Desde hace muchos años la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta sobre el significativo aumento de los casos de diabetes, una de las enfermedades crónicas que, por desgracia, es más frecuente actualmente. Esta patología «te cambia la vida por completo, pero ahora existen más facilidades que antes para sobrellevarla», según indica Juan Pérez, quien padece esta enfermedad desde los 11 años.

Existen dos grandes tipos de diabetes: la tipo 1, que suele aparecer en la infancia o en la juventud, y la tipo 2, la más común y relacionada con factores genéticos, sobrepeso o malos hábitos.

En el primer caso, tal y como indican fuentes médicas, el páncreas, órgano encargado de producir la insulina, no realiza su tarea, mientras que en el segundo, la insulina no se gestiona correctamente.

El pasado viernes se conmemoró el Día Mundial de la Diabetes, declarado así en 1991. Fue una jornada que invitó a reflexionar y concienciar sobre las consecuencias de esta dolencia que a menudo es conocida como «la enfermedad silenciosa». Este término no se debe precisamente a que tenga poca relevancia, sino a que la diabetes es una enfermedad que, de no estar bien controlada, puede producir graves efectos a largo plazo.

Las enfermedades cardiovasculares son una de las complicaciones que pueden aparecer debido a esta mala gestión de la enfermedad. Lo que sucede es que se acelera el daño en las arterias, aumentando el riesgo de infartos de miocardio, ictus o hipertensión.

Los riñones también están entre los órganos que más padecen este descontrol, pues como encargados de filtrar la sangre, un exceso de glucosa prolongado en el tiempo puede desembocar en una insuficiencia renal, llegando a ser necesaria la diálisis.

Por otro lado, los ojos también resultan afectados, y los daños pueden oscilar desde una visión borrosa hasta una ceguera irreversible. Asimismo, el daño en los nervios produce pérdida de sensibilidad que pueden desencadenar úlceras. Cuando se combinan la mala circulación con esta falta de sensibilidad, el riesgo de amputación aumenta, especialmente en las extremidades inferiores. En definitiva, un mal control de esta enfermedad puede desencadenar una gran serie de complicaciones.

No obstante, actualmente existen diferentes avances que permiten convivir con esta enfermedad sin la aparición de complicaciones, realizando una vida plena.

Dejando a un lado estos progresos, también existen colectivos como Anedia, en el que se agrupan familias de toda Galicia que conviven con la diabetes y tienen diversos objetivos, entre los que destacan la reivindicación de asistencia sanitaria, el proporcionar ayuda social, defender los derechos de las personas con diabetes o fomentar la investigación de esta patología.

La Diputación de Pontevedra también se solidarizó con la causa, iluminando el Pazo Provincial con luces azules la noche del jueves al viernes para conmemorar el Día Mundial de la Diabetes, que este año centraba su campaña en el entorno laboral, con el fin de poder disponer de un buen acceso a los recursos para los cuidados, así como del apoyo para su bienestar.

En este sentido, Pérez señala que «ahora la gente es más sensible, pero recuerdo que varias veces pasé por endocrinos y enfermeras que parecía que no me entendían, y yo en ese momento ya tenía bastante con la noticia como para que recibir una mala contestación».

No obstante, declara que «pensaba que se deberían de poner en nuestro lugar y, efectivamente, eso ayuda mucho, porque mi endocrina ahora es diabética y hay una gran diferencia, aunque en general noto que ahora todo el mundo es más consciente y te atienden mejor», concluye.

Rentabilidad cuestionable

Varias investigaciones se realizan en torno a esta enfermedad, con el fin de hacer la vida de quienes la padecen un poco más fácil y llevadera. El resultado de estas indagaciones da sus frutos, pues los avances relacionados con esta patología son notables hoy en día: desde bombas de insulina que facilitan el suministro semiautomático de esta medicación, hasta sensores que miden la glucosa con simplemente acercar un dispositivo móvil inteligente.

Sin embargo, muchos son los diabéticos que cuestionan que todavía no se haya encontrado una cura para la dolencia, alegando que las investigaciones están más centradas en buscar una solución a la que aferrarse durante toda la vida, como puede ser la inyección de insulina, en lugar de centrarse en un remedio real.

En este sentido, Carmen Rodríguez, una diabética veterana, critica que «no es rentable encontrar una cura», sino que «a las farmacéuticas les interesa más crear medicamentos que haya que tomar y, por consecuencia comprar, durante toda la vida».

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