Se cumplen 80 años de los juicios de Núremberg contra la cúpula nazi. Un proceso sin precedentes que sentó las bases del derecho penal internacional.
Por primera vez, la responsabilidad recaía, no sobre el Estado, sino sobre los individuos que también, por primera vez, eran juzgados por crímenes contra la paz y la humanidad, que no existían previamente en las legislaciones nacionales. Ocho décadas después, sin embargo, la realidad golpea a esa idea que salió de allí.
Desde la histórica sala 600 donde se celebró ese y otros juicios posteriores contra el nazismo, hablamos con Nina Lutz, responsable del memorial, y con Gurgen Petrossian, jusrista de la Academia Internacional de los Principios de Núremberg.
En ese viaje a la ciudad bávara, visitamos además el centro de documentación del Reichsparteitagsgelände, ubicado a unos pocos kilómetros del Palacio de Justicia.
En esa superficie de 16.000 metros cuadrados se celebraron entre 1933 y 1938 los congresos anuales del NSDAP. Paradigma entonces de la megalomanía nazi, hoy en día es el museo más visitado de la ciudad y un buen ejemplo de revisión histórica. «No tiene sentido intentar ignorar o encubrir la Historia; eso nunca ha funcionado y creo que es un mensaje que, sin duda, puede aplicarse a otros lugares, ciudades y países. Porque, tarde o temprano, volverá a salir a la luz; la historia no desaparece sin más», resalta Alexanter Schmidt, uno de los responsables de centro.