Hay cineastas de autor que hacen dramas intimistas del tema de moda para cosechar aplausos en festivales y hay autores que hacen la historia que les palpita en el alma, aunque vayan a contracorriente y se dejen parte de la vida por el camino. Carlos … Iglesias es de los segundos. Hace 15 años conoció a Fernando y Miguel Ángel Garrido Polonio, unos hermanos que cumplieron la promesa de devolver a España los restos de su tío, caído en Rusia durante la II Guerra Mundial mientras luchaba con la División azul. Su historia para recuperar los restos y darles sepultura le conmovió tanto como los miles de cuerpos que permanecen en las cunetas a la espera de ser recuperados. Y así conforma ahora ‘La bala’, que estrena este viernes en cines, una historia donde la memoria, las generaciones y el recuerdo de los abuelos caídos se cruzan con la actualidad.

-Usted dedica cuatro o cinco años en levantar cada proyecto que elige de manera personal, que investiga, escribe, desarrolla, dirige y hasta protagoniza… ¿De dónde saca la energía para seguir en una industria tan dura?

-De la ilusión, aunque suene a tópico. La ilusión de que esta vez será más fácil, de que vamos a tener suerte, de que va a salir bien… Son mentiras que me cuento para levantarme cada día y seguir, porque sé que hacer una película en España sigue siendo un milagro si no estoy ligado a una gran cadena.

–Usted además llegó al cine de la televisión y la comedia popular, y logró triunfar a la primera con ‘Un franco, 14 pesetas’. ¿Cómo se lleva con esa etiqueta de haber venido de la tele?

-No tuve ninguna ventaja a mi favor salvo haber sido muy popular en televisión, y eso abre alguna ventanita, pero muy pequeña. Y sí, la popularidad abre puertas, pero también genera sospecha: «Este viene de la tele, ¿qué hará ahora?» Antes era peor: televisión y cine estaban reñidos. Lo rompió Manuel Gutiérrez Aragón cuando me llamó para hacer Sancho Panza en su Quijote. Fue una sorpresa enorme.

-¿Qué ha encontrado en la historia de ‘La bala’ para dedicarle un lustro de su vida?

-Fue tras conocer a los hermanos Garrido haciendo ‘Ispansi!’ (2010). En una gala en la embajada rusa me contaron que habían ido a Rusia a cumplir la promesa que le hicieron a su madre: rescatar el cadáver de su tío, muerto en la División Azul. Después de comer me enseñaron la bala oxidada que encontraron en la cadera del cadáver. En ese momento cogí la bala y nació la sinopsis.

-¿Los hermanos Garrido aparecen como personajes reales en la película?

-Les ofrecí interpretar sus propios personajes. Estuvieron a punto de aceptar, pero al final dijeron que no porque conocían a muchos hijos de divisionarios y no querían que se pensara que avalaban la versión que yo contaba. Me dejaron usar su apellido y están encantados con la película. La han visto en mi casa.

-¿Qué relación tiene la historia de ‘La bala’ con aquella de ‘Ispansi!’?

-Muy poca, más allá de que en ‘Ispansi!’ recibí información sobre la División Azul. Son historias distintas. Yo ya había escrito el guión cuando ellos me dijeron que prácticamente había escrito su historia porque tenían también a un abuelo que estaba ligado al Partido Socialista y lo tiraron en una fosa común

-El reparto está lleno de buenos amigos suyos: Roberto Álvarez, Silvia Abascal, Miguel Rellán, Manuel Morón… sabiendo que la película la han rodado con pocos recursos… ¿Cómo los convenció?

-Les dije a todos lo mismo: ‘Antes de hablar de dinero, leeros el guion. Si os ilusiona, hablamos’. La respuesta fue unánime. Miguel Rellán literalmente me dijo: ‘Si me sacas de este proyecto te mato. No me pagues nada’. Todos trajeron ropa suya, accesorios… Fue de una generosidad brutal.

-También están en el proyecto su hija y su mujer. ¿Cómo es dirigir a la familia?

-Con mi mujer es fácil y maravilloso: confianza absoluta, disponibilidad total. Con mi hija discutimos mucho el guion en casa; como no me respeta (risas), es muy cruel cuando critica y eso me ayuda a mejorar. En rodaje a veces me gustaría repetir más tomas con ella, pero íbamos tan justos de tiempo que tenía que conformarme. Ella es más exigente consigo misma que yo con ella.

-Hay una escena muy poderosa en la que el personaje que interpreta su hija tiene que disparar un arma…

-El jefe de armas le dijo que probara antes porque el petardazo es brutal. Ella estaba muy chulita: «Papá, no tenemos tiempo». Disparó, gritó y todo se estremeció. El sonido y la sensación son tan reales que entiendes por qué hay gente que se vuelve loca con las armas: sientes que tienes la vida y la muerte en la mano.

-En la película contrastan los pensamientos de los más jóvenes que parecen no entender la importancia de la memoria de los mayores y otra más adulta que todavía carga con el peso de haber vivido aquellos años. ¿Cómo fue preparar esos dos puntos de vista?

-Sí. Cuando escribí el guion (antes de la pandemia) creía que los jóvenes eran mucho más libres y desprejuiciados. Puse a la sobrina de mi personaje a decir: «Esa mierda la tienes tú sola en la cabeza, mi novio no me va a querer menos por lo que hicieron mis abuelos». Hoy, con encuestas que dicen que un 18% de jóvenes piensa que con Franco se vivía mejor, ya no estoy tan seguro.

-El personaje del sacerdote que interpreta usted defiende que hay que desenterrar a todos, sean del bando que sean. ¿Es provocativo en 2025 mostrar a una mujer de la División Azul como heroína familiar?

-Lo puede ser para algunos, sí. Para los hermanos Garrido no lo ha sido. Yo temía ofender, pero ellos fueron a buscar realmente el cadáver de su tío. La protagonista de la película va a una venganza imposible y el giro final revela que no hay buenos y malos absolutos.

Carlos Iglesias con Paula Iglesias, actriz protagonista de 'La bala'

Carlos Iglesias con Paula Iglesias, actriz protagonista de ‘La bala’

Tania Sieira

-¿Se puede hacer hoy una película sobre memoria histórica en España sin que alguien se ofenda?

-Imposible. Se ofenden por todos los lados. Hoy mismo una mujer que busca a su abuelo me dijo: «Como sale la División Azul en el tráiler, conmigo no cuentes». Y otro me dijo que era la historia de una monja asesinada. La gente proyecta lo que quiere.

-Quería que el público no saliera con una verdad masticada, sino haciéndose preguntas, imagino…

-Exacto. No quiero predicar al coro. Quiero que los hermanos Garrido vean la película, la entiendan y me abracen, como hicieron, y que su mujer llore en mi hombro. Quiero un país que se hermane un poco más.

Hay una frase en la película: «No venimos a juzgarles después de muertos». ¿Cree usted que todavía se juzga demasiado?

-Sí. Me crié en Suiza y cada trimestre salían documentales hechos por alemanes sobre las atrocidades nazis poniéndose a parir. Eso limpia. Nosotros seguimos sin hacer ese esfuerzo mínimo: dar dignidad a los cuerpos, enterrarlos con su familia.

-¿Por qué cree que cuesta tanto?

-No lo sé… Pero parece que nosotros no somos capaces, después de tantísimo tiempo, de hacer ese esfuerzo mínimo. Porque ya no vas a buscar a culpables. Es dar la dignidad a ese cuerpo de enterrarle en un cementerio junto a su familia, que le puedan poner flores. Y, obviamente, yo, siendo Carlos Iglesias, Benito Lopera Perrote, podía haber hecho una comedia y podía no haber tenido estos problemas económicos que he tenido para hacerla. Pero a estas alturas de mi vida, quiero contar cosas que de verdad me importen. Que de verdad valgan para algo. Porque yo el indio ya lo he hecho. Y he podido hacer estas porque ya ha hecho el indio…

-Hay otra frase que le dice uno de los mayores a un joven: «Sois una generación que no conoce el miedo»…

-Porque los mayores estamos explicándole a la chica joven lo que fue vivir con el miedo pegado al cuerpo toda la vida: miedo al hambre, a la delación, a ser el rojo o el fascista del pueblo. Ellos no lo han conocido y por eso a veces no entienden la gravedad.

-Sus películas siempre tienen un punto didáctico. ¿Le pesa eso?

-Sí, y mi hija me lo echa en cara. He hecho películas para gente que no sabía que fuimos emigrantes masivos, que enviaron niños a Rusia, que hubo españoles en el frente del Este… Me he encontrado universitarios que no sabían que los alemanes invadieron la URSS. Prefiero explicar un poco más y que nadie se vaya del cine sin entender la trama.

Fotograma de La bala'

Fotograma de La bala’

-¿Qué proyecto tiene entre manos ahora?

-Estoy escribiendo una obra de teatro porque estoy cansado de esperar cuatro o cinco años por película. Es sobre mis abuelos, porteros en Argüelles durante la guerra, cuando el frente estaba en la Moncloa y les pidieron quedarse en la portería para evitar saqueos en los pisos de los señores de las plantas de arriba. Es una historia preciosa que me contó mi tía. El teatro es más ligero y más rápido de levantar. Película ya haré otra, pero de momento… teatro.