La escena parecía sacada de un gran evento tradicional del calendario UCI: focos, público en directo, pantallas gigantes, narradores, invitados especiales —como Peter Sagan y Tadej Pogacar— y un nivel competitivo que ya no sorprende a nadie. El Campeonato del Mundo de Ciclismo Esports 2025 celebrado en Abu Dabi confirmó lo que muchos intuían: el ciclismo virtual ha dejado de ser una promesa para convertirse en una disciplina estable, regulada y con ambición de futuro.

Así lo resume Jacob Fraser(UCI Esports coordinator) en conversación con MARCA: “Esta edición demuestra que los eSports han llegado para quedarse. Estamos hablando de un Mundial con una estructura federativa detrás, con inversión real y con una progresión enorme en solo cinco años”. La UCI, MyWhoosh y Abu Dabi han empujado en la misma dirección para que lo que empezó como un experimento durante los años de pandemia se haya convertido en un campeonato global con una identidad clara.

Sagan, Pogacar y el altavoz de los embajadores

La presencia de figuras como Peter Sagan y Tadej Pogacar fue mucho más que un guiño comercial. En palabras del protagonista, su papel ha sido decisivo para acercar el ciclismo virtual a un público que todavía lo veía con recelo: “Son embajadores generacionales. Peter ya usaba estas plataformas al final de su carrera para entrenar y para hacer salidas sociales. Ver a gente así normaliza una disciplina que, para muchos, era desconocida”. Y Pogacar, icono del ciclismo total, se ha convertido en el mejor ejemplo de un corredor multidisciplinar que entiende el entrenamiento más allá de la carretera.

Un formato propio y una innovación constante

El Mundial 2025 presentó un formato de tres pruebas que mezcló explosividad, escalada y velocidad, con una novedad muy celebrada: la eliminación, un guiño al ciclismo en pista que añadió tensión a cada golpe de pedal. Para Fraser, esa innovación es imprescindible: “Queremos que el campeonato tenga personalidad. Que se entienda en un minuto, pero que ofrezca algo distinto. La combinación de datos, gráficos en tiempo real y un formato reconocible es clave para conectar con el espectador”.

La tecnología manda. Los rodillos Elite Justo 2 verificados por la UCI, el control total de potencia, cadencia, peso, arrastre aerodinámico o altitud y la verificación antes y después de cada carrera garantizan que nadie compita fuera de los límites. “El dato es nuestra arma. Podemos ver todo y eso nos permite filtrar, verificar y entender el rendimiento como en ninguna otra disciplina”, explica.

Inclusión real: paridad total y un Mundial global

Una de las obsesiones del proyecto es la accesibilidad. No hay invitaciones: cualquiera puede clasificarse desde las semifinales si es miembro de su federación nacional. Y, una vez dentro, hombres y mujeres compiten con idénticas distancias, premios y número de participantes. “Tenemos paridad absoluta. Este año, además, hemos tenido representación de seis continentes y 17 países. La inclusividad no es un lema, se ve en la línea de salida”, afirma.

Esa apertura también ha permitido que aparezcan corredores que jamás habrían tenido un hueco en el ciclismo tradicional. Un nuevo perfil de atleta que mezcla horas de rodillo, frescura táctica y una lectura privilegiada del dato.

Abu Dabi, un laboratorio global

La elección de Abu Dabi no es casual. El emirato se está posicionando como un polo deportivo a escala mundial, con inversiones multimillonarias en eventos de atletismo, ciclismo, natación o artes marciales. “Su compromiso con el deporte es evidente. Están apostando fuerte por el ciclismo, tanto en carretera como en su versión virtual. Y este Mundial encaja en esa estrategia”, señala Fraser.

La organización, los tests, el despliegue técnico y la producción televisiva dejaron clara la ambición: que este campeonato sea una referencia mundial tanto en la parte competitiva como en la tecnológica.

¿Virtual vs real? No hay choque, hay complemento

Fraser lo deja claro: “Nadie pretende sustituir el ciclismo de carretera. Esto es una disciplina diferente, standalone, con su propio idioma y su propio entrenamiento”. Pero su utilidad es evidente: permite a corredores con poco tiempo, con clima adverso o con cargas familiares entrenar con precisión quirúrgica. Incluso varios equipos WorldTour lo han integrado ya en sus programas de preparación.

También menciona un factor clave: la sostenibilidad. “Puedes competir sin viajar, sin gastar dinero en vuelos o equipaje. Y, a nivel de federaciones, reduce huella de carbono y abre la puerta a que más gente participe”.

El futuro: más carreras, más ligas y un calendario propio

¿Qué será el ciclismo virtual dentro de cinco años? Él no duda: “Habrá un calendario más grande, nuevas carreras, rankings globales y más oportunidades de clasificación. El Mundial seguirá siendo el gran evento, pero la disciplina crecerá mucho más allá de él”. Ya se trabaja en hardware más verificable, en nuevos formatos televisivos y en ligas estables que funcionen en paralelo a la temporada de carretera. La disciplina no para de crecer.