que comunica con Barcelona, son las murallas construidas en roca basáltica, que con sus torres con almenas, recuerdan la importancia que tuvo como plaza fuerte a lo largo de su  historia. Así lo precisan en la web de Turismo local, que dice que el pueblo «conserva uno de los legados monumentales más notables de la época medieval catalana».

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Antes de traspasar por la Puerta de Barcelona y derivar por el pueblo, se sugiere desviarse y pasar un buen rato recorriendo las ruinas del castillo. Construido en la cima de un antiguo volcán, fue la fortaleza con que los vizcondes de Cabrera (con una fuerte influencia política en la región) controlaban el tránsito de mercaderías y personas que transitaban por el antiguo Camino Real.

 

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La resistencia ante los francesesHostalric
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La resistencia de los defensores de Hostalric fue épica.

Una serie de sucesos bélicos han incrementado la capacidad de resistencia del baluarte, como fue la reforma que Francisco de Santa Cruz hizo en 1713 por la Guerra de Sucesión, lo que quedó demostrado un siglo después en la Guerra del Francés. Gracias a que fue construido sobre un terreno irregular, su asalto era poco menos que una misión imposible, ya que el conjunto también tenía recursos como una galería a prueba de bombas que era una proeza de la ingeniería militar.

 

Hostalric fue vital para que Girona frene la avanzada napoleónica, por lo que en noviembre de 1809 el alto mando francés decidió enviar 4.000 soldados para que arrasen el pueblo a sangre y fuego. Pero el castillo, con la mitad de fuerzas que los atacantes, logró resistir seis meses más, a pesar de las miles de bombas que cayeron y del desesperante cuadro de hambre y enfermedades entre los defensores.

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La visita al castillo

 

Hostalric
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Varios sectores de la muralla se han adaptado como viviendas.

Era tan importante el castillo que los franceses permanecieron allí cuatro años más, y fue una de las últimas plazas militares que abandonaron en su retirada de España. Tras la Guerra Civil el conjunto fue abandonado y con los años fue invadido por la vegetación, hasta que el traspaso a manos del ayuntamiento hace 22 años lo recuperó como conjunto museístico.

 

Aunque buena todo el castillo está en ruinas, es posible distinguir secciones en buen estado como los baluartes de Santa Tecla y del Diente de Sierra, el polvorín y la plaza de armas, la torre del reloj, el cuerpo de guardia y el portal principal. En la oficina de Turismo organizan visitas guiadas, pero tienen más color las teatralizadas, que en una hora y media permiten viajar por el pasado de Hostalric a través de una dramatización donde el amor se mezcla con la historia.

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Paseando por HostalricHostalric
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La puerta de Barcelona fue reconstruida un poco atrás de su ubicación original.

Al bajar al pueblo, seguramente llamará la atención el buen estado de su acceso principal, la Puerta de Barcelona. Esta es una de las dos entradas que quedan de las cuatro originales, y si se ve con tan buena presencia, es porque fue reconstruida en 1969 (aunque un poco más atrás de su primer emplazamiento). La otra puerta, la de Les Horts, sí que se conserva tal como fue levantada. Se encuentra al final de la calle del Forn, porque allí se encontraba el horno comunitario (que aún existe, aunque está inutilizado).

 

El casco histórico de Hostalric se conforma por una calle (la Mayor, luego llamada Ravalet) que corre paralela a los 600 metros de muralla, y a lo sumo, una segunda arteria (Verger del Socors) que la acompaña brevemente. Entre ellas, muy cada tanto se cruzan pequeñas callejuelas o se hace espacio con alguna plaza seca. Las viviendas tienen varias décadas a sus espaldas, algunas con más de un siglo a cuestas. Pero los que sí son veteranos testigos de la historia local son las diez torres que vigilan el conjunto, algunas cilíndricas y otras semicilíndricas, que se pueden enlazar a través de un tramo del antiguo camino de ronda.

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Las tres torres

 

Hostalric
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Las torres y los lienzos de muralla recuerdan el pasado medieval del pueblo.

 

De ellas, las más destacadas son la del Convento, la de los Frailes y la de Ararà. La primera, del siglo XVII, consta de dos plantas y es un poco más baja que las otras. En su interior se ha habilitado un espacio donde se realizan exposiciones de arte y fotografía.

 

La segunda se eleva a 33 metros, con una moderna escalinata de metal que la rodea como si fuera una serpiente. De hecho, es una de las torres más grandes que se pueden encontrar en los territorios de la antigua Corona de Aragón, y dentro de sus muros hay una muestra permanente sobre la historia del pueblo: una planta se dedica al Hostalric en la Edad Media, otra a la casa de Cabrera y su vizcondado, y la tercera a las guerras napoleónicas. Y si se tiene la oportunidad, no dejen de hacer el esfuerzo para subir al mirador, las vistas lo justifican.

 

En cuanto a la tercera, su nombre se debe a la vivienda en que estaba adosada. Conocida como la Torre de la Cárcel o del Homenaje, es la segunda más alta, con 22 metros. Llama la atención la estética de almenas medievales, y gracias a la restauración que hubo en los ’90, también es posible subir a su parte superior.

Castell Raymat DdelVal 0476m

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La iglesia y la cuevaHostalric
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La iglesia de Santa María fue destruida por los franceses y reconstruida al poco tiempo.

 

Otro edificio histórico en este pueblo es la iglesia de Santa María, que data del siglo XV pero seguramente ha heredado la estructura de un templo anterior, documentado desde 1280. A pesar de haber sido destruida por los franceses y quemada en la Guerra Civil, ha sido reparada una y otra vez para que actualmente se presente con su estilo gótico tardío, con un campanario cuadrado y diversos detalles barrocos.

 

 

Una curiosidad es la Cueva del Rellinguer: excavada directamente en la arenisca, hay que recorrer 26 metros por dentro para llegar a una sala ubicada a seis metros de profundidad. Según los estudios históricos, allí se reunían las familias judías para profesar su fe en el siglo XIV, época de persecuciones y pogromos en toda Cataluña.

 

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Sobre la Plaça dels Bous, el punto de reunión social de la localidad, está el bar El Sifó. Es un bar de pueblo como cualquier otro, pero desde los ventanales del salón se pueden tener unas hermosas vistas del pequeño valle que crea el río Tordera allí abajo, un entorno entre rural y boscoso ideal para realizar caminatas, y coronar la visita al pueblo de Hostalric.