La salida fulminante de Alessandro Lequio (65 años) de Mediaset España, cadena en la que había desarrollado casi toda su carrera televisiva durante las últimas tres décadas, ha provocado un terremoto mediático que todavía resuena en los pasillos de Fuencarral. Tras ser despedido por … Unicorn, la productora de Ana Rosa Quintana que gestionaba sus colaboraciones, el aristócrata italiano pasa a una etapa forzosamente incierta: sin platós, sin presencia en televisión y con múltiples interrogantes abiertos sobre su futuro inmediato.

En pleno vendaval profesional, la atención se ha desviado hacia otro aspecto de su vida: el patrimonio personal con el que cuenta Lequio y que, a día de hoy, se convierte en su sostén mientras decide qué hacer tras su abrupto adiós a Telecinco. Pese al silencio que mantiene sobre lo sucedido, su entorno confirma que ahora se centrará en su familia y en sus dos residencias: la vivienda unifamiliar en Madrid donde vive con su mujer, María Palacios, y su hija Ginevra Ena, y la casa de veraneo que posee en la localidad pontevedresa de Nigrán.

Un cese inesperado y un futuro incierto

El despido del italiano llega apenas cinco semanas después de que su exmujer, Antonia Dell’Atte (65 años), denunciara en ‘El País’ que había sufrido malos tratos durante su matrimonio. «La primera patada que me dio Lequio, estando embarazada, fue a la vuelta de la luna de miel», declaró al citado medio.

La repercusión mediática fue inmediata y, aunque Mediaset no ha vinculado públicamente su decisión a estas acusaciones, el veterano colaborador ha quedado fuera de la plantilla casi de un día para otro.

Cabe resaltar que, sobre el tema, la única reacción del propio Lequio fue esta, pronunciada en el programa que presenta Patricia Pardo: «He derivado las afirmaciones de Antonia Dell’Atte a mi abogado para el tratamiento legal correspondiente. Ya está todo dicho», zanjó con frialdad. Y añadió: «Lo demás, que lo resuelva quien deba».

El colchón económico de Lequio: entre 8 y 10 millones

Distintos cálculos coinciden en que el aristócrata habría acumulado entre 8 y 10 millones de euros a lo largo de su carrera. A esa cifra se llega sumando sus honorarios televisivos, entre 4.000 y 5.000 euros mensuales en sus colaboraciones más estables, y los ingresos derivados de derechos de imagen y otros proyectos puntuales.

El grueso de ese patrimonio lo ha invertido en piedra: dos viviendas, muy distintas entre sí, pero con un punto en común: funcionan como refugio ante los vaivenes de su vida pública.

La unifamiliar de Madrid: su rincón más íntimo

La residencia madrileña del matrimonio Lequio-Palacios se encuentra en una zona tranquila a las afueras de la capital. No es una casa ostentosa ni pensada para exhibirla en revistas; de hecho, son muy pocas las imágenes que han trascendido.

Se trata de una vivienda unifamiliar de estilo rústico, rodeada de vegetación y alejada del bullicio urbano. El interior apuesta por materiales naturales, muebles vintage y piezas antiguas que han ido restaurando con el paso del tiempo. El salón, corazón de la casa, mezcla fotografías familiares, estanterías repletas de libros y una decoración cálida que huye del minimalismo. Para ellos, es un espacio de vida, no de exhibición.

El jardín exterior completa ese estilo de hogar vivido: zonas de sombra, rincones verdes y un ambiente que invita a desconectar. Aquí, a puerta cerrada, es donde la familia ha encontrado estabilidad durante los años más convulsos en la vida pública del colaborador.

El paraíso gallego de Nigrán

Su otra vivienda, en Nigrán (Pontevedra), es probablemente el lugar donde más paz encuentra Lequio. La casa está ubicada a poca distancia de la icónica playa de Patos, un enclave conocido por su ambiente relajado y sus vistas privilegiadas al Atlántico.

La arquitectura del inmueble respeta la tradición local: muros de piedra, contraventanas de madera y un estilo clásico que encaja con el entorno natural. Desde el jardín, se pueden ver amaneceres y puestas de sol abiertas al mar gallego. No es una casa de grandes lujos, sino un espacio íntimo, familiar y profundamente emocional para ellos.

Dos hogares distintos, dos estilos de vida complementarios y un patrimonio que, pese a las turbulencias, le permite afrontar este parón con cierta tranquilidad.