Un castigo cruel, un tercer golpe en el par 5 del hoyo 18 que buscaba un eagle para abrazar la posibilidad de jugar un desempate y terminó en el agua, diluyó el sueño de Ángel Ayora, que peleó hasta el último minuto en el DP World Tour Championship por ganar el torneo y por lograr una de las 10 plazas que concedían la tarjeta del PGA Tour, el Circuito Americano.

El español, que repitió partido con Tyrrell Hatton, pagó con un bogey el tramo final y acabó octavo, a cuatro golpes del ganador, Matt Fitzpatrick (-18), que se impuso en el primer hoyo de desempate a Rory McIlroy. Todo lo preciso que estuvo el norirlandés en el putt del hoyo 18 para embocar un eagle desde cinco metros y forzar el playoff, lo tuvo de errático en el playoff. Su driver se fue directo al riachuelo y fue demasiada ventaja. 

Es el décimo título del inglés, incluido como el último hombre en septiembre pasado en el equipo europeo de Luke Donald y tres veces ganador de esta final. Como McIlroy y Rahm. A Rory le quedó como consuelo la coronación en la Race to Dubai, la clasificación general del curso. Ya lleva siete.

Ayora se vio envuelto en la mejor batalla del año de largo en el DP World Tour. Salvo Laurie Canter, un rebotado del LIV, la pelea tenía galones: McIlroy, Aberg, Rose, Fitzpatrick, Fleetwood, MacIntyre, Rasmus Hojgaard, Hatton… todas las caras del éxito en la última Ryder Cup, configuraban una pizarra de líderes sublime. A los 21 años, la experiencia empujaba a creer que el gaditano se asustaría, pero al joven le pasa lo que a Seve, cuyo icono luce en su polo. Le gusta el volumen alto.

Empezó con un birdie en el hoyo 1 y en el 2, el primer par 5, al que había sacado tres golpes en los tres días anteriores, se le escapó. Sin coger muchas calles, aguantaba el tipo, pero mientras por arriba el tiroteo era intenso.-el que menos jugaba a mitad de recorrido en tres bajo par-, el español sólo sumaba dos aciertos.

El hoyo 11 dificultó el sueño. La bola cogió barro en el segundo golpe y no alcanzó el green. Optó por patear desde fuera y no entró siquiera en el área. Bogey. Con siete hoyos por delante necesitaba una barbaridad para alcanzar la tarjeta del circuito americano. Pero en el 12 falló un putt de menos de un metro y la orilla del PGA Tour se movió más kilómetros a la izquierda del mapa. La reacción final, tres birdies consecutivos entre el 14 y el 16, expresó la dimensión de la promesa que llama a la puerta.

Quedó el consuelo de ser uno de los dos mejores rookies del año, junto al francés Martín Couvra -último en Dubái tras un 82-, el golfista con más top 10 de la temporada 24/25, diez; el que más birdies ha conseguido en todo el curso y la sensación de que es un jugador especial, tan bueno que de momento desoye las ofertas del LIV Golf, perenne en su radar.