«Yo soy la voz del desierto» es una frase que dice Juan Bautista en la Biblia. «Él quería decir que solo es la voz que anuncia que viene el Salvador; que viene alguien grande. Y nosotros queremos ser eso», explica Jesús Javier Mora, conocido como Curry.
Él es, de hecho, quien pone esa voz al grupo musical que nació en 2004 con ese empeño: La Voz del Desierto. Y es que es el cantante de la banda de estilo rockero, pero también cura.
Con ocho miembros en total (dos sacerdotes y seis laicos) su propósito es «anunciar el amor de Dios». Y con esa idea empezaron en la Diócesis de Alcalá de Henares, influidos por un grupo de valores parecidos que había surgido en ese momento en Getafe: La Otra Mejilla.

«Estábamos en el seminario en aquella época y Curry tenía puesta una canción de ellos un domingo antes de irnos a la parroquia. A él le habían regalado una guitarra eléctrica y se me ocurrió: por qué no hacer uno nosotros», recuerda Julio Alejandre, sacerdote y bajista de la banda.
Así fue como empezaron a fichar a quienes serían los primeros integrantes mediante el ‘boca a boca’. La mayoría seminaristas o procedentes de la Delegación de Juventud de la Diócesis. Algo que les ha llevado a tener el sobrenombre de ‘curas rockeros’.

Concierto en el escenario central desde el que habló el Papa Francisco en Lisboa en la Jornada Mundial de la Juventud en agosto de 2023 antes de la vigilia de oración. Cantaron antes de la llegada del Papa. Se dice que asistieron a ese evento más de un millón de personas.
La Voz del Desierto
En ese momento no pensarían que el éxito lo tendrían ellos, llegando incluso a hacer giras en Estados Unidos, Panamá o Lisboa.
Su música hasta estuvo en manos del Papa Francisco, a quien le regaló Alex de Dios -guitarrista del grupo hasta hace unos meses- su último disco en 2016, cuando se casó y recibió su bendición en el Vaticano.
Los ‘curas rockeros’
En todos estos años, algunos se han ido y otros han llegado nuevos. Los más veteranos son Curry, Julio y Daniel Gómez, el otro cantante del grupo -quien estuvo con ellos en el seminario, pero salió, hizo la carrera de Telecomunicaciones, se casó y ahora es profesor de religión-.
Estos fundaron el grupo junto a Alberto Raposo (a quien llaman Rapo), también sacerdote, el cual hace un año que dejó el grupo temporalmente.

El padre Curry durante el concierto en Dallas (EEUU) en 2015.
La Voz del Desierto
Ahora, terminan de formar la banda Pedro Martínez, teclista de profesión; Jesús García, batería; Nacho Ortiz, a la guitarra eléctrica, y las últimas incorporaciones: Pepe (guitarrista para sustituir a Rapo) y Emir (violinista para los acústicos).
El primer concierto surgió en un encuentro de jóvenes que se hacía cada año organizado por la Delegación de Juventud. «Nos animó a seguir porque la gente lo agradeció», cuenta Curry.
Al principio, cantaban canciones de iglesia adaptadas a su estilo. Con el tiempo fueron componiendo las suyas propias. Hasta el día de hoy, que cuentan con seis discos con éxitos como Magnificat, su canción más escuchada con casi dos millones de reproducciones en Spoify, o Sin Tu Calor. También han grabado varios videos musicales.
«A Julio y a mí, antes de ser curas, siempre nos había gustado el rock y el heavy. Una vez te encuentras con Dios, ese amor lo envuelve todo, pero mantienes lo que eras antes. Así que como expresamos nuestros sentimientos a través de la música, lo hacemos adaptándolo al estilo que controlamos. Al final, el mensaje es el mismo», agrega Curry.
Como artistas, sus inspiraciones son variadas. Nombran grupos y artistas como Metallica («sobre todo»), Tierra Santa, El Canto del Loco, Queen u Hombres G.
A la hora de ensayar o componer no tienen una organización específica. Antes quedaban todos los domingos; ahora, con las vidas personales de cada uno, ya solo se ven cuando tienen programado algún concierto. Y es que, aparte del grupo, todos tienen sus respectivos trabajos. Algunos son ingenieros, otros profesores… De hecho, en la música la mayoría son autodidactas.
«Estos últimos años, la evolución ha sido complicada. Algunos se han casado, han tenido hijos que todavía son pequeños… Cuesta más quedar para ensayar. Hay muchos conciertos a los que hemos tenido que decir que no», dicen.
A pesar de esto, hubo una época en la que tocaron en sitios como Panamá (en 2019) o Lisboa (en 2023), en las Jornadas Mundiales de la Juventud -también en las de Madrid de 2011-. En este primero fueron unos ocho conciertos, algunos desde el escenario central desde el que habló el Papa Francisco, actuando como una especie de ‘teloneros’. «Yo flipaba», asegura Curry.

Concierto en la Plaza del Comercio de Lisboa, en la Jornada Mundial de la Juventud en agosto de 2023.
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También tuvieron varias giras por Estados Unidos (entre 2015 y 2018), con paradas en California, Dallas, Nueva York, Texas o Chicago.
«Lo más difícil de compaginar es el cansancio. Alguna vez que hemos ido a Portugal o a Barcelona en un día. Teníamos que volver el sábado por la noche conduciendo para llegar aquí amaneciendo y en una hora dar la misa. Hay momentos que son duros», comentan.
«Llevamos dos años intentando grabar otro disco. Tenemos algunas canciones para otro futuro álbum, pero ya no podemos hacer tanto como antes», lamenta Julio.
A la hora de componer, suelen hacerlo por separado. Los que más suelen aportar sus canciones son Julio, Dani y, en su momento, Rapo. «En mi caso, siempre ha sido cuando me ha pasado o he vivido algo que me ha movido el corazón. Surgen de encuentros con el Señor. Y lo plasmo. Luego solo hay que ponerle el color musical, los arreglos…», dice Julio. «Muchas han surgido delante de un sagrario, después de un día rezando».

Concierto en el salón de actos de un colegio de Toledo en marzo de 2020, días antes del confinamiento.
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Sin embargo, y pese a los adeptos a los que les gusta su música, también hay otras personas en desacuerdo con sus valores. «Algunos nos han tachado de herejes y cosas similares», dice Julio. «Me han llamado ‘el curita de la guitarra’, nos dicen que nos dediquemos a dar misa, que es lo que tenemos que hacer…», añade su compañero.
«En una ocasión, estábamos tocando en las fiestas de un pueblo, no recuerdo cuál, y había un chaval que se pasó todo el concierto gritándonos, insultándonos y mirándonos mal. Sin embargo, al terminar se me acercó y me preguntó si se podía confesar. Se fue abrazando a Cristo. Fue muy bonito», explica Curry. «Nuestro deseo es que la gente se encuentre con Dios. Eso es lo que queremos».
También tienen otras anécdotas, como en unas fiestas de San Isidro: «Se subieron unas chicas al escenario y se quitaron las camisetas».
Por ahora, siguen preparando el esperado disco -en el que no descartan sonidos nuevos-, así como tampoco se cierran a colaboraciones. «Con Rosalía, por ejemplo, que se ha hecho muy espiritual. No nos importaría compartir Lux».