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Los estudios más recientes acerca del café muestran que esta bebida, consumida desde hace miles de años, escondía unos beneficios sorprendentes. Los granos de esta planta, tostados, molidos y hervidos sueltan en el líquido todo tipo de sustancias, entre los que se encuentran antioxidantes, que, en cantidad suficiente, podrían tener efectos beneficiosos para varios de los sistemas del organismo.

Entre los mayores beneficiados, se encuentra el sistema cardiovascular, las bombas y tuberías que se encargan de llevar la sangre y nutrientes por todo el organismo. Anteriormente, se creía que uno de los estimulantes presentes en el café, la cafeína, interfería en su funcionamiento y podía llegar a desgastarlo. Pero la última evidencia científica sugiere que no, que el café no aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y parece reducir el riesgo de algunas enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2.
¿Pero cuándo es más beneficioso tomarse el café? ¿Por la mañana o por la tarde? Un estudio liderado por el Dr. Lu Qi, sugiere que la respuesta es durante las horas tempranas del día. Es decir, que un café matutino puede tener más efectos beneficiosos que tomar un café durante todo el día.
El estudio que analiza las diferencias a la hora de tomar café
Para llegar a estas conclusiones analizaron las pautas de consumo de café de un total de 40.725 personas de las Islas Británicas y les realizaron un seguimiento de la salud desde 1999 hasta 2018. En ese tiempo observaron cuántas de ellas fallecieron por enfermedad cardiovascular, así como por otras causas y lograron obtener una relación con cuándo consumían esta bebida.

Entre los participantes el 48 % no era consumidor habitual de café y, entre los consumidores, alrededor de un 36 % de los participantes lo hacían por la mañana (antes del mediodía) y un 16 % lo realizaban a lo largo de todo el día. Además, también compararon aquellos que consumían de 1 a 3 tazas con otros que consumían más de 3 tazas diarias, a los que denominaron ‘bebedores empedernidos’.
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Existen muchas formas de consumir café, hervido, de extracción en frío, por prensado… Cada cual tiene sus peculiaridades y mantiene más o menos propiedades.
En comparación con las personas que no bebían café, los consumidores matutinos tenían un 16 % menos de probabilidad de morir por cualquier causa y un 31 % menos de probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, lo que indica que el café matutino puede tener efectos muy beneficiosos. Sin embargo, al comparar aquellas personas que tomaban café durante todo el día con los que no eran consumidoras, no se observó una reducción del riesgo.
Ahora bien, se necesitan más estudios a la hora de confirmar si estos beneficios proceden realmente por la hora del consumo o si hay algún tipo de factor de confusión que no se ha tenido en cuenta y que podría estar llevando a resultados erróneos.
¿Por qué hay que tomar con pinzas estos resultados?
El mayor problema a la hora de interpretar los resultados de estos artículos es que se trata de estudios observacionales. Es decir, que los investigadores no les dieron ninguna pauta a los participantes acerca de qué beber, cuánto beber, ni cómo hacerlo. Simplemente siguieron tomando lo mismo que anteriormente y los investigadores lo fueron registrando. Al no contar con ninguna pauta, dentro de un mismo grupo (por ejemplo, consumidores matutinos) puede haber diferencias en el consumo de café. Algunos pueden tomarlo más concentrado, otros pueden quemarlo en sus cafeteras, otros pueden añadir mucho azúcar u otros edulcorantes, lo que puede generar variables que confundan los resultados del estudio.
Existen métodos estadísticos que permiten ajustar los resultados y que sean más robustos, pero aún así, si no se trata de un entorno perfectamente controlado, siempre puede haber variables que se escapen de los investigadores. Por ejemplo, los estudios relacionados con nutrición, salud y longevidad pueden pasar por alto la actividad física o el nivel de estrés diario de sus participantes, dos factores que influyen en la salud cardiovascular. Y esto puede estar relacionado con el consumo de café.

Es decir, una persona que se encuentra en un trabajo muy estresante puede tomar grandes cantidades de café para mantenerse alerta más tiempo. En este caso, aunque tanto los compuestos aromáticos, fenólicos, o la cafeína presentes en el café puedan estar siendo beneficiosas para el corazón, el estrés puede descompensar los efectos. O si una persona no toma café por la mañana porque para despejarse prefiere salir a correr, los efectos beneficiosos de esta rutina no contemplada pueden llevar a la conclusión de que el consumo de café es perjudicial.
Por tanto, como se suele decir en ciencia, correlación no implica causalidad. En este caso, que el consumo del café matutino esté asociado con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares no significa que la causa sea el café. Puede que haya otras condiciones que pesen más en el resultado final, como el ritual de prepararlo, el tener unos momentos de relajación mientras hierve la cafetera, o incluso el tomarlo en compañía con nuestros seres queridos, que pueden reducir el estrés en nuestro corazón y, por tanto, ser la fuente de los beneficios. Por ello, si decides tomar una taza de café por la mañana, asegúrate que lo haces por disfrutarlo.