Con el fallecimiento de Marie Fredriksson en 2019, a los 61 años, víctima de un tumor cerebral, Roxette se dio por finiquitado, dejando en el limbo un amplio repertorio de canciones muy populares: ‘The look’, ‘Dressed for success’, ‘Listen to your heart’, ‘It must have been love’ (propulsada vía película ‘Pretty woman’), ‘Joyride’, ‘How do you do’, ‘Sleeping in my car’… «Echaba de menos tocar todos esos temas. Después de todo, la mayoría los escribí yo y son como mis bebés», explica el otro 50% del dúo, el guitarrista y cantante Per Gessle, para explicar el retorno de Roxette a los escenarios, con una gira que este domingo recala en el Sant Jordi Club.
El delicado papel de reemplazar a Marie Fredriksson recae en Lena Philipsson, una cantante de larga trayectoria, que representó a la televisión sueca en Eurovisión 2004. Tomó parte en un disco de duetos de Per Gessle (‘Sällskapssjuk’, lanzado el año pasado) y una cosa llevó a la otra. «Me hice la pregunta: ¿podría ella cantar las canciones de Roxette con orgullo? Comenzamos a tocar temas como ‘Fading like a flower’ en acústico, ella y yo, y sonaba muy bien», explica el guitarrista, que había llegado a hablar del futuro de Roxette con Marie Fredriksson cuando el final se avecinaba. «Conversamos al respecto y ella estaba abierta a entender cualquier opción. Yo luego me pregunté si debería seguir, y decidí que sí porque esas canciones significan mucho para mucha gente».
Reconocer las canciones
Para Lena Phlipsson, la misión es compleja. «El público quiere ver a Marie, y ella tristemente ya no está ahí, pero lo hago con mucho respeto por las canciones y por el público. Trato de integrarme en el repertorio siendo yo misma en la medida de lo posible, sabiendo que debo mantenerme fiel a las versiones originales, porque los fans deben reconocer las canciones. Es una gran aventura», explica. Disfruta en particular cantando ‘Listen to your heart’ y un tema tan guitarrero como ‘Sleeping in my car’. «Muy diferente de lo que yo hago normalmente».
Aunque Roxette creara baladas de gran impacto, su sustrato es esencialmente pop, casi power-pop en ocasiones. «Lo mío son las melodías, es lo más importante para mí», destaca Gessle, que se siente un poco distanciado del ‘mainstream’ actual. «Para mí, la música de los 60, 70, 80 y 90 es el Santo Grial. Hoy, lo que sale me suena a más de lo mismo. No se hacen canciones como las de antes, con puentes, medias octavas y modulaciones», observa, pero bromea: «No debería decir eso porque queda claro que me estoy haciendo viejo».
Gessle, de 66 años, cree que Roxette destacó porque «no sonaba ni a Richard Marx, ni a las Bangles, ni a Paula Abdul, ni a otro artista de moda de la época», considera. «Es como Abba: los oyes y sabes que son ellos, con esos arreglos de piano y esa producción tan suya». Ciertamente, Suecia es una potencia en materia de pop, y ahí están cirujanos del estudio como Max Martin y Shellback. «Ya en 1974, el grupo Blue Swede tuvo un éxito en Estados Unidos con ‘Hooked on a feeling’», recuerda. «Y luego vino Abba, que hizo que salieran en el país muchas bandas de pop, como sucedió con los tenistas a raíz del éxito de Björn Borg».
Roxette vuelve, pero con cierta prudencia, solo en los escenarios. «Lena y yo hemos grabado canciones nuevas, pero no vamos a lanzarlas bajo el nombre de Roxette, sino los nuestros, porque no queremos crear confusión», informa Gessle. Su misión es «cuidar del legado de Roxette en concierto», precisa. Directos que arrancaron en enero en Suráfrica, siguieron en Australia y asaltan ahora los escenarios europeos. «Con una banda muy orgánica, más dura que en los discos, sin sonidos pregrabados y cambiando repertorios. Cada noche es única».
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