Jorge Mier, en su presentación con el Real Murcia Real Murcia

El lateral derecho ovetense, ahora pieza clave del Real Murcia, charla con La Voz de Asturias sobre su trayectoria
20 nov 2025 . Actualizado a las 20:23 h.

Seguramente esa diáspora oviedista cuyas filas engrosaron los Riki Rodríguez, Javi Moreno, Mangel Prendes o Enol Rodríguez la inauguró Jorge Mier (Oviedo, 1999) hace ya cuatro años. Canteranos azules que, a diferencia de los Viti, Jimmy, Lucas, Borja Sánchez, Abel Bretones o incluso su gemelo Javi Mier, no consiguieron asentarse en el primer equipo del Real Oviedo tras debutar pero que después si consiguieron asentarse en el fútbol profesional. Salir de casa para mantener el sueño de ser futbolista. Y lograrlo, claro. Ahora, tras pasar por Unionistas y Amorebieta, Jorge Mier repasa su camino con LA VOZ DE ASTURIAS mientras es uno de los jugadores importantes de todo un gigante dormido del fútbol español como el Real Murcia











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Pablo Fernández









—Lleva año y medio en Murcia.

—Y muy bien, la verdad. Me costó el clima al principio, porque pasar del norte a esto cuidado. Al margen de eso, aquí se vive muy bien.

—Las pretemporadas tienen que ser maravillosas con ese calor.

—Es una burrada. En pretemporada esto es para morir, cuando llegué el año pasado flipé. Ponerte a entrenar en julio y agosto es durísimo, lo pasas mal de verdad. Este segundo año fue mucho más fácil, pero en 2024 me costó.

—¿El Real Murcia es lo más parecido a jugar en el fútbol profesional estando fuera del mismo?

—Tal cual. Cada quince días jugamos en casa y tenemos 13.000 personas en las gradas. Esto es un club de Segunda en Primera RFEF, con todo lo que ello supone. Hay que saber lidiar con ello, pero al final todos los futbolistas queremos estar en sitios como este. Para mí al menos es un placer vestir esta camiseta, vaya.

—Han pasado ya 12 años desde el descenso del Murcia a Segunda B.

—Siendo historias diferentes, al final esto se parece un poco a lo que vivimos en Oviedo. Mis primeros recuerdos en el fútbol como aficionado son de partidos y partidos en Segunda B en las gradas del Tartiere y el Murcia está pasando por esto. Se respira esa necesidad de subir y que cada año que no se consigue la mochila va pesando más. El Real Murcia tiene que estar como mínimo en Segunda y creo que tarde o temprano lo va a conseguir.

—¿Ser de Oviedo, del Oviedo y exjugador del Oviedo le ha ayudado a convivir en este contexto?

—Lo he hablado con algún vecino murcianista, que esto lo viví en Oviedo como aficionado. Cada partido en Segunda B que se jugaba en el Tartiere lo ganabas o toda la semana ya era una mierda. Aquí es parecido, pero es lo que hay. Es la exigencia de estar en un club grande. Sí que me ha ayudado mi experiencia como oviedista para entender y convivir con lo que se vive aquí. Hay jugadores a los que les cuesta adaptarse a esto, es una realidad. Buenos jugadores que los ves entrenar muy bien y que cuando tienen un mal primer día en la Nueva Condomina les intimida un poco el escenario. Es normal. Ese miedo a fallar aparece y es normal, aunque cuando aprendes a disfrutar de la exigencia es lo mejor que hay.

—La temporada pasada cayeron en el playoff, en verano llegó Joseba Etxeberria y tras un mal comienzo ahora su técnico es el también ovetense Adrián Colunga.

—Lo del año pasado fue un palo gordo. Creo que llegamos a ver asequible el playoff ante el Nàstic y cuando lo pierdes en casa y ante 30.000 personas el hostiazo es importante. En Oviedo también sabemos de perder promociones en el Tartiere y sentí algo parecido. Esta temporada se complicó al principio y ahora estamos intentando volver a arrancar. Son momentos de tener la cabeza amueblada y estar centrado en el día a día, porque como te vayas ya no recuperas.

—Con Joseba Etxeberria también salió Asier Goiria, director deportivo que le llevó primero al Amorebieta y luego al Murcia.

—Fue duro porque ellos apostaron por mí en dos ocasiones, sí. En el Amorebieta creo que alcancé mi mejor nivel de juego hasta la fecha, me sentí futbolista tras las lesiones y logramos un ascenso que nadie se esperaba. En Segunda fue un año duro, pero competimos muy bien y casi lo salvamos. Gracias a eso ahora formo parte de un grande como el Real Murcia. Los resultados mandan en el fútbol, es lo de siempre, pero es una pena.

Jorge Mier disputa un balón con Colombatto durante el Oviedo-Amorebieta Real Oviedo

—Antes del Amorebieta hizo la mili en Unionistas.

—Recuerdo que empecé aquella pretemporada de 2020 con Ziganda, bajé al filial y una fascitis me estuvo hasta enero KO. Jugué la mitad de la temporada, pero ni cerca de mi 100%. En 2021, como bien dices, me tocó salir a hacer la mili a Salamanca, mi primera vez lejos de casa. Aunque no acabé de ser importante, sí jugué mis minutos y aprendí muchísimo allí. Al principio lo pasé mal, echaba de menos Oviedo, pero sacó más cosas positivas que negativas.

—El verano de 2022 fue el de su salida definitiva del Real Oviedo.

—Sabía que tenía complicado quedarme en el primer equipo, pero la verdad es que me encontré muy bien desde el principio de aquella pretemporada. Bolo me estaba dando minutos y me lo empecé a creer, porque incluso jugaba algún minuto como lateral izquierdo al estar solo Pomares. En la derecha ya estaban Lucas y Miguelón. Luego llegó Aceves y supe que las puertas estaban cerradas del todo. A mitad de verano, eso sí, llegué a ser optimista con quedarme. Aun así, me quedaba un año de contrato y cuando me comunicaron que me rescindían fue un palo gordo.

—¿Quién toma esa decisión?

—Tito Blanco era el director deportivo, así que entiendo que fue suya. Con Bolo la relación era buena e incluso me recomendó en el Amorebieta, algo que siempre le tendré que agradecer. No tengo ningún tipo de rencor con el club, pero me dejó mal aquella firma. A ver, como canterano el sueño es ese, acabar siendo jugador del primer equipo. Esa rescisión significaba que ya no se iba a cumplir ese sueño.

—¿En qué momento se vio más cerca de hacerse un hueco en el primer equipo del Real Oviedo?

—Siempre lo vi lejos, la verdad. Nunca tuve esa oportunidad real y, quizás, cuando se dio algún momento de bajón en los laterales del primer equipo igual yo no me lo estaba mereciendo en el filial. No me vi lejos en esa pretemporada del 2022, creo que era ahí o nunca.

—Aquel minuto en el Oviedo-Cádiz de febrero de 2019, su debut.

—Fue casi nada, pero fue increíble [risas]. Salí prácticamente para perder tiempo y defender alguna acción como carrilero en línea de cinco. Sabía que salía para eso, pero el subidón era tremendo y cuando me llamó Anquela para entrar ni te digo. Debutar con tu club, en tu estadio, sigo recordando esa adrenalina de saltar al campo. Eso queda para mí.

Jorge Mier, el día de su debut con el Real Oviedo Real Oviedo

—No hubo una segunda vez.

—Eran debuts que se producían por necesidad y no por apuesta o proyecto de club, sí. Creo que el club ha mejorado en ese sentido, aunque ahora tampoco es que sea la panacea. Otros clubes nos siguen sacando mucha ventaja en ese sentido, hay que fomentar que se den las oportunidades y luego ya que demuestren si valen o no.

—¿Sirve de algo ser internacional en categorías inferiores? Usted y su hermano lo fueron en la Sub-17.

—Para el currículum seguramente, y para los recuerdos que pueda atesorar uno cuando sea más mayor, pero futbolísticamente y de cara a tu carrera no sé si vale de mucho. A esas edades todavía eres muy joven y te queda muchísimo de formación, por muy bonito que sea. ¿Es difícil de conseguir? Sí, porque son 23 elegidos en cada convocatoria, pero ni de lejos eso te asegura el vivir del fútbol en un futuro. Y a veces es contraproducente, porque te pueden hacer creerte alguien que todavía no eres.

—Son el ejemplo de que para los canteranos hay vida más allá del Real Oviedo.

—No culpo que los canteranos que ahora estén en el filial o en el juvenil piensen eso de que si no llegan al primer equipo del Real Oviedo será un fracaso, porque yo también pensaba lo mucho. Con el tiempo aprendes y ves que no, que hay mucho más. Al final estás en El Requexón, en tu zona de confort, pero el mundo no se acaba en tu equipo de toda la vida. Hay mucho fútbol más allá y muchos caminos para llegar a la élite. Más agradables unas que otras, pero si tienes suerte y te lo curras todas llegan al mismo camino del fútbol profesional.

—Su gemelo Javi siguió su camino.

—Igual le ayudó mi ejemplo, no lo descarto [risas]. Estoy muy orgulloso de él, porque Javi sí que llegó a ser jugador del primer equipo de verdad, con más de 50 partidos con el Real Oviedo. Le faltó explotar de verdad en esa 22/23, pero llegó la lesión y ya no le dio tiempo. No fue fácil para la familia, tuvo muy mala suerte con esa rodilla que le tuvo casi un año muy lastrado. Cuando estás a nada de asentarte y te tienes que ir de casa cuidado, es más complicado que mi viaje. Ahora está en Huesca, recién recuperado y seguro que va a volver a demostrar que es futbolista de Segunda División.


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