Viernes 7 de noviembre, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León. La performer Xie Rong se sienta en el centro del escenario y coloca frente a ella unas tijeras. Durante la próxima hora, siguiendo las instrucciones de la artista, los miembros del público irán cortando fragmentos de su ropa, primero retales de su falda, luego las solapas de su chaqueta, un botón de la camisa, un trozo de media… Cuando empieza a adivinarse el sujetador bajo los agujeros de la camisa, una mujer la cubre con su bufanda, pero después se la lleva otra persona al igual sucede cuando más tarde otra mujer le pone encima su sudadera. Así, poco a poco, Xie, que ha permanecido imperturbable durante todo este tiempo, se queda en ropa interior, hasta que finalmente acaba desnuda.

Yoko Ono (Tokio, Japón, 1933) tituló esta performance ‘Cut Piece’ y la representó por primera vez en 1964 en Kioto. “Hay varias cosas que explican por qué es una pieza tan poderosa”, me dice el comisario Jon Hendricks en la biblioteca del MUSAC. “En primer lugar, es una obra feminista. También tiene que ver con la clase social, ella provenía de una familia muy prominente, y aquí se desnuda. Además hay algunas teorías sobre el budismo y el gesto de dar, en concreto esa entrega a la tigresa [se refiere al relato tradicional de “La tigresa hambrienta” por la que un príncipe se sacrifica voluntariamente] Pero quizás haya más. Es una obra muy compleja y cada intérprete le da un significado”. El impacto que volvió a causar esta pieza en el público el pasado viernes, 61 años después de su nacimiento, es una prueba de la relevancia de la trayectoria de Yoko Ono, cuyas aportaciones artísticas al feminismo, la lucha por la paz o la defensa de la libertad de expresión resuenan hoy más que nunca.

Yoko Ono Cut Piece 1964. Performance en Sōgetsu Art Center Tokio Japón. Fotografía de Minoru Hirata. Cortesía de Yoko Ono.

Yoko Ono, Cut Piece, 1964. Performance en Sōgetsu Art Center, Tokio, Japón. Fotografía de Minoru Hirata. Cortesía de Yoko Ono.

© Yoko Ono

“Se lo merece. Se merece el reconocimiento y la atención. Es una gran artista”, expresa Hendricks sobre el interés que la obra de Ono ha generado por parte de las grandes instituciones en los últimos años. “Estoy encantado”, añade. La exposición Yoko Ono. Insound and Instructure del MUSAC, recién inaugurada este sábado, es el ejemplo más reciente de ello.

Unas cortinillas de abalorios, unas escaleras con tobogán, un pasillo de espejos y un pasadizo que te devuelve al inicio. Hay cuatro opciones para acceder a la muestra que le dedica el museo leonés hasta el 17 de mayo de 2026, y la sola decisión implica entrar en el juego de percepciones que plantea la artista conceptual. La selección de más de 80 obras, concebida sin orden cronológico, empieza con la declaración de Nutopia, el país sin fronteras imaginado por Yoko Ono y John Lennon, y abarca desde las primeras piezas a partir de instrucciones que recopiló en su libro Grapefruit en 1964 –cuyas raíces se encuentran en su infancia en Japón, cuando jugaba a imaginar un mundo mejor durante la Segunda Guerra Mundial–; hasta las instalaciones en gran formato de los años 90 como ‘Rayos de la mañana’ [‘Morning beams’]; u obras tan significativas como ‘Violación’ [‘Rape’] o la grabación de la icónica ‘Pieza Corte’ [‘Cut Piece’]. La propuesta del MUSAC llega tras las recientes retrospectivas en la Tate Modern de Londres, la Neue Nationalgalerie y Gropius Bau en Berlín, el MoMA de Nueva York o el Museum of Contemporary Art de Chicago. En 2014, el Guggenheim de Bilbao le dedicó la primera gran retrospectiva en nuestro país.

Vista exterior del MUSAC con SUEÑA  DREAM de Yoko Ono. Lona de vinilo impresa. 300 x 600 cm © Yoko Ono

Vista exterior del MUSAC con SUEÑA / DREAM de Yoko Ono. Lona de vinilo impresa. 300 x 600 cm © Yoko Ono

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