Nadie discutiría que Ramon Llull, uno de los mayores ilustres e intelectuales de Mallorca de todos los tiempos, ha sido ampliamente reconocido y estudiado desde las diferentes disciplinas que cultivó: literatura, filosofía, teología, matemáticas e incluso informática. Sin embargo, hay un ámbito artístico que no ha indagado tanto en el vasto legado del genio: las artes visuales. Lo asegura el gestor cultural, historiador del arte y comisario Jaume Reus, quien precisamente esta tarde hablará de ello en la conferencia Ramon meravellat. Llull des de l’art contemporani. La cita, que se llevará a cabo a las 19.00 horas en el salón de actos de Ca n’Oleo (Palma), forma parte de las actividades culturales que ha organizado el Govern como parte del Congrés Internacional Ramon Llull 2025, que se celebrará desde este jueves hasta el sábado.
Reus, que fue director del Arts Santa Mònica de Barcelona (2015-2017), y gerente del entonces flamante Institut d’Indústries Culturals (ICIB) en 2019, explica a Ultima Hora que la ponencia tiene como punto de partida el hecho de que «Llull ha sido muy tratado desde la filología, la teología, la filosofía o la literatura, pero en el mundo de las artes hay poca cosa hecha en realidad».
Jaume Reus fue director del Arts Santa Mònica y gerente del Institut d’Indústries Culturals. Foto: PERE BOTA
«Hay mucho por hacer todavía. El legado y la obra de Llull son inabarcables, incluso por los propios especialistas y literatos. El océano de Llull es inconmensurable, sus trabajos no son fáciles de leer o interpretar y, en consecuencia, a veces los artistas sienten una especie de pereza a acercarse a su figura. Siempre he pensado que las artes visuales podrían aprovechar muchos de sus conceptos e ideas, visualizar lo que pretendía Llull, porque, al fin y al cabo, su pensamiento es muy visual», razona Reus.
«Llull era una persona muy heterodoxa por el tipo de formación que recibió. De hecho, era prácticamente autodidacta, y también porque su experiencia estaba muy relacionada con lo cortesano y con la poesía», destaca. En este sentido, remarca la importancia de «las artes combinatorias de Llull, un claro precedente de la cultura digital contemporánea». «Él creía firmemente en la calidad interdisciplinaria del conocimiento, un terreno muy fértil para los artistas visuales, porque pone el acento en la capacidad de conectarse con otros lenguajes».
Repaso
En la conferencia de esta tarde, Reus hará un repaso por algunas de las propuestas artísticas contemporáneas vinculadas con Llull. Una de ellas es la exposición que llevó a cabo el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) comisariada por Amador Vega en 2016 o la que impulsó Reus en Santa Mònica en el Any Llull, cuando puso en diálogo a Ryoichi Kurokawa con Llull en la muestra A la llum de les idees, que tenía como eje la capacidad tan luliana de «maravillarse ante el espectáculo de la naturaleza».
Asimismo, esta misma edición de la Nit de l’Art, Reus inauguró con la Galeria Maior –en el 35 aniversario de este emblemático espacio de Pollença– la exposición Umburri, Umburri, Umburri!. La propuesta, que se pudo ver hasta hace poco en las salas anexas del Aljub de La Misiercòrdia, era una exposición de Erick Beltrán, artista mexicano establecido en Barcelona, que reflexionaba sobre la iconografía y «cómo ha evolucionado el mundo y la lectura de las imágenes desde la edad clásica hasta la actualidad».
Reus puso en diálogo en el Arts Santa Mònica de Barcelona, con motivo del Any Llull, a Ryoichi Kurokawa con Llull en la muestra A la llum de les idees, que tenía como eje la capacidad tan luliana de «maravillarse ante el espectáculo de la naturaleza».
Comisariada por Reus y Mónica Galván, la muestra exploraba la «leyenda de la mata escrita de Llull». Según este relato, en su retiro espiritual a Randa, Llull halló unas pequeñas manchas de despigmentación en una hoja del arbusto. «Llull lo interpretó como una señal divina y una motivación para escribir el gran libro, el mejor libro del mundo», detalla. El proyecto de Beltrán se materializaba en dos esculturas móviles sostenidas del techo y tres monotipos en las paredes, «una investigación-propuesta compuesta de cuatro árboles de pensamiento sobre la forma de relación de las imágenes que van desde grabados medievales a imágenes del mundo contemporáneo».
Otro caso importante es el de Horacio Sapere que, en colaboración con Sant Francesc, realizó una «silla iluminada, de cristal» para un espacio único: el sepulcro de Ramon Llull. Con motivo de este acto, Sapere expone sus Quatre cadires lul·lianes en el patio de Ca n’Oleo, donde pueden verse hasta el 29 de noviembre.