Santi Cañizares, recién casado, pasó por los micrófonos de ‘Despierta San Francisco’ para compartir cómo han sido los primeros días de matrimonio y, sobre todo, para relatar los detalles de una boda que él mismo definió como “un espectáculo”. El protagonista atendió a David Sánchez con la ilusión todavía fresca y aseguró que, cuatro días después del enlace, “ni una crisis” y un arranque de convivencia “maravilloso”.
Cañizares describió la celebración como “un auténtico espectáculo, mucho mejor de lo que yo hubiera imaginado; muy bonita, muy divertida, con un ambiente increíble desde el primer minuto”. Contó que la boda se alargó desde el mediodía hasta medianoche y que el ritmo fue tan intenso que, según dijo, algunos invitados acabaron pidiendo avanzar la salida del autobús porque “llevábamos tantas horas bailando, comiendo, bebiendo y disfrutando que había gente que decía: ‘por favor, llamad al bus ya, porque no podemos más’”.
Uno de los momentos más recordados fue el resopón. Cañizares explicó que prepararon una barbacoa con embutido de Requena, chorizos, morcillas, salchichas y alioli, y señaló que aquello resucitó a los invitados cuando las fuerzas ya flojeaban. “Fue divertidísimo, porque después de todo el día, cuando parecía que ya no quedaba energía, sacamos la barbacoa y todo el mundo volvió a animarse; pero aún así, cuando terminamos de comer y el DJ seguía allí dándolo todo, ya decíamos: ‘creo que hemos hecho todo lo que podíamos hacer hoy’”.

Santi Cañizares y su mujer Noemí.
La ceremonia simbólica estuvo dirigida por Paco González y Juanma Castaño, algo que el exguardameta agradeció especialmente. Dijo que ambos hicieron del momento algo único: “Paco y Juanma estuvieron brillantes: emotivos, divertidos, muy cercanos… hicieron que la ceremonia fuera especial para nosotros y para todos los que estaban allí. Aunque ya nos habíamos casado en el juzgado, queríamos regalar a la familia este momento, y ellos lo hicieron perfecto”.
Entre las anécdotas más celebradas, Cañizares relató la actuación inesperada de la abuela de la novia, de 84 años, que terminó convirtiéndose en protagonista. “Lo de la abuela fue increíble: se subió al toro mecánico como si tuviera veinte años y aguantó más que muchos jóvenes. La gente se moría de la risa. Fue uno de esos momentos que no estaban previstos y que hacen la boda todavía más inolvidable”. A ello se sumó la aparición de un imitador de Freddie Mercury y el baile nupcial que la pareja había ensayado durante semanas.

Juanma Castaño, Gustavo Martínez y Paco González.
Tras una jornada repleta de emociones, sorpresas y actividad constante, la pareja decidió volver a casa con sus hijas, que estaban completamente agotadas. Cañizares concluyó que el objetivo lo cumplieron: “Queríamos que la gente saliera diciendo: ‘ha merecido la pena venir’, y por lo que nos han dicho y por cómo lo vivimos todos, creo que lo conseguimos de sobra”.