Al menos nueve civiles han muerto este miércoles en Ucrania tras una oleada en ataques rusos con 470 drones y 48 misiles de distintos tipos, que también han causado daños en instalaciones energéticas y otras infraestructuras civiles en una decena de regiones. Los fallecidos se han registrado en la región de Ternópil, al oeste de Ucrania, ha anunciado en su cuenta de Telegram el presidente Volodímir Zelenski.

El líder ucraniano explica que el ataque ruso ha alcanzado un edificio de viviendas en Ternópil en el que, además de morir nueve personas, han resultado heridos decenas de civiles.

Zelenski ha hecho también referencia a las consecuencias del bombardeo en la ciudad de Járkov, en Ucrania nororiental, donde han sufrido daños infraestructuras energéticas y de transporte.

También han sido alcanzadas infraestructuras energéticas en las regiones de Ivano-Frankivsk, donde resultaron heridas tres personas, y Leópolis. Ambas están situadas en el oeste de Ucrania. Zelenski ha afirmado que este nuevo ataque ruso demuestra que «la presión sobre Rusia no es suficiente», y pidió más sanciones al Kremlin y ayuda adicional a Ucrania para protegerse de los bombardeos enemigos.

Zelenski viaja a Estambul

El ataque se ha producido el día en el que Zelenski viaja a Estambul, donde tiene previsto reunirse con el jefe de Estado turco, Recep Tayyip Erdogan, con el objetivo de reactivar las negociaciones estancadas con Rusia.

A esa cita, según dijo este martes el propio Zelenski, iba a acudir el representante especial del presidente Donald Trump para Rusia y Oriente Medio, Steve Witkoff, algo que no ocurrirá, según el medio Axios. Este medio, que cita fuentes oficiales estadounidenses y rusas, añade que EE.UU. está negociando con Rusia un plan secreto de 28 puntos para poner fin a la guerra, en el que se abordan también las garantías de seguridad para Europa y el futuro de la relación de Washington tanto con Moscú como con Kiev.

El plan, en cuyo desarrollo no han participado ni Ucrania ni sus socios europeos, ha sido negociado por Witkoff y el emisario del Kremlin Kiril Dmitriev.