Hay canciones que se instalan en tu mente y es imposible que salgan de ella durante semanas. ¿Química cerebral? ¿Alusión a nuestras obsesiones? ¿Identificación con lo que señalan? Lo que está claro es que algunas melodías y letras poseen la llave para llegar hasta lo más profundo de nuestro ser, y estas semanas la canción Golden volvía a demostrarlo. 

Con más de 740 millones de visualizaciones en YouTube y alcanzando un récord como una de las 10 canciones que se han mantenido en el primer puesto de escuchas en Billboard durante más de siete semanas, quitando de paso el lugar a canciones como Die with a Smile (de Lady Gaga y Bruno Mars) o The Fate of Ophelia (de Taylor Swift), Golden ha hecho que muchos finalmente vean Las guerreras k-pop

Este tema es el principal de la película y uno de los mayores responsables de que se haya convertido en la más vista en la historia de Netflix, mientras la melodía se viralizaba en TikTok y las versiones corrían como la pólvora. ¿Pero qué tiene esta canción para que no salga de nuestra mente y haya hecho que todos se interesen por Las guerreras k-pop?

Un experto musical explica lo buena que es ‘Golden’

Andrés Cabané, director de proyectos de Esmerarte Industria Creativas (management y sello discográfico de artistas como Xoel López y Sarria), quien ha trabajado con cantantes de la talla de Vetusta Morla, Russian Red o Tulsa, nos explica el porqué detrás del éxito de la canción.

«A nivel compositivo, es una canción que funciona muy bien por algunos recursos que utiliza y hace que sea muy buena. La estructura es prácticamente la misma durante toda la canción. Es una rueda de cuatro acordes muy sencilla, que tiene una melodía por encima y lo que cambia es la intensidad entre las distintas partes», aborda el experto musical.

Cabané explica que para que las canciones triunfen tienen que ser lo suficientemente innovadoras, pero sin resultar totalmente ajenas para el público. Por ello, Golden «tiene la dosis perfecta» de cosas nuevas, pero con elementos que ya podríamos haber escuchado y resultan familiares para aquellos que quedan prendados de ella. 

Cabané también informa de que la canción tiene un compás 12/8, lo que da mucho juego al mezclar diferentes ritmos. «El tema de la métrica y el ritmo hace que sea diferente. Este compás es muy interesante, porque se puede hacer tanto con ritmos ternarios, como con binarios o cuaternarios. Encontramos esa combinación de formas diferentes de interpretar el ritmo de alguna manera, manteniendo la misma velocidad o el mismo ritmo, pero cambiando cómo suena a nivel rítmico», explica. 

A todo esto, se añade la maestría de la ejecución de las cantantes, y es que detrás de Golden encontramos entre sus compositoras a EJEA, quien también es la voz principal de este trío de artistas y se caracteriza por alcanzar notas extremas, tanto muy graves como muy agudas, para lo que habitualmente hace una cantante pop. 

«Es una chica coreana que viene de formarse en las academias de su país, que son casi como guerrillas militares para enseñar a estrellas del pop y tienen métodos muy agresivos, con mucha exigencia y trabajo duro, pero no terminó de funcionar allí», ahonda Cabané en la biografía de EJEA, quien tenía mucha más suerte probando suerte al mudarse a Estados Unidos. 

¿Por qué el público más adulto también se rinde a ‘Golden’?

El experto musical afirma que todo esto no sería posible sin la maquinaria de Netflix detrás y el apoyo inicial del fandom de chicas de entre 12 a 20 años, quienes han sido el motor para hacer despegar las carreras de muchos artistas actuales, ya que «tienen un sentimiento de comunidad, de grupo, de pertenencia y de apoyo a la gente que quieren, y eso hace que funcionen». 

Una serie de ingredientes en la búsqueda del éxito a la que se suma el grandísimo equipo de compositores y productores detrás de este tema, así como de Soda Pop, Your Idol o Takedown, que también se han convertido en verdaderos hits.

Aunque Golden comparte muchos elementos con el k-pop, lo cierto es que se aleja del patrón habitual de canciones que grupos como BTS o Black Pink popularizaban. El experto compara la canción con Roar de Katy Perry («tiene una estructura parecida, con una misma rueda de acordes») o Let It Go de Frozen («a nivel de letra, las dos canciones hablan de enfrentarse a cambios en la vida, adaptarse a conocerse a uno mismo y aceptar quiénes somos»). 

Esto es transponible al resto de temas de la película, que funcionan tan bien porque son «canciones buenas, pegadizas, ingenuas e incluso pueden hacer bromas meta referenciales sobre la composición, como Soda Pop». 

Al igual que le pasara al que escribe estas líneas con su sobrina, Cabané se enteraba de la canción por su hija de siete años, a partir de lo cual empezaba a interesarse por el atractivo de la canción entre los más pequeños. 

«Tanto Netflix (detrás de la distribución) como Sony (detrás de la animación) han hecho un producto increíble para la comercialización y el potencial global que tiene, pero creo que probablemente les habrá sorprendido, porque es mucho más exitoso de lo que podría parecer al principio«, declara Cabané.

Más allá de su capacidad de viralización, ese target de gente más joven hacía que el público fuera creciendo progresivamente. «Primero fueron las niñas y niños más pequeños, y después fueron los espectadores del anime y el k-pop. Creo que una vez que has conquistado la franja de los 10 años a los 20 o 25, la inercia va prácticamente sola. Se fue haciendo una bola de nieve hasta llegar a todo el público», agrega. 

Aunque muchos continúan asimilando este fenómeno a la audiencia más infantil, lo cierto es que esto mismo funcionaba, a distinta escala, en otras producciones de 2025. Este mismo año, otras tantas canciones y momentos musicales aunaban las melodías y las imágenes más potentes en películas como Los pecadores, Sirat o La vida de Chuck, que también se instalaban de igual forma en la mente de los espectadores.  

«Es que la capacidad de la música de evocar, de sugerir, de transmitir sentimientos es increíble. Si lo sumas a estas imágenes potentes es una combinación brutal. Por eso los videoclips funcionan tan bien y hay tanta gente que trabaja en ellos que acaba en el cine», concluye el experto musical.