‘Informe Semanal’ analiza el caso contra el Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, por revelación de secretos, que ha quedado visto para sentencia en el Supremo. Además, el programa echa un vistazo al año 1975 para hacer memoria, y también mira con detenimiento a una de las artistas del momento, Rosalía, con una entrevista en el Museo del Prado.
‘Juicio a un fiscal general’
García Ortiz ha defendido, una vez más, su inocencia ante los siete magistrados del Tribunal Supremo que le han juzgado. Ante la pregunta de si se considera «autor responsable de los delitos que se le imputan», el fiscal general respondía con un rotundo «No». El querellante, Alberto González Amador, le había denunciado previamente ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid por supuesta revelación de secretos: «yo pasé a ser el delincuente confeso del Reino de España. Estaba muerto. Me había matado públicamente». Igual que él, han pasado por allí fiscales, policías y muchos periodistas. Porque una de las claves es si Álvaro García Ortiz filtró la cadena de correos que aclaraban la situación de la pareja de Isabel Díaz Ayuso.
Los correos ya les habían llegado mucho antes a decenas de informadores. Es el caso de José Precedo, el periodista de elDiario.es que publicó la noticia del presunto fraude fiscal de González Amador en marzo de 2024. Precedo ha afirmado, ante los jueces del Supremo, que «en 22 años de carrera, Álvaro García Ortiz no me ha pasado un papel nunca. Y nunca es nunca. Y ahí tengo un dilema moral porque yo sé quién es la fuente de esta historia». La fiscalía llegó a emitir una nota de prensa tratando de desmentir el bulo que apuntaba a un supuesto pacto que le habrían propuesto, precisamente, desde la fiscalía. Hubo distintas filtraciones, en distintos tiempos. La cuestión, vista para sentencia, es si el fiscal general del Estado también lo hizo. Es la razón por la que se ha sentado en el banquillo.
‘1975, la democracia imparable’
«Estoy en un café, cosiéndome un botón. Y, entonces, aparece Arias Navarro con aquel «Españoles, Franco ha muerto». Así fue cómo me enteré, en el silencio, cosiendo un botón, de que Franco por fin había muerto». Cristina Almeida lo recuerda a la perfección casi 50 años después. ‘Informe Semanal’ echa un vistazo a 1975 para recordar cómo entonces la democracia ya había empezado a colarse por las rendijas del sistema. Hubo, por ejemplo, a mitad de año, unas elecciones sindicales. «Lo primero que hay que decir es que el sindicato vertical que había en la dictadura no defendía a los trabajadores. Era un tinglado corporativo de tipo fascista mussoliniano que juntaba a empresarios y a obreros», cuenta Agustín Moreno, que sería secretario de Acción Social de CC.OO. durante 30 años a partir de 1976. Comisiones Obreras no existía oficialmente, trabajaba desde la clandestinidad, se infiltraron en el sindicato vertical y acabaron arrasando en aquellas votaciones.
La salud del dictador pendía de unos cables y el gran cambio parecía próximo, pero aún a finales de septiembre son fusiladas cinco personas. «Fue el intento de meter miedo, de decir aquí estoy», sentencia Almeida: «el régimen que había nacido matando, murió matando. Pero la democracia ya era imparable». El franquismo, con Arias Navarro al frente como presidente del Gobierno, trató de alargar los tiempos, pero el 20 de noviembre ya no hubo nada más que hacer. Además, la Operación Lucero, diseñada tras el asesinato de Carrero Blanco a finales del 73 para evitar el caos, ya se había puesto en marcha, aunque los más fieles a Franco consideraban que no todo había quedado «atado y bien atado». El día 22 de aquel mes de noviembre de hace 5 décadas, España volvió a ser un reino tras la proclamación de Juan Carlos I por las Cortes franquistas.
‘La luz de Rosalía’
Es la artista del momento. En España y en medio mundo. Rosalía acaba de lanzar nuevo disco, sorprendiendo a propios y extraños con nuevos giros, impactantes sonidos y en una amplia lista de distintos idiomas. Un trabajo a conciencia. «Siempre hay momentos de duda, de fricción incluso contigo misma», cuenta esta Rosalía inédita, que también es la de antes: aquella niña que se subía por primera vez a un escenario en su pueblo, Sant Esteve Sesrovires, cerca de Barcelona. «Ella era muy particular. Otras iban a bailar porque les apuntaba la madre o porque iban con las amigas, pero ella no. Ella estaba al cien por cien para el baile», cuenta Cándida, la profesora que le enseñó flamenco.
Rosalía se emociona. Durante la entrevista a ‘Informe Semanal’, habla de sus orígenes, de su carrera y de su amistad con Almodóvar. Sentada con Carlos del Amor delante de una de las Majas de Goya en un escenario magnífico, el Museo del Prado, descubre detalles de su último álbum y de alguna de sus canciones. El momento es tranquilo, sosegado, sin ruidos. Han sido unas intensas semanas en las que se ha dejado ver por algún plató, aunque no muchos, y hasta ha llegado a colapsar la Gran Vía de Madrid. Desprende luz y es lo que quería conseguir con su último trabajo: «Es una celebración de la vida. De Dios. Del amor. Absolutamente. Yo me siento así. Me ciento alumna de la vida y de todo».