La escena parece sacada de una película de ciencia ficción: un pequeño perfil humano, en caída libre, recortado con precisión quirúrgica sobre el disco brillante del Sol. Pero no es un truco digital, sino el resultado de un experimento fotográfico extremo que el astrofotógrafo estadounidense Andrew McCarthy logró junto al paracaidista Gabriel C. Brown, en una toma que ya recorre el mundo bajo el nombre de “La caída de Ícaro”.

Según contó el propio McCarthy en sus redes sociales, la imagen fue capturada a comienzos de este año y recién publicada ahora, una vez revisados todos los detalles técnicos. Su objetivo era conseguir algo que, según él mismo arriesga, “podría ser la primera foto de este tipo que existe”: un paracaidista pasando justo por delante del Sol, en el instante exacto en que el objetivo del telescopio-cámara lo cruzara en el encuadre.

El proyecto demandó meses de planificación, cálculos y pruebas. No solo debían coordinar el salto de Brown, la trayectoria del avión y la velocidad de caída, sino también la posición del fotógrafo en tierra, la hora del día y el ángulo preciso del Sol en el cielo. Cualquier desvío de metros, segundos o grados arruinaba la toma. Recién en el sexto intento lograron que el cuerpo del paracaidista se alineara de forma perfecta con el disco solar.

Un paracaidista “atraviesa” el Sol en una toma única.Un paracaidista “atraviesa” el Sol en una toma única.

Gabriel C. Brown, conocido también por su actividad en redes, compartió el resultado en X con un mensaje donde resumió la odisea técnica y la adrenalina del salto. Contó que fueron “meses de planificación y una cantidad absurda de matemáticas” para conseguir el encuadre soñado, y definió la experiencia como “el mejor salto en paracaídas” de su vida, agradeciendo a McCarthy por “inmortalizar” el momento.

Además de la fotografía, el dúo registró en video la maniobra, lo que permitió mostrar el detrás de escena del proyecto: la salida desde la aeronave, la caída de Brown y el instante en que atraviesa la línea imaginaria entre el telescopio y el Sol. Ese material complementario ayudó a despejar dudas sobre la veracidad de la imagen, en tiempos en los que las piezas espectaculares suelen ser sospechadas de estar generadas por inteligencia artificial.

El astrofotógrafo estadounidense Andrew McCarthy y el paracaidista Gabriel C. Brown planificaron durante meses una toma perfecta.El astrofotógrafo estadounidense Andrew McCarthy y el paracaidista Gabriel C. Brown planificaron durante meses una toma perfecta.

La elección del título, “La caída de Ícaro”, no es casual: remite al mito griego del joven que desafió los límites y terminó cayendo al mar por volar demasiado cerca del Sol. En este caso, el guiño es visual y simbólico, pero también resume el espíritu del experimento: empujar las fronteras de lo posible desde la fotografía y los deportes extremos. Entre admiración, asombro y miles de compartidos, la imagen ya se ganó un lugar entre las postales más comentadas del año en el cruce entre ciencia, arte y cultura pop digital.