Hace tres días, la comunidad científica volvió a posar su mirada en el cometa interestelar 3I/ATLAS. Tras superar su perihelio –el punto más cercano al Sol– el pasado 29 de octubre, varios expertos advirtieron sobre la posible desintegración del objeto celeste.
«¿La drástica pérdida de masa y el aumento de brillo de 3I/ATLAS en el perihelio fueron evidencia de su desintegración? La fragmentación habría aumentado la superficie de su material. Dado que la relación superficie/masa es inversamente proporcional al radio característico de los fragmentos, un aumento de la superficie de al menos un factor de 16 requiere que 3I/ATLAS se fragmentara en al menos 16 pedazos iguales, y probablemente muchos más», detalló en uno de sus últimos anuncios el astrofísico de Harvard, Avi Loeb, quien ha protagonizado un seguimiento casi diario de las novedades del cometa.
De hecho, en palabras de Loeb, esta fragmentación significaría que 3I/ATLAS explotó en el perihelio: «Estamos presenciando el espectáculo resultante. En otras palabras, la imagen más reciente implica que 3I/ATLAS fue diezmado por el calor del Sol si se trata de un cometa natural».
Sin embargo, ni tres días después de esta noticia la situación habría dado un giro de 180 grados. El propio Loeb, a través de un nuevo mensaje compartido en Medium, habría señalado que 3I/ATLAS no se desintegró cerca del Sol. Para ello, Loeb utilizó las imágenes tomadas el 11 de noviembre por David Jewitt y Jane Luu gracias al Telescopio Óptico Nórdico, cuyo espejo primario tiene un diámetro de 2,56 metros, y que se encuentra en La Palma, Islas Canarias.
Nuevas imágenes de 3I/ATLAS del Telescopio Óptico Nórdico del 11 de noviembre de 2025. El chorro apunta hacia el SolDavid Jewitt y Jane Luu
Tal como señala el astrofísico, 3I/ATLAS continuaría siendo un cuerpo único con una anticola orientada hacia el Sol tras superar el perihelio.
«Dados los chorros de gran tamaño observados recientemente, el hecho de que 3I/ATLAS siga siendo un solo cuerpo resulta sorprendente para un cometa natural», señaló Loeb hace escasas horas.
En el caso de 3I/ATLAS, este ha exhibido una sublimación –proceso por el cuál su hielo se convierte directamente en gas al acercarse al Sol– realmente inusual. Por ello, los cálculos de Loeb detallan que en la gran mayoría de cometas naturales, el hielo suele concentrarse en zonas localizadas que ocupan solo una pequeña parte de la superficie total.
Por eso, los valores calculados resultan incompatibles con la idea de que 3I/ATLAS fuera un solo cuerpo intacto. Es decir, es más probable que se fragmentara en múltiples pedazos durante su paso cercano al Sol. De esta manera, las últimas imágenes captadas del cometa no hacen sino aumentar el gran misterio que lleva generando desde que fuera descubierto a principios de julio.
«Esto plantea una nueva anomalía en 3I/ATLAS que debe ser explicada por quienes pretenden ocultar las anomalías de 3I/ATLAS bajo la alfombra del conocimiento tradicional sobre cometas del sistema solar, en lugar de considerar alternativas. Los propulsores tecnológicos que dirigen sus gases de escape hacia el Sol acelerarían alejándose de él. Esta maniobra posterior al perihelio podría ser empleada por una nave espacial que pretenda ganar velocidad en lugar de frenar mediante la asistencia gravitatoria del Sol», concluye Loeb.
Las últimas novedades del cometa llegan a algo más de un mes de que alcance su punto más cercano con la Tierra. El próximo 19 de diciembre el cometa se situará a unos 270 millones de kilómetros de distancia. Por ello, las siguientes semanas serán clave para el estudio y análisis del tercer cometa procedente del universo profundo tras Oumuamua y Borisov.