El florecer del ciclismo nacional en los años 90 tuvo un empuje radiante en Asturias. Aunque las razones no eran exactamente las mismas. España adoraba a Indurain como sucesor de Perico y en Asturias la gente se volvía loca con el CLAS y con Rominger. Eneko Carrilo ha escrito sobre el histórico y exitoso club ciclista en su «Identidad CLAS». Hoy lo presenta en la biblioteca del Fontán (19.00 horas), con el periodista Miguel Fernandi como maestro de ceremonias y con la presencia del mecánico de CLAS Alejandro Torralbo.
¿Qué chispa encendió la idea de un libro del CLAS?
Había escrito un artículo para la revista «Jot Down» y quedé con ganas de más. Vi que la editorial Hoja de Lata sacaba «El mítico Oviedo» y «El cielo rojiblanco» y se lo propuse. La respuesta de Dani (editor) fue: «Rotundamente, sí».
Lo primero que le viene a la mente con el CLAS.
Que era una «familia». Es la palabra que más se repite entre los que vivieron desde dentro aquel equipo. Era un equipo de andar por casa en todos los sentidos, algo que me llegó, y sin embargo del primer nivel en el ciclismo.
El equipo de Asturias.
Así es. Asturias podía haberse volcado en su época con el Tarangu (José Manuel Fuente, ciclista) o con Herminio Menéndez (piragüista) o como hizo después con Alonso. Pero, ¿seguir así toda Asturias a un equipo? Eso solo pasó con el CLAS. Una Asturias dividida en el deporte, polarizada con el Oviedo-Sporting, se daba la mano con el ciclismo.
Que se lo digan a Manolo Sainz: el director de la ONCE, rival del CLAS, aborrecía venir a Asturias.
Aquello fue muy bestia, sobre todo la etapa de la Vuelta del 93 que acababa en el Naranco. Ese día, digamos que se mezclaron muchas cosas y explotó. Hubo insultos y escupitajos al coche del equipo ONCE y Manolo Sainz dijo aquello de que era mejor que la Vuelta no volviera a Asturias. Hablé con Sainz, ahora mucho más calmado que hace 30 años, claro, y dice que fue una pena el ambiente porque era una lucha muy bonita. Ahí se futbolizó el ciclismo. Tengo un amigo muy oviedista que estuvo aquel día y me decía: «Es que para nosotros la ONCE era el Sporting».
Tony Rominger.
Hay una frase que te dice mucha gente y que además sirve para cualquier contexto: «Yo es que era de Rominger». Un tipo súper cercano, majo, muy abierto. Él dice que Asturias es su segunda casa, lo trata como si fuese un país. Y eso que no vivía de continuo aquí, pero venía a concentraciones, actos, pruebas médicas… Es consciente del legado que dejó en Asturias porque cada poco se lo recuerdan.
Hubo quien prefería en Asturias que ganara Rominger a Indurain.
Es que había mucha pasión. ¿Si celebrabas un gol de un rumano como Lacatus con el Oviedo porque no ibas a festejar a Rominger ganando con el CLAS? No era lo mismo pero se parecía. Da igual que Rominger fuera suizo. Era del CLAS, era uno de los tuyos.
¿Algún secundario que le llamara la atención?
Hablando con ellos, Iñaki Gastón, que tiene muchas anécdotas. No por desconocido porque Abraham Olano era de máximo nivel, pero sí que me llamó la atención lo profesional que era, contado por sus propios compañeros. Hasta extremos más que llamativos.
¿Hay una espina en el CLAS con no haber ganado nunca el Tour?
Sí, esa espina está. Tuvo un rival mayúsculo como Indurain y muy mala suerte, sobre todo en el 93. Era un Tour disputado pero en las primeras etapas se caen Olano y Arsenio y se van para casa, y fue solo un par de días antes de la contrarreloj por equipos, que era larguísima. Luego, en esa contra, dos ciclistas se tocan, y al CLAS le cae un minuto más de sanción. Indurain sale de ahí con 3 minutos de ventaja. Llega la crono individual y Rominger salía dos horas antes que el navarro. Pues al suizo le graniza y con Indurain sale el sol y la pista está seca. Al final, llegan al primer día de montaña con Rominger con 5 minutos perdidos y el Tour acaba con Rominger segundo a 4 y pico, ganando tres etapas y el maillot de la montaña. Si no hubiera tenido tan mala suerte…
¿Qué fue el CLAS más allá del deporte?
Una identidad para muchos, de ahí el título del libro: «Identidad CLAS». Era un equipo que si eras asturiano, lo sentías como tuyo. Y en la época en la que el ciclismo, post Perico, en pleno apogeo de Indurain, era el segundo deporte en España. El CLAS hizo mucho por el ciclismo en Asturias y por la asturianía en general.
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