La victoria de Carlos Alcaraz ante Felix Auger-Aliassime este sábado en Turín coloca una vez más al murciano de 22 años en el Olimpo de los grandes tenistas de la Armada. En esta ocasión, en la historia de las ATP Finals. Porque es el séptimo tenista español que consigue alcanzar la final, desde la primera edición del torneo, en 1970.
El pionero fue Manuel Orantes que, además, se proclamó campeón en 1976, cuando se impuso en Houston al polaco Wojtek Fibak. Pasaron 22 años hasta que volvió a verse un finalista de España, en este caso, dos, porque Álex Corretja y Carlos Moyá pelearon por el título en 1998, en una de las ediciones que se disputaron en Hannover. En 2002, en Shanghái, Juan Carlos Ferrero vendió cara su derrota en cinco sets ante el australiano Lleyton Hewitt. Y David Ferrer sucumbió ante un Roger Federer en su prime, que le barrió en la ciudad china cinco cursos más tarde (2007). Fue el preludio de las apariciones de Rafa Nadal, subcampeón en 2010, cuando fue derrotado por Federer, y en 2013, año en el que no pudo con Novak Djokovic, en ambas ocasiones en Londres. Ahora, Alcaraz aspira a ser el tercer triunfador español en la Copa de Maestros.
Tarea difícil
La tarea no será nada fácil, porque en Turín va a tener enfrente a un italiano, Jannik Sinner, que gozará del favor del público. Por eso, quizá, Alcaraz se permitió soltar una frase en italiano a pie de pista (“Estoy muy feliz por el partido de hoy”, se arrancó para pasarse de ahí al inglés). “Ha sido una de mis mejores actuaciones. Estoy muy feliz por el nivel, muy sólido, agresivo y centrado. Con pocos errores en el primer set. Estoy encantado con el nivel que he ido mostrando hacia el partido por el título”, analizó.
La final en la que Carlitos, con el número uno a final de año ya asegurado por sus tres victorias en la fase de grupos, buscará el título de maestro será su sexto enfrentamiento del curso contra Sinner, al que ha derrotado en cuatro. “Espero que haya al menos tres o cuatro personas en la grada que me apoyen (bromeó entre risas). Va a ser muy difícil. Estoy muy feliz de ver a Jannik en otra final, su nivel es muy, muy alto. Voy a tratar de estar muy concentrado en mi juego. Sé que tengo que jugar mi plan A si quiero ganarle”, dijo. El Inalpi Arena será una olla a presión, un escenario en el que Alcaraz intentará aguar una fiesta italiana.
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