«Marcos Rico creó el Instituto Diego Porcelos en diagonal, con una orientación sur-sureste y en forma de ‘z’ invertida, por lo que resulta muy luminoso. ¿Y dónde se ve esa planta de ‘z’ invertida? En la Bauhaus, en Alemania, porque tenía una visión de lo que se estaba haciendo en Madrid y en Europa». El profesor José Matesanz y sus compañeros del área de Patrimonio han dedicado un rincón de la segunda planta a la obra del arquitecto que proyectó el centro. «Es un personaje que merece la pena conocer porque hizo muchas cosas en Burgos. Y no queremos que los estudiantes pasen por el centro y no sepan nada del edificio que les cobija», añade.
Apoyada en fotografías, planos y documentos, la muestra persigue que miremos el inmueble de otra manera: en conjunto, con la distribución que tenía en origen y que incluía una zona de restaurante, observando los ventanales que le caracterizan y con el entorno sin urbanizar. Planificado como femenino, sus alrededores un tanto oscuros llevaron a que en 1967 se inaugurara para chicos. Dentro de la corriente racionalista, Rico lo diseñó con zonas verdes, patios abiertos, porches y vivienda para el conserje.
Con idea de que estudiantes de altas capacidades puedan realizar visitas guiadas, la exposición no se queda solo en explicar el proyecto del Diego Porcelos. También se detiene en otros trabajos hechos en la ciudad, que no son pocos, aunque algunos hayan desaparecido. Por ejemplo, uno de los más emblemáticos fue el Gran Teatro, que estaba situado en la calle Vitoria. «Hay cosas muy curiosas que yo no sabía» -confiesa Matesanz-. «En la parte de arriba tenía una piscina. Y también la tiene el colegio de Reparadoras, que es otro de sus proyectos. Que la incluyera en el Gran Teatro supongo que fue porque lo concibió como un complejo de ocio».
La muestra de Rico estará hasta finales de enero. Luego llevarán al Consulado de Mar su fondo fotográfico. – Foto: Patricia
El edificio de Almacenes Campo fue el primero en Burgos de fachada ventilada
También llevaba su firma el hotel Condestable (donde ahora está Zara), el hotel Castilla en esa misma acera (que luego fue sede del Gobierno Civil y hoy en desuso) o el edificio de los Almacenes Campo, primer inmueble que se realizó en Burgos con fachada ventilada.
A su etapa como restaurador de la Catedral le dedican un apartado, con imágenes de los tejados de las capillas de los Condestables y la Presentación donde se aprecia el cambio: «Donde antes era más oscuro, hoy se ven esos espacios con una gran luminosidad».
A él se le debe, además, la estructura metálica que llevaron los Gigantones y Gigantillos tras el incendio que hizo perder el anterior armazón de madera; el primer proyecto del hotel Landa, una serie de gasolineras e incluso patentó elementos como las cuñas cerámicas para colocar en los tejados.
La exposición estará abierta en horario lectivo hasta finales de enero. Después preparan una exposición en el Consulado del Mar sobre su fondo fotográfico y de nuevo regresarán al instituto para mostrar los fondos del laboratorio de Física en la Noche Blanca. Del equipo docente han colaborado junto a Matesanz, Rocío García Rámila, Conchi Alcalde, Luz Ramos, Ana María Martínez, Nieves González y el director, Jesús Martín.