Impecable desde el inicio del choque (13-19 al descanso), el Barça de balonmano ganaba por nueve goles (13-22) en el minuto 35 con un Emil Nielsen colosal (18 paradas y 43% de acierto), pero unos minutos catastróficos han estado a punto de arruinar la victoria azulgrana en la pista del París Saint-Germain, que ha sido capaz de ponerse a un solo gol (23-24 en el 50′) antes de claudicar por 27-30. 

Los azulgrana siguen segundos del grupo B de la Champions con siete victorias y 14 puntos, a dos del líder, el SC Magdeburgo alemán, que también ha ganado su encuentro de la 8ª jornada en la cancha del HC Zagreb croata (35-43).

Un día más, Nielsen hizo un partido bestial, a tono con su condición de mejor portero del mundo. El danés ya acabó la primera parte con unos números extraordinarios, nueve intervenciones y 47% de acierto, pero rizó el rizo en un arranque del segundo tiempo sencillamente apoteósico.

Emil fue capaz de hacer cinco paradas en tres minutos y medio para disparar al Barça hasta los nueve goles de ventaja con el séptimo gol sin fallo de Ludovic Fàbregas: 13-22 en el 35′. Tras conseguir semejante renta faltando tanto tiempo, los hombres de Carlos Ortega tenían el reto de mantener la concentración y, ahí, esta vez fallaron.

Horizontal

Ludovi Fàbregas intenta frenar a Elohim Prandi en el PSG-Barça de Champions

MOHAMMED BADRA / EFE

El entrenador azulgrana pidió tiempo muerto cuando vio las primeras señales de desconexión y su equipo encajó un parcial de 3-0 en apenas dos minutos: 16-22 en el 37′ que animó al PSG. «¡Estamos atontados, nos hemos dormido!», exclamó muy enfadado Ortega a sus jugadores, que ya no recuperaron la versión que había matado con anterioridad al conjunto francés.

Desaparecido en la primera parte, en ese momento también emergió como puntal de la reacción el joven portero Mikkel Lovkvist (11 paradas y 31%), que frustró una y otra vez a los lanzadores azulgrana. Dika Mem, tantas veces salvador del Barça, estuvo fallón y sólo metió tres goles de 10 lanzamientos.

Entre fallos propios y aciertos del rival, el equipo catalán encajó un parcial de 7-0 que reenganchó por completo al PSG al partido: 20-22 en el 44′. El apagón ofensivo duró hasta 11 minutos, hasta que Mem situó el 20-23 en el 46′ justo después de que Nielsen evitase que el PSG se colocase a uno.

Eso sí ocurrió poco después, en el 50′, cuando Yahia Omar, el jugador más resolutivo del PSG (7 goles) junto a Elohim Prandi (6) y Luc Steins (5), puso un inquietante 23-24 en el marcador. El PSG, evidentemente, metió el miedo en el cuerpo al Barça, pero los azulgrana salvaron al menos los muebles al recuperar la serenidad en los 10 minutos finales.

Lee también

A Aleix Gómez no le tembló el pulso en los lanzamientos de penalti, Nielsen completó su festival con otras intervenciones decisivas, como un paradón descomunal ante un tiro a bocajarro de Karlsson, y el Barça selló una victoria agónica (27-30) que sólo un rato antes parecía plácida. 

Con esa virguería, el danés evitó en el 57′ el 26-27 y, a continuación, Tim N’Guessan puso el 25-28 que encarriló definitivamente el triunfo azulgrana, sellado con un golazo final de Domen Makuc (27-30), que respondió con soltura como central titular en lugar de Blaz Janc, el elegido habitualmente por Ortega.

Ficha técnica

27 – París Saint-Germain (13+14): Lovkvist (Soullier),
Yahia Omar (7, 3p), Konan (1), Prandi (6), Luka Karabatic (1), Solé (3, 2p), Grebille -equipo inicial-; Maras (1), Steins (5), Karlsson, Abdou, Heldal (1), Peleka (1), Gaudin (1) y Loredon.
30 – Barça (19+11): Nielsen (Hallgrimsson), Aleix Gómez (4, 3p), Mem (3), Makuc (4), N’Guessan (7), Fàbregas (7), Dani Fernández (2) -equipo inicial-; Carlsbogard (2), Djordje Cikusa, Janc, Sola, Elderaa, Frade (1), Barrufet y Petar Cikusa.
Árbitros: Mirza Kurtagic y Mattias Wetterwik (Suecia).
Exclusiones: Konan, Loredon (PSG); Fàbregas y Fernández (Barça).
Marcador: 3-4, 5-6, 6-10, 8-12, 12-16, 13-19 (descanso); 14-22. 16-22, 20-22, 24-25, 25-27 y 27-30 (final).
Incidencias: Partido de la 8ª jornada del grupo B de la Champions disputado en el Stade Pierre de Coubertin de París (Francia) ante unos 3.200 espectadores.

El balonmano demostró de nuevo hasta qué punto es un deporte en el que las cosas pueden cambiar por completo en apenas unos minutos. Nueva lección para un Barça de dos caras opuestas que salió airoso de una situación muy peliaguda.