La leyenda de Michael Jackson volverá a resurgir en Madrid, con un espectáculo de gran formato que rinde el mejor homenaje al Rey del pop. Al escenario del Palacio Vistalegre Arena se subirá Lenny Jay, alguien que ha conseguido mimetizarse de una manera asombrosa con el gran genio, acompañado por Jennifer Batten, guitarrista que formó parte de las giras mundiales de Michael Jackson durante diez años.

Encontrarse con ambos es recordar esa magia que emanaba Michael Jackson, rememorar aquella estética que dominó la escena del pop durante décadas, con sus calcetines blancos y sus movimientos eléctricos, y arrastró a la muchedumbre a sus conciertos desde Japón hasta la Patagonia. Una personalidad tan arrolladora que sigue viva, no sólo a través de sus grabaciones y vídeos, sino desde espectáculos como This is Michael, en el que se recrean sus canciones y coreografías de la manera más fiel.

Jennifer Batten fue seleccionada como guitarrista por Michael Jackson para formar parte de la gira mundial que siguió a la publicación del disco Bad. En aquel 1987 se produjo un cambio de imagen del artista, que de repente apareció luciendo cazadora oscura, tachuelas y aspecto de chico duro. En lo musical, ese giro de guion se fraguó durante dos años y medio en colaboración con el productor y compositor Quincy Jones, artífice en la sombra del álbum Thriller. Como reconoce el propio Jackson en su autobiografía Moonwalk, Jones modificó una y otra vez las canciones de Bad en busca de la máxima perfección. Fue el hombre que sacaba lo mejor de él, en sus propias palabras.

El colofón de ese trabajo, la exposición pública y multitudinaria de tal esfuerzo, se sustanció en una tournée iniciada en septiembre de 1987 para extenderse durante un año y cuatro meses, alcanzando la cifra de recaudación más alta de la historia: 125 millones de dólares. Aquella gira comenzó en Japón, y Jennifer reconoce que fue una auténtica locura. «Pudimos ver lo diferente que es aquella cultura y lo respetuosos que son, pero eran unos fans increíbles. No sé cómo se enteraban de dónde nos hospedábamos o el vuelo que tomábamos, pero llenaban los aeropuertos y te ofrecían regalos. Tomaban fotografías y al día siguiente traían sus copias para que las firmáramos», nos comenta. En aquella gira fueron históricos los siete conciertos seguidos que se ofrecieron en el estadio de Wembley, en julio de 1988, con más de 80.000 espectadores cada noche. De aquella gira rescatamos este tema, Dirty Diana, donde vemos a Jennifer con máximo protagonismo y la cresta bien cardada.

De su visita a España, en la gira posterior Dangerous Tour, Jennifer Batten no recuerda demasiado, confiesa, salvo que estuvieron hospedados en una especie de resort de adelgazamiento y ella se daba largos paseos escuchando en bucle el tema Wanna Be Startin’ Something. Era aquel año de 1992 donde todos los fastos ocurrieron en España, pero no fueron más que un espejismo.

Jennifer nos habla de sus inicios en la música. «En realidad, hay dos razones: la primera es ver a The Beatles por televisión, lo que me hizo convertirme inmediatamente en fan. Y la segunda es que mi hermana tenía una guitarra y yo no. ¡La envidia es una gran motivación!», reconoce entre risas. Cuando el cuarteto de Liverpool apareció el 9 de febrero de 1964 en el Show de Ed Sullivan, con sus cortes de pelo de tazón, Estados Unidos sufría un gran temporal de nieve que obligó a cerrar aeropuertos y paralizó buena parte del país. Los Beatles causaron un terremoto que se sumó a la borrasca imperante, y para hacernos una idea podemos echar un vistazo a aquella mítica actuación, entre los chillidos de las chicas -y no tan chicas- que se ven entre el público. Esto va de genios, así que merece mostrar este póker.

Volviendo al presente, nuestro Michael Jackson redivivo nació en Sao Luis, Brasil, y lleva por nombre Lenny Jay. Al verle recortado con el Palacio Real al fondo, perfectamente vestido y maquillado, con esas gafas de sol en las que Michael se refugiaba de las miradas ajenas, casi produce un sobresalto. Lenny tenía siete años cuando le regalaron un disco recopilatorio de Michael Jackson, más o menos los mismos que Jennifer cuando escuchó a los Beatles cantar I Want To Hold Your Hand, por televisión. Ambos quedaron marcados por esa impresión y algo hizo clic en la corteza auditiva de sus cerebros. «Desde ese momento, todos los días le pedía a mi padre que me pusiera el disco. Comencé a cantar y bailar todos sus temas, y a imitar sus sonidos», cuenta Lenny mientras reproduce esos característicos grititos que hacía Michael. «Lo que empezó siendo un hobby, se convirtió en un trabajo, pero nunca imaginé que un día pudiera estar de gira por todo el mundo». Y aquí le tenemos.

El espectáculo This is Michael ya ha pasado por veinte países y conseguido un gran éxito, sobre todo en Hispanoamérica, donde causa gran impacto. «En México lo viven de una manera increíble, aunque también en Argentina o Chile«, reconoce Lenny.  «Son casi dos horas de show y las coreografías están cuidadas con todo detalle para ser las mismas que hacía Michael en sus conciertos», nos adelanta Lenny. «Hay una coreografía que será una sorpresa y la hemos trabajado de manera diferente, pero siempre manteniendo aquella magia que nunca podemos perder». ¿Cuál es la más difícil de reproducir?, le preguntamos. «Smooth Criminal, porque no paro de bailar y cantar sin respiro».

Un parecido tan milimétrico que le convierte en réplica del pequeño de los Jackson -recordemos cuando formaba parte de los Jackson Five- no supone tarea fácil para Lenny. Además de las más de dos horas de maquillaje que le lleva salir al escenario, hay otros sacrificios del día a día. «Es la parte más dura -nos confiesa entre sonrisas-. Tengo que estar a dieta todo el año y mantener un entrenamiento físico cuatro o cinco veces por semana».

Dónde estaba cada cual cuando se enteró de la muerte de Michael Jackson es un recuerdo particular. Fue el 25 de junio de 2009, cuando un anestésico intravenoso, al parecer, acabó con su vida cuando contaba cincuenta años. «Yo estaba conduciendo y recibí una llamada de un amigo. Creí que era un rumor, como muchos otros hasta ese momento, pero obviamente no lo fue», comenta Jennifer. En el caso de Lenny, la impresión se extendió a toda su familia. «No me lo podía creer, no podía ser cierto. Hice una búsqueda en Google pero estaba caído, porque mucha gente estaba haciendo la misma consulta. Para nosotros, fue como haber perdido a un familiar. En casa, si no lo escuchaba yo, lo escuchaba mi madre o mi hermano, así que estaba presente las veinticuatro horas».

Reivindicar la música de Michael Jackson con tal devoción puede derivar en un alejamiento de las tendencias actuales, lo cual no siempre ha de resultar negativo. «Crecí en los 80 y 90. Para mí es difícil escuchar las canciones actuales porque las letras no transmiten mucho», reconoce Lenny Jay. «En aquella época, Whitney Houston, Stevie Wonder o Queen, tenían letras que hablaban de conciencia, de amor, de cuidar al prójimo, y eso no lo vemos hoy en día. Yo particularmente no consumo la música pop de hoy». Así de tajante. «Con nuestro show intentamos conectar con el público a través del mensaje de cuidar el mundo que siempre mantenía Michael». Entre ese público al que se refiere, nos cuenta que observa edades de lo más variado: desde espectadores de sesenta o setenta años, hasta niños. «Me emociona ver a niños de siete u ochos años disfrazados de Michael, con su sombrero y sus guantes. Me veo en ellos reflejado y es justamente lo que pretendemos con este espectáculo: conectar con las nuevas generaciones».

Jennifer define el secreto que nos conecta con la música de manera más directa: «La melodía. Por encima de los ritmos, del sonido o del vestuario, la atracción más fuerte que existe en música es la melodía, cuando no deja de dar vueltas en tu cabeza. Es lo que más atrae a la gente», concluye. Nos habla de la virtud que le hizo triunfar a Jackson. «Lo principal era su actitud. Mucha gente quiere ser famosa, pero si no te comprometes totalmente no serás capaz de conseguir un éxito tras otro. Su manager me decía que es fácil hacer famoso a alguien pero mantenerse en ese éxito es el verdadero reto«.

Sobre la personalidad de Michael, Jennifer no puede más que dedicarle elogios. «Era un ser humano muy luminoso, de una creatividad extraordinaria y siempre tendré un respeto profundo por él. Con su equipo fue tremendamente generoso: siempre íbamos a los mejores hoteles, los mejores vuelos… Trabajar con él era como estar en unas vacaciones pagadas», reconoce. A la pregunta de si era un hombre perfeccionista y pendiente de cada detalle, comenta que Michael «siempre se rodeaba de los mejores profesionales en cada categoría para obtener lo que quería y tenía todo en la cabeza. Incluso podemos decir que compuso mi imagen, porque él quería que destacara en el escenario. ¡De ahí viene esta cresta de Mohawk de medio metro! -reconoce entre risas-. Era un tornado creativo«, concluye.

Aquel tornado llamado Michael Jackson, como la tormenta perfecta que cruzó Estados Unidos de la mano de The Beatles, sigue causando admiración a los que se aproximan a su trayectoria artística, a su legado musical. El viernes 21, los espectadores que acudan al Palacio Vistalegre Arena tendrán la oportunidad de comprobar que canciones como Billy Jean, Thriller, Black or White o Man in the Mirror siguen igual de vigentes que cuando se compusieron, y soñar con que Michael sigue entre nosotros. En realidad, su aura todavía permanece y seguirá impactando a los que vean en escena a Jennifer y Lenny, junto a seis bailarines y diez músicos, en un espectáculo que es el mejor homenaje al Rey del pop.