Call Of Duty fue durante años el dueño y señor del imaginario colectivo de millones de jugadores durante más de una década. La saga, cincelada por turnos entre Activision y Treyarch, creció junto a una generación de gamers que se iniciaron en el competitivo gracias a su maravillosa propuesta.

Títulos como Modern Warfare, Black Ops, Modern Warfare II, World at War, Black Ops II, Modern Warfare III y Black Ops III, por citar los más relevantes, pusieron en el firmamento de la industria un género que, hasta su explosión, solo franquicias veteranas como Medal Of Honor o Battelfront habían conseguido honrar como merecía.

Sin embargo, como le pasó a muchas dinastías de PS3 y XBox 360, cayó en la apatía y la repetición cuando tuvo que dar el salto a la nueva generación. Juegos clones unos de otros, apuestas absurdas por el futurismo, modos multijugador que premiaban ‘campear’ y un desbalanceo de armas insostenible en el largo plazo.

Además, y no es baladí, el decaimiento generalizado del modo campaña, tan apreciados por los más leales y cuyas tramas enloquecieron hasta el ridículo con el paso de los años. De la pugna Call of Duty vs. Battlefield, donde ganó claramente la guerra el primero, se pasó a battle royale genéricos que intentaron alcanzar, sin éxito, la alargada sombra de Fortnite y PUBG.

Entonces llegó la pandemia, y Call Of Duty se vio obligado a reinventarse, lanzando Warzone, un battle royale propio que causó furor en el confinamiento. Tras el impulso económico y de prestigio que supuso, la saga intentó seguir lanzando entregas anuales enriquecedoras, aunque con éxito dispar. 

Cold War, Vanguard y Modern Warfare III fueron el perfecto ejemplo de simpleza y vaguería. Black Ops VI, salido hace justo un año, retomó la idea de grandeza de la franquicia. Tras tomar nota de las quejas y propuestas de los usuarios, las dos compañías dueñas de Call Of Duty cincelaron Black Ops VII, el título con el que quieren recuperar el trono.

El reto es mayúsculo, puesto que su principal rival, Battelfield 6, ha vuelto por todo lo alto con cifras de ventas y jugadores en tiempo real sobrehumanas. Además, el auge de los extraction, un nicho que ARC Raiders ha llevado al público generalista. Con todo esto, sale a la venta Black Ops VII, un juego que hemos podido disfrutar largo y tendido en Vozpópuli gracias a una clave para su versión de PS5 obra de Activision. 

Black Ops VII, muchas buenas propuestas con poca profundidad

Black Ops VII parece decidido a establecer un antes y un después en la saga, y para afianzar su posición ha ido a por todas. Para empezar, el modo campaña. Por primera vez en la historia de la franquicia se podrá jugar en cooperativo con un amigo, al estilo de otros shooters como Gears of War o Borderlands.

A nivel de spoilers, poco que añadir, la trama se desarrolla en el año 2035 y bebe de todo lo visto en Black Ops en las seis anteriores entregas. Os recomendamos ver un vídeo recopilatorio para saber en qué momento quedó todo. 

La linealidad fundamental de campañas anteriores deja paso a 11 misiones de perfil más abierto, son secciones de looteo que se asemejan más a Borderlands, incluidos pseudo jefes finales que rechinan un poco. En total, no te llevará más de siete horas completar todo. Una campaña entretenida pero disfuncional, al estilo de las últimas entregas. 

Una novedad reseñable es Endgame, un modo extraction shooter que podrás disfrutar después de la campaña, y que disfrutarás con amigos al estilo de ARC Raiders para saquear zonas predefinidas y aumentar el botín personal, subiendo de niveles en el multijugador y los zombies. 

A nivel gráfico, sonoro y de rendimiento, todo luce bastante bien. Una solidez que pocos podían imaginar de lanzamientos, a pesar de los parches día 1 para subsanar errores de algún tipo. La versión de PS5 es un must, sobre todo en PS5 Pro.

Un multijugador cumplidor

A diferencia de la beta, los problemas de primera respuesta han quedado subsanados. Ya no pesa más ser el primer en pulsar el gatillo, sino tener más tino apuntando. Cosa que con el crossplay con PC se recrudece todo por la consabida ventaja de los gamers en dicha plataforma.

De los 16 mapas que llegan de lanzamiento, la sonrisa irá de oreja a oreja cuando llegues a clásicos atemporales como Express, Hijacked o Raid, dejando espacio para la épica a Nuketown en unas semanas. Al extenso abanico de modos: Duelo por Equipos, Dominio, Buscar y Destruir, Baja Confirmada, Contra Todos, Punto Caliente, Tiroteo, Orden de Caza y Sobrecarga se suma Escaramuza, un 20 vs. 20 salvaje.

En líneas generales, el balanceo es óptimo de armas y herramientas. Eso sí, gusto personal, mantiene con total desacierto el salto en pared

Por último, el modo zombie regresa en gran estado de forma, algo que es habitual en los últimos años. Se mantiene la jugabilidad usual, con la inclusión del mastodóntico mapa Cenizas de los Condenados, una delicia si buscas una aventura transversal con todo tipo de herramientas y vehículos. 

Una compra obligada si eres fan de sagas shooters anuales, y toda una decisión si tu inversión está entre éste título y Battelfield 6. Muchas opciones, plagadas de horas de entretenimiento y un disfrute si todavía conservas tu vieja pandilla de jugones. Los años dorados.