La Clásica San Sebastián no suele ser una carrera de sorpresas. Cita esperada por los aficionados al ciclismo, acostumbra a ser una prueba en … la que lo tradicional y conocido suele ser lo que más gusta al público. Así lo corrobora Javier Riaño, director de OCETA (Organización Ciclista Euskadi-Txirrindulari Elkartea), quien asegura que «la Clásica no falla, es una carrera que cumple y en la que a la gente le gusta lo tradicional». Pese a estar marcada por celebrarse una semana después de la finalización del Tour de Francia, se trata de una cita que suele conseguir un amplio seguimiento entre los aficionados al ciclismo.
La edición de 2025 no fue una excepción y contó con una amplia participación de ciclistas y seguimiento por parte de miles de aficionados. Para Riaño, el resultado fue el esperado, y califica la edición como positiva. «Tanto a nivel deportivo como en lo que respecta al público, el balance ha sido bueno, como se esperaba. La participación ha sido positiva, teniendo en cuenta el hándicap de que la Clásica se celebra una semana después del Tour. Siempre hay que ver cómo llega la gente, pero la verdad es que vienen y participan con todo lo que tienen».
Pese al lógico desgaste de los ciclistas tras tres semanas de competición en Francia, nombres destacados como Primoz Roglic o el joven Del Toro tomaron la salida el sábado. «Es verdad que hay limitaciones, y que algunos como Del Toro han venido más descansados. No obstante, ha terminado participando gente como Roglic y eso ha dado mucho juego», destaca el director.
«La de este año ha sido una edición positiva, tanto a nivel deportivo como de asistencia por parte del público»
La carrera no defraudó en cuanto a emoción. Un final apretado con tres corredores cruzando la meta en un margen de apenas nueve segundos ofreció un desenlace poco habitual en este tipo de pruebas. Al final fueron 103 los ciclistas que lograron finalizar el recorrido. Solo medio centenar de corredores se quedaron sin completarlo. «Es un hecho a valorar que en una prueba como esta todos los ciclistas logren finalizar», subraya Riaño respecto al rendimiento de los participantes.
Recorrido clásico
En cuanto al trazado de la Clásica, no hubo grandes sorpresas en esta edición. La organización de la carrera decidió mantener el grueso del recorrido tradicional, con ligeros ajustes obligados por obras en el puerto de Itziar, lo que llevó a evitar riesgos innecesarios. Tampoco se ascendió el puerto de Azkarate, aunque otras referencias clásicas como Murgil volvieron a estar presentes. «Son cambios muy pequeños, y obligados por circunstancias puntuales», aclara. «Subir a Murgil es lo habitual. Por Bordako Tontorra solo se pasó en la primera edición, pero luego siempre se ha ido por Murgil. Este año consultamos a la gente de Igeldo y nos recomendaron mantener esa opción», matiza el director de la asociación.
«Pese a las limitaciones por ser después del Tour de Francia, es muy positivo que gente como Roglic haya participado»
Al tratarse de una fórmula más que probada y con años de éxito a sus espaldas, no se contemplan cambios significativos en el recorrido para ediciones futuras en la organización de la prueba. La distancia total del recorrido en la edición de 2025 ha sido de 211 kilómetros, una cifra ligeramente inferior a la del año pasado, cuando se alcanzaron los 230. No obstante, para Riaño, la longitud de la carrera fue la ideal este año. «Más que eso se hace excesivo», considera Riaño, consciente de que el equilibrio entre exigencia y espectáculo es clave para mantener intacta la esencia de la prueba.
Por tanto, Riaño adelanta que «no se esperan grandes modificaciones para ediciones futuras, puesto que la fórmula actual ha demostrado con creces que funciona y que gusta a los aficionados». Sus declaraciones permiten vislumbrar con claridad el futuro de una de las citas más importantes en el calendario deportivo donostiarra. Una carrera que pese a contar con la desventaja de seguir al Tour, basa su éxito en una fórmula tradicional.