HELLOWEEN

+ BEAST IN BLACK

Domingo 16 de Noviembre de 2025 – La Cubierta Leganés – Madrid

Dos noches, una gira de 40 aniversario, un telonero de lujo y un Madrid dispuesto a acoger a un casi doble «sold out». No todas las bandas pueden presumir de poder realizar una hazaña ni tan siquiera similar, e incluso en salas de menor aforo. Ocupar La Cubierta de Leganés durante un fin de semana completo solo está al alcance de giras como este «40th Anniversary Tour» y de nombres que susciten el interés de HELLOWEEN, que, con un gran álbum de estudio en el maletero como es «Giants & Monsters», habían venido a jugársela a una carta, yo creo que con las espaldas bien cubiertas, y un extenso historial de éxitos en nuestro país tras de sí, el cual no es fruto de la ciencia infusa. Solo el trabajo, el habernos tenido en cuenta en todas sus giras y su perseverancia les ha llevado a estar en el peldaño y posición en que se encuentran, y es que no hablamos de una segunda juventud, sino de la cúspide, y no hablo de ventas. Los alemanes son una de las pocas bandas clásicas que, de seguir así, van a dejar su carrera del modo más bonito en que se pueda abandonar una historia y legado tan importante, relevante y trascendente en nuestra música, con todos sus vocalistas compartiendo escenario y carretera, sus principales compositores trabajando codo con codo (a excepción de Roland Grapow) y una legión de fans que, valorando todo lo expuesto, quieren acompañarles hasta que cierren el telón. No imagino mejor modo de hacer felices a los seguidores, y hacerse justicia a sí mismos.

BEAST IN BLACK - La Cubierta Leganés - Madrid BEAST IN BLACK - La Cubierta Leganés - Madrid

Claro, que no es casualidad que su «United Alive in Madrid» se grabase en la capital, «High Live» tuviese extractos de conciertos de Pamplona o Gerona, y, estirando más el chicle de la «familia HELLOWEEN«, nos encontremos con que el material en directo de GAMMA RAY también tenga en cuenta a España con su «Alive 95» (con extractos de Madrid y Pamplona) y «Skeletons in the Closet» (con parte del mismo grabado en Barcelona). Podría continuar la lista de guiños del entorno HELLOWEEN hacia nosotros, los fans españoles, pues solo he nombrado algunos de ellos…¿creéis que Deris o Hansen nos eligen al azar?… ¡claro que no!. Son queridos por aquí, lo saben, lo exprimen, lo disfrutan y por eso no dejan pasar la oportunidad de hacer un doblete en Madrid, como nosotros tampoco vamos a hacernos los locos al respecto, y ahí vamos a estar para comprobar si la laureada gira es para tanto como pretende y presume, o no. Desde luego, el que la propia banda haya querido que parte del setlist del tour lo elijan los fans, ya es un aliciente, que se suma al escuchar los nuevos temas en vivo que, por supuesto, acompañarán a los clásicos que todo el mundo quiere disfrutar. Un tremendo ambientazo alrededor del emplazamiento ya es signo de interés y pasión, y es que, a pesar de tener que trabajar al día siguiente, las colas eran interminables desde tempranas horas de la tarde, más si tenemos en cuenta que las gradas no tenían numeración y que accederíamos al recinto a la vieja usanza. Quién antes llega, antes elige… ¿queréis ver a HELLOWEEN bien, verdad?… ¡pues a correr!. Cuando llegó la hora de la apertura de puertas, podéis imaginar la cantidad de gente que ya esperaba ansiosa para coger el mejor sitio.

Una vez dentro, un gran escenario con pasarela nos esperaba, decorado con un telón de fondo de BEAST IN BLACK, que están acompañando a las calabazas en la esperada gira, dos logotipos en forma de «la bestia» defendiendo la batería a ambos lados de esta, algunos robots de luz, cegadoras, así como dos pantallas laterales con motivos de la banda, serán el tablero perfecto para el juego musical que nos ofrecen los finlandeses. A día de hoy es una de las bandas que más han crecido con, más o menos, diez años de historia y tres discos de estudio, y, aunque la media de edad entre asistentes superaba los 40 en su gran mayoría, unas cuantas camisetas con su logo pude ver entre el público. Les hemos podido ver en acción en festivales, de gira y en todo tipo de carteles, pero hoy era la primera vez, al menos para mí, que les vería sin Kasperi Heikkinen, su guitarrista desde el inicio, a quien también pudimos ver con GAMMA RAY en su última visita, y que abandonó la banda hace algunas semanas. Veríamos cómo defiende el puesto Daniel Freyberg, músico que también ha prestado sus servicios en CHILDREN OF BODOM, entre otros. Los ojos bien abiertos, porque la mesa está servida y hay hambre.

Una intro nos condujo hacia «Power of the Beast» que como single aislado funcionó muy bien, y como inicio del show fue todo un acierto. El sonido desde donde yo me ubicaba era potentísimo en cuanto a volumen, y muy notable la ecualización del mismo, que acompañaba a una puesta en escena enérgica, y a una banda de la que destaco una estética muy encuerada, cuidada…¡muy heavy!. Por supuesto que su propuesta incluye una gran cantidad de pistas grabadas para los cientos de capas de música electrónica que podemos escuchar en cada una de sus canciones, pero es parte de su propuesta, y a mí en cuestión no es algo que me parezca desorbitado teniendo en cuenta que bandas como RHAPSODY ya lo han hecho muchos años atrás, aunque de otro modo y con un teclista en escena. Con un tres cuartos y en una forma física excelente, Yannis Papadopoulos sale a morder, con una voz increíble que navega entre un timbre rasgado y agudos inalcanzables, con una destreza de alucine, mientras que la banda se tiene muy aprendido el dónde tienen que estar en el escenario en cada instante…el boss Anton Kabanen tiene muchas tablas, pero no os perdáis al equipo que forman Máté Molnár al bajo y Atte Palokangas a la batería, que, aún con un sonido muy prcesado, no veáis cómo le pega y lo suelto que se le ve tras el kit. ¿Para todo el mundo?… pues no lo sé, como con cualquier banda, pero lo que está claro es que el fuese a ver a BEAST IN BLACK gustándole, iba a gozar cosa mala, porque habían empezado por todo lo alto.

BEAST IN BLACK - La Cubierta Leganés - Madrid BEAST IN BLACK - La Cubierta Leganés - Madrid

Entre coros reales, otros grabados y un vocalista estratosférico, fueron cayendo sus ya temas inamovibles como «Die By The Blade» de su segundo álbum «From Hell With Love», bajando de revoluciones pero mostrándonos lo gran frontman que es un Yannis que no para un solo segundo de acercarse a la pasarela, doblar la espalda hacia atrás haciendo virguerías con la voz, y, por cierto, a un Daniel muy integrado con el resto del line-up, bordando los solos y con la planta más heavy al uso de la alineación. Las luces hacían su trabajo y estaban iluminando un gran concierto, algo no muy usual en bandas «special guest», mientras el concierto fue creciendo a pasos de gigante con temazos como «Highway to Mars» de su último «Dark Connection» de 2021, en cuyo estribillo se veía levantar el puño a las primeras filas, y sacar cuernos al son del hímnico estribillo. Por fin acariciaron el primer y genial álbum debut con «Born Again», muy bien recibida por los fans, y en la que sí notamos un sonido más procesado si cabe (también estaba presente en el álbum), y menos coros que en las anteriores, dejando más en la superficie la prodigiosa voz de un Yannis que se coronaba cada vez que abría la boca, en uno de los mejores temas de su discografía. Los fans demostraron que «Moonlight Rendezvous», con su «maquinera» capa de teclados, es una apuesta segura, pues fue con una de las que más se lució toda la maquinaria BEAST IN BLACK y su propuesta. No hay duda de que los estribillos semi-pop, son uno de sus fuertes, porque si a «Unlimited Sin» le quitas la parte más dura, es un single hit de radio impresionante… pero es que no puedes dejar de admirar, abrir la boca y rendirte ante los giros que el frontman es capaz de hacer con la voz mientras lo da todo por el stage… ¡qué bestia! Todavía recuerdo cuando les vi por primera vez junto a NIGHTWISH, y la impresión que me llevé de él… de esto hace unos cuantos años, y su voz sigue intacta. Un portento.

Llegó el momento de escuchar nuevo material y «Enter the Behelit», tema que ha sido incluido en la nueva entrega del videojuego Diablo, nos muestra el lado más amable, melódico y comercial de BEAST IN BLACK, mientras que volvíamos a continuación a 2021 con «Dark New World», tramo en el que la banda ya se había ganado a un personal muy atento a ellos. Guitarristas frente a frente, uso de la pasarela… lo aprovecharon todo para la ocasión, y sacaron toda su artillería a paseo. Estaba claro que tras la vuelta a su debut con la bonita «Ghost in the Rain», poco podía quedar para llegar al final de su espectáculo. «One Night in Tokyo» no sería el único tema dedicado a la inmensa ciudad de la noche, que, cargada de teclados y electrónica, no dejó que la gran gala de BEAST IN BLACK decayese, y así partir la pana con su, para mí, mejor composición. Un increíblemente adictivo «Blind & Frozen» que siempre que escucho no me puedo quitar de la cabeza, y que esta noche sonó poderosa, enérgica y calcada a su versión de estudio…y no me vengáis con aquello de «¡claro, con todo grabado!», porque la voz de Yannis es real, y solo por gozar de sus increíbles registros ya vale la pena vivir el momento. Con el ya popular en sus repertorios «No Surrender» del «From Hell With Love» daban su último puñetazo sobre la mesa, triunfando y dejando con muy buenas sensaciones a fans y curiosos. Puedes llegar a La Cubierta y ser la banda sonora de un momento de barra o para ver el merchandising sin más, o puedes hacer las cosas a lo BEAST IN BLACK y aprovechar cada minuto de tu espacio para dar lo mejor de tí y no dejar a nadie indiferente. Grandísimo concierto de BEAST IN BLACK en el que no hubo puntada sin hilo.

Se hizo larguísima la espera desde que terminaron los finlandeses, hasta que las canciones que se iban sucediendo en el hilo desapareciesen, mientras observábamos el inmenso telón con el logo de HELLOWEEN que cubría el escenario. Unos láser apuntan al escenario y cae el telón de forma espectacular mientras una cortina de chispas intermitentes hace que lluevan chispas sobre la primera línea del escenario… ¡emoción a flor de piel escribiendo esto!. Varias barras de luz, una tarima cubierta de pantallas, y otra pantalla gigante tras la inmensa batería en cuyos parches lucen las clásicas calabazas componen el atrezo de esta noche. Hay otros dos plasmas pequeños laterales, numerosos robots móviles, fluorescentes, focos, y las dos pantallas laterales… desde luego, íbamos servidos de efectos.  Cuando una calabaza partida por la mitad se abre en pantalla, tras las montañas del fondo de «Keeper of the Seven Keys» van recordándonos todas sus eras mostrando las portadas de toda su discografía, mientras los músicos, uno a uno, van haciendo acto de presencia… todos ansiábamos que las imágenes de los álbumes, que iban sucediéndose en orden cronológico, llegasen a su último «Giants & Monsters», que sería el tiro al aire de inicio. Nos pusimos muy nerviosos, las uñas cada vez estaban más mordidas y se notaba mucha tensión positiva en el aire… ¡zasca! Cambia el vídeo de repente y empieza a sonar nada más y nada menos que «March of Time», ya con un sonido súper contundente desde el inicio, provocando un subidón de adrenalina impresionante y un efecto en el público emocionadísimo que no dejaba escuchar a la banda, dejando una sensación indescriptible para la retina, el oído y el corazón de todos los que adoran estas maravillosas e inmortales canciones. La calabaza que luce tras ellos con engranajes ya nos avisa…¡el motor está en marcha!. Cada vez que recuerdo cómo cantamos todos «Time…back is time!» con la banda, me emociono. La voz de Deris está en una forma admirable y la de Kiske en el mejor momento, en mi opinión, desde que se reuniesen, o al menos, de las veces que he podido disfrutar de ella en directo. Para los que no fuisteis…¿sabéis lo que es ver a toda La Cubierta cantando el solo de guitarra? Para vivirlo. Cuando sonaron los últimos compases y terminaron la canción, estoy seguro de que la propia banda percibió una euforia absoluta, que les alimentó para dar la mejor versión de HELLOWEEN durante el resto del show.

Sonido impresionante, una iluminación de última generación, y una banda rodada, visiblemente emocionada y muy fina con sus instrumentos… ¿qué más se puede pedir? Sascha luciendo su modelo exclusivo de guitarra, Hansen con su clásica guitarra roja, que ha sido remodelada con un piezo central negro muy cústom, Markus enseñándonos un bonito bajo negro simulando una oscura calabaza negra, Weikath a lo suyo pero en términos positivos y Dani atizándole a su enorme kit como nadie… ¡la que se va a liar! Así nos lo anuncia el guardián de las siete llaves desde la pantalla, para darnos una sorpresa mayúscula con «The King For a 1000 Years», tema de apertura de «Keeper of the Seven Keys – The Legacy», que, con la batería iluminada de Löble, e impresionantes imágenes en pantalla a modo vidriera, sonó increíblemente intensa, ejecutada al milímetro, y cantada por primera vez por Kiske junto a Deris, uno de los atractivos de estos conciertos, pues a Andi cantando los temas de la era Kiske le hemos visto en millones de ocasiones, pero no al contrario. Emocionante, sobrecogedor para muchos, colegas… ¿y si hace algunos años nos dicen que podríamos vivir momentos así viendo a HELLOWEEN? No lo hubiésemos creído. No tiene precio. Los vaivenes del tema, cambios, solos perfectamente ejecutados y lo intenso de su desarrollo hicieron del momento algo muy especial.

Hansen en el frente de la pasarela nos advierte sonriente y visiblemente feliz, con la clásica introducción que podemos escuchar en cualquier directo clásico de la banda interpretando “In the Hall of the Mountain King”, que lo siguiente en caer lo vamos a gozar de lo lindo, pues cualquiera que haya escuchado «live albums» de los alemanes, o visto en directo en alguna ocasión, sabe que «Future World» está a punto de sonar… una calabaza gigante como si de un átomo se tratase, nos mira desde la pantalla mientras la banda toca el súper clásico disfrutando tanto como nosotros, que no paramos de gritar su letra, saltar, disfrutar y alucinar con lo que estábamos viviendo junto a HELLOWEEN, quienes estaban en plenitud de facultades, en gran parte, contagiados por el maravilloso ambiente, hermandad y atmósfera de felicidad que se estaba generando. Un disparo desde lo alto del escenario nos lanzaba tiras de papel para terminar el festejo… ¡uno de tantos esta noche! El tema se alargó, Deris jugó con nosotros y no nos importó en absoluto, porque se podría haber detenido el tiempo en ese instante, y ahí seguiríamos todos tan felices, estoy seguro de ello. Indescriptible.

La ciudad nipona volvía a salir a la palestra esta noche, y se ilumina en una recreación ficticia tras de Dani. «This is Tokyo», primer single de «Giants & Monsters» no genera el estallido de las tres anteriores, pero sirve de respiro para una banda totalmente convencida y convincente. Me gusta el tema, no queda nada mal en el set, y tenía claro que tenía que estar esta noche.

Una vez más, las pantallas laterales y la central nos avisan de que algo muy gordo está a punto de suceder…¡joder!, ¡no me esperaba «We Burn»! Entre otras cosas, porque no quise mirar el set antes del concierto. El clásico tema de apertura del «The Time Of The Oath» llevaba muchos años sin sonar en directo y Andi Deris lo llevó al límite mientras llamaradas salían del escenario, y él hacía uso de un lanzallamas cada vez que cantaba aquello de «Weeeeee Buuuuurn!». Daniel Löble bordó las imposibles baterías de Uli Kusch, sonando la banda súper compacta, y es que la concentración no está reñida con la diversión. Weikath estaba acertadísimo con su Flying V azul (que no sé si es la misma que tenía decorada de calabazas giras atrás), pero es que los solos por parte de Sascha y Kai sonaban finos, finos. Uno de mis momentos favoritos de la noche, sin duda…bueno… ¡uno de tantos y me repito! Porque cuando empieza a sonar «Twilight Of The Gods» adornada por motivos arcade en pantalla, es literalmente imposible que no se te humedezcan los ojos y se te encoja el corazón comprobando y viviendo en primera persona que Kiske todavía la canta solo… ¡y de qué manera!. Un golpe de nostalgia, un momento imborrable, impagable que solo una banda al 100% de sus posibilidades como HELLOWEEN esta noche, podía recrear. Creedme… solo veía caras de felicidad en el recinto ante semejante derroche de medios a todos los niveles. Mágico.

El octavo miembro de la banda, es decir, El Guardían, vuelve a ser nuestro anfitrión, para que los muros de Jericó sean protagonistas esta vez y empiece a sonar el estruendoso y mastodóntico riff de «Ride the Sky», mientras Fangface mira al público desde la pantalla… estoy seguro de que hasta él alucinó de la reacción de los miles de fans ante los temas clásicos como este, que Kai cantó, por cierto, muy bien. Por supuesto que ha adaptado tonos, rasga más en las estrofas y no tiene esa voz juvenil del «Walls of Jericho»… ¡faltaría más! Pero su actitud auténtica, los solos doblados calcados a los originales y el simple hecho de que toquen tal joya de la música en directo, nos vale para estar en una nube durante todo el tema. Llegó el momento del descanso, de lo más exigente instrumentalmente hablando, para dar paso a un tramo de concierto súper emotivo y bonito, muy bien llevado, por parte de Andi y Kiske, quienes, tras alguna muda de indumentaria (Michael cambió varias veces de cazadora) y en otro esfuerzo por manejar nuestras emociones, se marcaron un precioso dueto en «Into the Sun», la balada del último álbum, en la que se nota una complicidad, amistad y buen rollo entre ellos nada fingido y totalmente creíble. Grandísimos los dos, siendo Andi quien lleva, en mi opinión, gran parte del entertainment de la banda a sus espaldas… ¡qué gran frontman! Otro momento especial para mí fue la incursión de «Hey Lord!» del «Better Than Raw», que, como he dicho tantas veces, es uno de mis discos favoritos de HELLOWEEN. Deris cantó el tema con mucho atino, y esa mazmorra que lucía tras él, mostrándonos a la calabaza hirviendo en el caldero, nos hizo recordar lo grandioso que es el álbum del 98. Podrían tocar cualquier tema de este, que a mí me hubiese valido, siendo muy valiente dejar a un lado «I Can» para incluir este.

Entre tantísimo clásico, «Universe» supo a gloria, no desentonó y logró que cada asistente cantase su estribillo junto al dúo de portentos, mientras que el puente, la sección de solos y posterior vuelta al estribillo generaron una atmósfera intensa, cargada de mucha calidad musical e instrumental, para que «Hell Was Made in Heaven», una de las que fueron habituales en la época de «Rabbit Don’t Come Easy», también fuese después excepcionalmente recibida, siendo, sin duda, una de las mejores canciones de aquel infravalorado álbum. Creo que también les hubiese quedado bien en el set y para otro dueto de voces «Open Your Life» o «Never Be a Star», pero la elegida, indudablemente, fue todo un acierto, y un preámbulo perfecto para la que se nos venía encima, y que se anticipaba en forma de solo de batería por parte de un Daniel Löble pletórico que cada vez que le veo en directo, me gusta más. Ya me gustaba su pegada y técnica en Rawhead Rexx, pero con HELLOWEEN no solo ha crecido exponencialmente, sino que se ha convertido en uno de los mejores y más precisos baterías de la escena. Su momento fue técnico, entretenido y dinámico, justo antes de que la banda nos abordase con un emocionante, colorido y súper bien ejecutado «I Want Out» en el que parecía que la cubierta iba a caer sobre nuestras cabezas y el suelo se iba a hundir. No se escuchaba cantar a los dos frontman, y la gente tarareó el solo como si solo importase ese momento…y es que muchos irían afónicos el lunes a trabajar «gracias» a este instante del concierto. Andi y Michael, al frente del escenario sentados, nos deleitaron con un sentidísimo, cargado de feeling y emocionante medley de baladas sobre el que quiero hacer varios apuntes. El primero de ellos es el precioso juego de luces elegido para la ocasión, encerrando a los dos músicos entre efectos láser… muy visual y bonito. El segundo, es el ver cómo Kiske no solo toca la acústica haciendo un guiño a su ídolo Elvis, cantando a continuación la intro de «Pink Bubbles Go Ape», sino que también ejecutará, y muy bién, la acústica del sensacional tema que es «In The Middle of the Heartbeat», que Deris cantó con delicadeza y muchísimo buen gusto. Nos hicieron emocionarnos de nuevo cuando, tras cantar Kiske «A Tale That Wasn’t Right» en acústico, se unió el resto de la banda, momento en el que lució con mucha intensidad un sentidísimo solo de Weikath que mostró un enorme nivel durante todo el show, poniendo sus típicas muecas mientras su concentración para hacerlo lo mejor posible era obvia. Desde luego que lo conisguió.

Otro de los favoritos de «Giants & Monsters» es «A Little Is a Little Too Much» (tal y como le hicimos saber al propio Andi meses atrás), y la disfrutamos a tope, cantando su genial estribillo y dándole la cabida y acogida que merece. Una fila de amplificadores ficticios sirvió para otro efecto de nostalgia de la mano de un «Heavy Metal (Is The Law)» del «Walls of Jericho» que si a Kai le hizo sufrir, ya éramos nosotros suficiente para ayudarle a hacer del tema una fiesta absoluta… ¡bien se lo merece con esa eterna sonrisa y darnos tantos buenos momentos!… ¡gracias Kai! Repitiendo menú con «Halloween» respecto a sus últimas giras, que con sus intensos giros y la sensacional letra y parte instrumental nos hizo gozar de lo lindo. El recinto era un hervidero de emociones, flashback y la celebración de las cuatro décadas no podía ir más viento en popa. Ya no hay lugar para el error, ni nadie nos va a quitar lo vivido hasta el momento… ni a nosotros, ni a ellos, pero todavía queda traca, cuando un puntero de fuego dibuja un «40» gigantesco» en la pantalla mientras suena «Invitation», poniéndonos a todos la piel de gallina, rompiendo todos los moldes un monumental «Eagle Fly Free» ensordecedor, banda sonora de nuestra felicidad instantánea cuando Kiske canta los primeros versos hasta llegar a un estribillo que cantamos todos a pleno pulmón, y es que no me canso de escuchar el clásico, ni en estudio, ni en directo… es sonar el águila de la introducción y todas las alarmas se activan. El buen rollo  que genera es instantáneo, como también lo consigue un siempre divertido «Power», que ya no parece moverse demasiado de los setlist de la banda. No podía faltar el divertido «Dr.Stein», con el que saltamos hasta el infinito y cantamos hasta quedarnos afónicos, que enlazó con un fragmento de «Keeper of the Seven Keys» mientras El Guardián nos despedía, una calabaza inmensa nos miraba desde lo alto del escenario, y una cortina de chispazos caía sobre la banda, marcando un final apoteósico.

He visto muchas veces a HELLOWEEN en directo, pero lo del domingo noche fue otro nivel… otra dimensión. Han logrado el olimpo gracias a grandes shows a lo largo de su carrera, pero los demás del pasado han sido un paso firme hacia este. El concierto de esta noche fue instalarse en él para siempre, y bien merecidamente. La banda lo dio todo, los asistentes nos dejamos el alma y subimos juntos al cielo. Por allí, junto a todos nosotros, había águilas volando libres.

Para el recuerdo y sin palabras para describir fielmente lo que vivimos.

Texto: José Rojo

Fotos: Óscar Gil Escobar

Para ver las fotos a mayor tamaño, pinchar sobre ellas.