Para lo bueno y para lo malo, Corentin Moutet siempre será fiel a su esencia. Eso significa que el francés, independientemente del escenario y de lo que haya en juego, competirá como el tenista díscolo que es. En ocasiones saldrá cara, y en muchas otras tocará cruz, como le sucedió este martes, aunque en esta ocasión, claro, arrastró con él a toda una selección. Bélgica se cargó a Francia por 2-0 para convertirse en el primer semifinalista de la Final a 8 de la Copa Davis en Bolonia, gracias en parte a las meteduras de pata de Moutet, que fue remontado por Raphael Collingon (2-6, 7-5 y 7-5 en 2h30), y poco después remató la faena Zizou Bergs al imponerse a Arthur Rinderknech (6-3 y 7-6 (4) en 1h32).
Moutet, que dominaba a placer a Collignon tras llevarse el primer set con holgura, andaba 5-6 en el segundo parcial, cerca de la victoria y con la necesidad de forzar el tie-break cuando, con 15-15, intentó una excentricidad, un golpe en la red entre las piernas con todo de cara que no pasó la red. Perdió ese punto y dos de los tres siguientes, por lo que le entregó a Collignon el segundo set. También colapsó de algún modo en el tercero, porque, de nuevo con 5-6, llegó a colocarse 40-15, pero se enredó en los errores y, en la primera pelota de partido que tuvo el belga, cometió una doble falta. Puro Moutet.
“Me esperaba esta pregunta, pero no la primera”, dijo luego en rueda de prensa al ser cuestionado por ese punto. “¿Qué queréis que diga? ¿Fue el mejor golpe? No estoy seguro, tampoco de si fue la mejor opción con esa bola. Lo he hecho muchas veces, y la gente dice que soy un genio cuando lo hago. Ahora probablemente dirán que soy un payaso. Así me siento ahora mismo. Creo que por la tensión del partido, la emoción, así lo he expresado. Ha sido ajustado, y creo que por eso lo hice. Era un punto importante, habría sido mucho más inteligente acabarlo con una volea. Ya he dicho que no puedo jugar de nuevo este golpe. Si tuviese que jugarlo de nuevo, lo haría diferente, eso seguro. A la vez, es fácil criticarlo cuando no sale bien, y decir que es un golpe genial cuando me sale. Así que trato de no ser duro conmigo mismo. A la vez, intento ser honesto, podría haber escogido mejores opciones en ese golpe», fue la explicación que dio Corentin.
Con Francia contra las cuerdas, quien no estuvo a la altura fue Arthur Rinderknech, 29º del ranking y número uno de los galos, que apenas tuvo opción contra un sensacional Zizou Bergs. Bélgica, en sus primeras semifinales desde 2017, se medirá el viernes con el vencedor de la eliminatoria que este miércoles disputan Italia y Austria (16:00, M+). Los anfitriones, sin Jannik Sinner ni Lorenzo Musetti, tendrán a Flavio Cobolli y Matteo Berrettini como líderes.
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