El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha recibido este martes en la Casa Blanca al príncipe heredero de Arabia Saudí Mohammed bin Salman, por primera vez desde el asesinato del crítico saudí Jamal Khashoggi en 2018, del que la CIA llegó entonces a responsabilizarle. Entre los asuntos a tratar se prevé que Trump le persuada para que se sume a los Acuerdos de Abraham para normalizar las relaciones con Israel.

El republicano ha dado la bienvenida al hombre fuerte del reino petrolero con los honores reservados para las visitas de Estado, aunque esta cita no ha sido catalogada como tal por no ser el príncipe el jefe de Estado de Arabia Saudí. Seguidamente mantendrán una reunión privada y la visita culminará con una cena de gala.

Ambos líderes se reúnen apenas seis meses después del viaje de Trump a Riad, una visita en la que anunciaron acuerdos de cooperación armamentística y de inversiones. Bin Salmán se aloja en la Casa Blair, la residencia oficial para líderes extranjeros situada frente a la Casa Blanca, según especifica la Agencia EFE.

El caso Khashoggi

Esta es la primera visita de Bin Salmán a EE.UU. desde el asesinato en 2018 del periodista y disidente saudí Jamal Khashoggi, colaborador del Washington Post, que fue descuartizado en el consulado de su país en Estambul, adonde había acudido para obtener la documentación necesaria para casarse con su prometida. La CIA determinó entonces que el príncipe había aprobado el asesinato por su omnipotencia sobre todos los aparatos de seguridad del reino, pero Bin Salman ha negado desde el principio su implicación.

Trump minimizó tras el crimen la responsabilidad de Arabia Saudí y priorizó la alianza con Riad, mientras que su sucesor, Joe Biden, prometió tratar a Bin Salmán como un «paria», aunque cambió de postura y se reunió con el príncipe en Arabia Saudí en 2023, empujando por los intereses de Washington en la región, como el petróleo.

Los Acuerdos de Abraham

Trump busca persuadir al príncipe para que se sume a los Acuerdos de Abraham, impulsados durante el primer mandato del republicano para normalizar las relaciones entre Israel y varios países árabes. La Administración de Joe Biden (2021-2025) quiso continuar con el plan, pero se vio frustrado por los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 y la posterior ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza.

Arabia Saudí, cuya incorporación a estos acuerdos supondría una reestructuración clave de las alianzas en la región, ha reiterado hasta ahora que no establecerá relaciones con Israel hasta que exista una vía creíble hacia la creación de un Estado palestino. El Gobierno de Trump trata de convencer a Riad de que su plan para Gaza, aprobado este lunes en el Consejo de Seguridad de la ONU, y el actual alto el fuego en el enclave suponen un primer paso en esa dirección, aunque Israel ha dejado claro que nunca aceptará la creación de un Estado palestino.

El príncipe y los cazas F-35

Por su parte, Bin Salmán llega a la reunión con la petición de que Trump autorice la venta a Arabia Saudí de los F-35, los aviones de combate furtivos más avanzados del mundo, que solo fabrica el país norteamericano. El presidente estadounidense se refirió el lunes a este tema: «Sí, diré que lo haremos, que venderemos F-35».

Sin embargo, Washington ha visto hasta ahora con recelo la venta de esos aviones al considerar que podría alterar el equilibrio de fuerzas en Oriente Medio sin antes concretar una normalización entre Arabia Saudí e Israel. Y teme que la sofisticada tecnología de los F-35 pudiera acabar en manos de China, dada la buena relación entre Riad y Pekín.