Con el próximo Mundial de fútbol a tan sólo unos meses vista, uno tiene la impresión de que casi todo cuanto acontece en estos meses previos, está claramente condicionado por la proximidad de la gran cita cuatrienal. Algunas selecciones han sellado ya su pasaporte para el gran certamen. Entre estas se encuentra la selección española, considerada por muchos como una de las candidatas más acreditadas al triunfo final, tanto por el juego desplegado como por la resultados obtenidos. Pero no es de la selección que dirige Luis De la Fuente de la que quiero hablar concretamente, sino de algunos de su integrantes, que comparten una particularidad: su paso por la Real Sociedad. Porque en los últimos días se habla, y no se para, de la aportación de futbolistas como Oyarzabal, Merino, Zubimendi o Le Normand. No han sido tradicionalmente los futbolistas del club txuri urdin acaparadores de grandes titulares desde los ya lejanos tiempos de los Arkonada, López Ufarte y Zamora. Pero es que en las últimas fechas, y coincidiendo con el mejor momento de la selección, el protagonismo estelar de los futbolistas con ADN txuri urdin ha sido notorio. Mal que les pese a algunos, cada vez menos, rendidos ante la evidencia, la aportación de Oyarzabal, que ha pasado de ser el ‘chico para todo’ al que no sabían muy bien dónde situar, aunque intuían que había que colocarlo en alguna parte –porque es muy bueno-, a convertirse en el auténtico líder de ese grupo de figuras. Le Normand, un hombre que llegó a la Real desde Francia, y que estuvo a punto de marcharse a los cuatro días porque pensaba que no daba el nivel. Mikel Merino, que pasó de despreciado por algún club importante porque no lo veía, y que hoy es indiscutible allá donde juegue. O Martín Zubimendi, el hombre que parecía destinado a vivir a la sombra del penúltimo Balón de Oro, y que hoy gobierna con mano de hierro una de la selecciones favoritas para el próximo Mundial. Y los cuatro son y serán para siempre Real Sociedad. Y no me olvido de Alex Remiro.

Take Kubo, durante el amistoso entre Japón y Ghana

1

Una hipótesis perniciosa

Conforme se acerca el final de año, comienzan a gestarse, en unos casos con más fundamento que en otros, posibles operaciones a realizar en el mercado de invierno, esa ventana abierta a fin de corregir los errores cometidos durante el mercado estival.
Pero claro está, en ese tipo de transacciones puedes interpretar un papel activo, cuando acudes al mercado para reforzar tu plantel, o bien pasivo, y entonces quedas expuesto a las intenciones y a los movimientos de terceros. Y la Real Sociedad, que aún sigue evaluando la bondad o el desacierto de los acciones implementadas el pasado verano, comienza a tentarse la ropa, cuando escucha cantos de sirena rondando a alguno de sus activos fundamentales. Es el caso de Take Kubo, en el punto de mira de más de un club importante, que vería en el japonés la solución a parte de sus problemas. Pero esa hipótesis, al margen del provecho económico que pudiera reportar, sería una malísima noticia para Sergio Francisco. Kubo, que en su cuarta temporada como realista aún se encuentra lejos de su mejor versión, es un pilar fundamental de este plantel, absolutamente irreemplazable en el corto plazo. Es por eso que cualquier movimiento en ese sentido no debe contemplarse ni como conjetura.

Horizontal

2

Invierno con perturbaciones

Se supone que las perturbaciones son una característica consustancial del invierno, así que no tiene por qué sorprendernos. Ni tampoco en el fútbol, ya que la apertura del mercado invernal traerá consigo algunos movimientos esperados y otros no tanto. La Real dispone de unas semanas para corregir errores pasados o para apuntalar esas zonas del edificio más deterioradas con el paso de la competición. Suerte. ¡O algo más!

Vertical

1

Solo falta aprender a ganar

A diferencia de lo que sucedía con la Real de Imanol, que hacía de cada desplazamiento una oportunidad de amasar un nuevo botín, esta nueva Real de Sergio Francisco aún no sabe lo que es ganar lejos de Anoeta. Por ahora sólo empata o pierde, y así es difícil progresar, amén de trasladar toda la exigencia a los partidos de casa. El Sadar se le ha dado particularmente bien en la última década. Oportunidad.