Aún faltan dos largos años para que el Museu Carmen Thyssen Barcelona empiece a operar como tal en el antiguo cine Comedia, pero sus impulsores, con Carmen Thyssen a la cabeza, han querido escenificar este jueves su desembarco en la milla de oro de la capital catalana con una curiosa presentación mitad ‘happening’ artístico mitad accidentada comparecencia de prensa. Un embrollo en forma de ‘performance’ y con colocón de aerosol con la que el museo quiere mostrar su línea educativa y abrir puertas antes de cerrarlas durante una larga temporada. «Es la primera vez que pongo los pies desde que venía cuando era pequeña», anuncia la baronesa.
Porque, apunte extramuseístico para empezar, Tita Cervera asegura no haber renunciado a nada, menos aún a su título. “No he perdido nada, qué tontería. Eso son cosas que se inventan”, despeja de buenas a primeras.
Sigamos. Sobre el papel, lo de este jueves es un colorido homenaje a la historia del emblemático cine Comedia, cerrado desde enero de 2024, y el primer paso en lo que se anuncia como un «diálogo con la comunidad creativa de la ciudad». Un llamativo funeral antes de que la piqueta empiece a hacer de las suyas en algún momento del año que viene, cuando se espera que el proyecto salte de los despachos a los andamios.
En el patio de butacas, de la teoría a la práctica, cerca de un centenar de estudiantes de escuelas de arte y diseño de la ciudad agitan sprays, tunean asientos y, en cierto modo, estrenan el museo de manera oficiosa. «Algún día podréis contar que habéis sido los primeros en exponer en el Museu Carmen Thyssen de Barcelona», celebra Vicente Suárez, director de la agencia de comunicación encargada de organizar el sarao. «Por expreso deseo de Carmen, sois los primeros», jalea.
Carmen, acompañada por el equipo de televisión que está realizando un documental autobiográfico, se suma al coro. «Un inicio así es maravilloso», dice. A su lado, su hija, también Carmen, lo explica un poco mejor. «Es un buen ejemplo de lo que quiere ser este museo: no solo para las grandes obras, también para los estudiantes», asegura. «Lo que pretende el museo es exponer obra consagrada y llegar a las nuevas generaciones a partir de otros artistas contemporáneos y lenguajes digitales», completa Guillermo Cervera, sobrino de la baronesa y su mano derecha en asuntos museísticos.

Raül Balam, Carme Ruscalleda, TVBoy, Judith Mascó, Guillermo Lorca, Samuel Salcedo, Jordi Labanda y Pablo Arroz posan en el interior del cine Comedia / JORDI COTRINA
Mariscal, TVBoy y otros artistas invitados
A sus espaldas, 500 butacas intervenidas con peluches, carteles de ‘Se alquila’ y ‘Es lloga’ y toneladas de spray acrílico. Poco que ver con Ramon Casas, Ricard Mir, Santiago Rusiñol y, en fin, la colección de pintura catalana de los siglos XIX y XX que se prevé ocupe el futuro museo, pero plena sintonía, se supone, con la rama educativa y el querer estrechar lazos con las escuelas de arte y la comunidad artística. Para reforzar esta idea, también se ha convocado al antiguo cine a VIPS de lo suyo como el ilustrador Jordi Labanda, el artista urbano TVBoy, el pintor Guillermo Lorca, el diseñador de moda Pablo Erroz, el bailarín Julio Bocca, la modelo Judith Mascó y la chef Carme Ruscalleda y su hijo Raül Balam, entre otros. No queda muy claro qué hace ahí, pero el presentador del acto les anima a charlar con los estudiantes y brindarles algún que otro consejo. Marsical, que llega tarde, se ahorra la arenga y las sugerencias.
Inés, del Centre Universitari de Disseny i Art de Barcelona, no parece necesitarlos. «Tenía 5 butacas y tuve la idea de cubrirlas con hojas, como si se estuvieran marchitando, porque me da mucha pena ver cómo cines como este están cerrando porque la gente no va», explica. Tampoco ella había estado antes en el Comedia, pero podrá presumir de haber preestrenado un museo que, según Joan Manuel Sevillano, responsable de la división cultural de Stoneweg, avanza según lo previsto. «Está en fase de proyecto y lo presentaremos con toda su majestuosidad. Es un proyecto complejo, que poco a poco irá cobrando forma», resume la cara visible de la firma inversora que financia el proyecto.
Sobre los plazos, poca novedad. «Se mantiene 2028», asegura sobre la fecha prevista para la apertura del museo. Por el camino, la licencia de obras, los proyectos arquitectónicos y museísticos y una inversión de unos 100 millones de euros. «El museo avanza. Es mi legado para Barcelona, quiero muchísimo a mi ciudad. Todos los museos de Barcelona están ayudándonos y estamos unidos para que sea un éxito», dice Carmen Thyssen.
Para quien tema la irrupción de un nuevo espacio copado por el turismo, Guillermo Cervera lanza una última reflexión. «Un proyecto no puede triunfar internacionalmente si no lo hace antes localmente», filosofa. «A la cultura no le puedes cerrar las puertas», zanja Carmen Thyssen.
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