La investigación contra el cáncer ha dado sus frutos en forma de una barrera natural que frena la progresión de los tumores cancerígenos. Esta barrera es la Capicua, una proteína con la que se ha logrado detener las alteraciones genéticas que hacen avanzar tumores pulmonares.
Imagen de un grupo de células tumorales pulmonares con aumento de KRAS para superar la barrera natural Capicua. En azul se ven los núcleos de las células cancerígenas y en rojo las varias copias del gen KRAS dentro de los núcleos. En verde se marca el cromosoma donde reside el gen KRAS. / CIC
Tal y como se describe en el trabajo de un trabajo de un equipo del Centro de Investigación del Cáncer, publicado en la revista EMBO Molecular Medicine, se ha identificado el papel de esta proteína en el desarrollo y la resistencia a los tratamientos de los tumores pulmonares que tienen mutaciones en los genes KRAS y TP53.
La investigación también abre nuevas vías terapéuticas: la restauración de la actividad represora de Capicua o el ataque a factores que compensan su pérdida pueden revertir la proliferación tumoral y restaurar la sensibilidad a los medicamentos. “Hemos descubierto que Capicua es mucho más que un simple actor secundario en la vía oncogénica de KRAS. Abre nuevas oportunidades para intervenir en fases tempranas de la enfermedad”, subraya Drosten. “Una vez perdida su función de represión, el crecimiento tumoral se dispara y, además, aparecen resistencias a fármacos que antes eran efectivos”, añade.
Una oportunidad terapéutica como barrera contra el cáncer
KRAS es uno de los oncogenes más estudiados y responsables del 30% de los cánceres humanos que, hasta hace poco, era considerado “intratable”. Si bien existen terapias dirigidas actualmente aprobadas, la mayoría de los tumores acaban desarrollando resistencia.
El equipo ha realizado experimentos con modelos animales, empleando ratones genéticamente modificados para replicar las mutaciones observadas en cánceres humanos. Estas investigaciones permitieron estudiar de manera controlada el impacto de la pérdida funcional de Capicua y de la amplificación de KRAS en el desarrollo tumoral, así como testar nuevas estrategias terapéuticas. Todos los protocolos con animales fueron aprobados por los comités éticos pertinentes y cumplieron con las regulaciones internacionales sobre bienestar animal.
Este descubrimiento tiene implicaciones importantes para la selección y el tratamiento de los pacientes. La identificación de mutaciones o alteraciones funcionales en Capicua permite anticipar la aparición de resistencias y diseñar tratamientos personalizados basados en el perfil molecular de cada tumor.
En este sentido, Irene Ballesteros-González, primera autora del estudio, subraya: “Gracias a los modelos experimentales empleados en esta investigación se han podido probar combinaciones farmacológicas. Además, se ha demostrado que la reactivación de Capicua, así como el uso de inhibidores metabólicos específicos, puede volver a sensibilizar los tumores resistentes a los fármacos convencionales”.
Los resultados refuerzan la relevancia de la investigación multidisciplinar y el uso de modelos experimentales avanzados como parte de la estrategia para desvelar los mecanismos de resistencia y progresión tumoral.
El estudio ha sido financiado principalmente por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades a través de la Agencia Estatal de Investigación, la Fundación Científica de la Asociación Española Contra el Cáncer, el Instituto de Salud Carlos III, la Comunidad de Madrid y el European Research Council (ERC).