La actividad solar vuelve a situarse en primer plano tras registrarse esta semana un episodio de notable intensidad que está alterando el comportamiento del campo magnético terrestre. La perturbación, clasificada como una tormenta geomagnética severa, según las previsiones del Centro de Predicción del Clima Espacial de Estados Unidos. Aunque sus efectos más significativos se concentran en las altas latitudes, el fenómeno también está dejando imágenes poco habituales en zonas de España, donde se han avistado auroras en varios puntos del país.
El origen del episodio se encuentra en una potente erupción detectada este martes, cuyo pico se produjo poco antes del mediodía, hora peninsular. Menos de una hora después del estallido, los instrumentos registraron una eyección de masa coronal que se desplazaba inicialmente a unos 1.500 km/s. Este tipo de emisiones, compuestas por nubes de plasma solar, pueden alterar la magnetosfera terrestre cuando alcanzan la Tierra a gran velocidad.
Aunque popularmente se habla de “tormentas solares”, el término técnico es tormentas geomagnéticas, ya que el fenómeno sucede cuando las partículas expulsadas por el Sol impactan en el campo electromagnético terrestre. La NASA detalla que, en los últimos días, se han generado tres eyecciones de material solar responsables de la alteración actual. De acuerdo con el Instituto Geográfico Nacional (IGN), estas perturbaciones pueden prolongarse desde unas horas hasta varios días.
El Sol emite de forma continua partículas que forman el denominado viento solar. Lo habitual es que la magnetosfera actúe como escudo y desvíe la mayoría de ellas, impidiendo que traspasen la atmósfera. Sin embargo, cuando las eyecciones alcanzan una energía suficiente, la estructura magnética de la Tierra puede deformarse temporalmente y desencadenar una tormenta geomagnética perceptible a escala planetaria. La rapidez con la que se reproducen sus efectos depende de la velocidad del viento solar emitido durante el fenómeno.
UN EPISODIO POCO COMÚN
Entre el 11 y el 12 de noviembre se ha producido un episodio de una intensidad poco común. El día 11 se registró una fulguración de clase X5.1, una de las más fuertes observadas en los últimos años, acompañada de una gran eyección de masa coronal. Esta se sumó a otras dos emisiones previas generadas los días 7 y 9 del mismo mes, que alcanzaron la Tierra también el día 11. La combinación de las tres ha sido determinante para el comportamiento especialmente intenso de la tormenta.
El sistema de alertas estadounidense clasifica estos fenómenos en una escala de G1 (menor) a G5 (extrema). La tormenta alcanzó este miércoles el nivel G4 (severa), uno de los escalones más altos. Según las previsiones, la perturbación disminuirá de forma notable el viernes y se espera que sus efectos desaparezcan por completo el sábado.
Este tipo de eventos puede ocasionar incidencias en redes eléctricas, sistemas de navegación por satélite o comunicaciones de radio de alta frecuencia, además de afectar teóricamente a naves espaciales. A la vez, aumenta la probabilidad de observar auroras en zonas donde habitualmente no se producen.
En España, debido a la posición en latitudes medias, el impacto ha sido reducido. Fuentes del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades señalan que, pese a tratarse de la tormenta más intensa de los últimos años, los efectos en el país están siendo “limitados y de corta duración”, sin repercusiones graves sobre infraestructuras o servicios esenciales.
Hasta la llegada del viernes podrían darse interferencias puntuales en la navegación por satélite, con pérdidas leves de precisión en GPS y sistemas GNSS, así como alteraciones muy acotadas en comunicaciones por radio de onda corta o alta frecuencia. No se prevén incidentes en la telefonía móvil, internet o la radio FM.
Mientras la tormenta se acerca a sus últimas fases, varios observatorios han documentado auroras visibles desde distintas zonas del país. Desde el Parc Astronòmic de Prades, en Tarragona, se ha grabado una aurora SAR, caracterizada por un arco rojizo estable generado cuando la energía térmica escapa hacia las capas superiores de la atmósfera. En Almería, el Observatorio de Calar Alto captó durante la madrugada del jueves una brillante aurora escarlata, una de las más destacadas vistas en Andalucía junto a la registrada en mayo de 2024.