Amigos y lectores se reunieron el pasado 14 de noviembre en el Espacio H de HERALDO para celebrar no solo un libro, sino la huella que Laura Gómez-Lacueva Peralta dejó en quienes la conocieron. En un ambiente íntimo y emocionado, moderado por Pablo Ferrer, Luis Rabanaque y Torsten Weber compartieron el nacimiento de Queremos tanto a Laura, una obra construida para mantener viva su presencia.

Celebrar la vida

El libro no se concibió desde la ausencia, sino desde un afecto especial. «Es un libro hecho con el corazón y el cariño, con nostalgia, pero con una alegría muy especial», coincidieron. Era, para ambos, una forma de celebrar la vida de alguien que fue y sigue siendo extraordinaria.

Rabanaque recordó que la idea surgió casi por azar: «En una presentación de María Frisa, David y Reyes, de Pregunta Ediciones, se acercaron y dijeron que les hacía ilusión que todo lo que hablábamos de Laura tuviera forma de libro. Supimos que no había nada más bonito ni nada que perdurase tanto».

La preparación fue singular, ya que, como explicó Rabanaque, «no sigue la dinámica de ningún libro» porque en lugar de escribirlo ellos, decidieron reunir a personas cercanas de la actriz.

Cartas, cómics, pasatiempos, whatsapps, ilustraciones e incluso un diario de las plantas de Laura aparecen en el libro. «Queríamos que cada uno desarrollara lo que el alma le pidiera», dijo su compañero de profesión. El resultado fue una caja de recuerdos cargada de amor y humor porque la condición era que debía reconfortar a la madre de Laura y a su entorno más próximo. «No se admitía nada que transitara por el dolor», dijeron. La emoción, sí; el sufrimiento, no.

Weber evocó su historia con Laura, iniciada en las Fiestas del Pilar de 2004, cuando coincidieron en unas actuaciones. «A cualquier artista, si lo ves trabajando, reconoces la personalidad. Yo pensaba lo graciosa que era». Desde entonces, volvió siempre que pudo a Zaragoza. Rabanaque añadió, entre risas, que Laura lo llamó «el rubio guapo».

Hubo espacio para recordar su capacidad de trabajo, visible tanto en Oregón TV como en La Zaranda. De hecho, Weber añadió que para ella el arte tenía sentido cuando nacía muy de dentro: «Nunca le importó el dinero. Solo quería trabajar con los mejores».

El encuentro concluyó con el escritor Pepe Melero, que entre el público, definió la obra como «una edición hermosa y una pieza de coleccionismo». Y, por eso, Luis Rabanaque cerró con una certeza: «El libro se ha hecho para lo que se ha hecho». Un acto de cariño destinado a permanecer.