«Voy subiendo como El Chava Jiménez. Hay montañas que te enseñan quién eres. Cueste lo que cueste, aprieto los dientes», canta La Maravillosa Orquesta del Alcohol (La M.O.D.A.) en una de las 13 canciones del disco ‘San Felices‘ que acaba de cumplir un mes. Con Leiva como colaborador de lujo, el grupo burgalés ha vuelto a poner en la palestra a uno de los ciclistas más icónicos, carismáticos y queridos de los amantes de este deporte. Un corredor que en los noventa enamoró a muchos por sus hazañas sobre la bicicleta y cuyo recuerdo es imborrable.
Y seguro que muchos burgaleses lo hicieron en directo porque el ciclista de El Barraco (Ávila), cuyo nombre de pila era José María, pero era popularmente conocido como El Chava, recorrió las carretas de la provincia burgalesa en numerosas competiciones. Precisamente, una de sus victorias más recordadas llegó en la decimosexta etapa de la Vuelta a España de 1998, cuando el pelotón causaba furor a su paso por la ciudad y sus alrededores. Aquel 21 de septiembre, el ciclista del equipo Banesto fue el más rápido en la ascensión a la Laguna Negra de Neila… pero a costa de ganarse unos cuantos enemigos.
Por entonces, El Chava estaba en su mejor momento como profesional y en la cima de su popularidad. Su imagen llenaba portadas de periódicos tras haber ganado tres etapas de esa edición de la Vuelta a España, que cada año era su gran ilusión por encima del Tour de Francia y del Giro de Italia. En aquella ocasión, el abulense estaba bien situado en la clasificación general a falta de siete etapas y en Burgos quería ganar posiciones.
José María Jiménez, El Chava, en Burgos al día siguiente de atacar en la subida a Las Lagunas de Neila en lugar de proteger a Abraham Olano, compañero y líder de Banesto. – Foto: Jesús J. Matías
En esa Vuelta a España de 1998 El Chava sumó su cuarta victoria en la subida a las Lagunas de Neila
Por ello, Jiménez fue a por todas en esa cita que arrancó en Soria. Cuando restaban tres kilómetros para la meta, en Las Lagunas de Neila, el ciclista de El Barraco hizo un órdago. Estaba en cabeza junto a su compañero de equipo y líder de la general, Abraham Olano, y Fernando Escartín, su principal rival por el liderato. Y entonces, de manera sorprendente, El Chava decidió escaparse en busca del triunfo olvidándose de proteger a Olano, que no quería perder mucho tiempo y al que le costaba más escalar.
«No sé qué decir… Jiménez ha dejado solo a Olano. Va como una moto, pero en cuanto a táctica de equipo no sé si ha hecho bien», se escuchaba en voz de Pedro González a través de la televisión. Aquel ataque fue toda una sorpresa y Olano, aunque mantuvo el primer puesto aquel día, perdió margen y tuvo que redoblar esfuerzos por la ‘traición’ de Jiménez, que se exhibió al cruzar la meta mucho antes que sus rivales. Demostró un día más que en montaña muy pocos se le podían comparar.
El Chava, en la salida de la segunda etapa de la Vuelta a Burgos del año 1999, con la Catedral al fondo. – Foto: Alberto Rodrigo
Traición. Aunque pueda parecer exagerado ese término para referirnos a aquella etapa, no lo es. «Le estaba preguntando al director, pero con tanto barullo no se entendía», declaró con sorna El Chava tras una victoria que hizo las delicias de muchos, pero empezó a cabrear a otros. Aquellos que defendían a Olano criticaron la falta de compañerismo del abulense, al que ni el equipo ni el público veían como ganador de la general por su falta de regularidad, sobre todo, en la ‘crono’.
Entre palabras y hechos, parte de la prensa que hasta entonces había gozado con El Chava se le echó encima. En los días posteriores se podían leer titulares como ‘Olano duerme con su enemigo’ o ‘Judas ha vuelto al ciclismo’ por aquel incidente, que ya había tomado otra dimensión cuando la mujer de Olano, Karmele Zubillaga, llamó de manera anónima a una radio para criticar el arriesgado ataque de El Chava.
Finalmente, Olano terminaría ganando aquella Vuelta a España de 1998, en la que El Chava también se subió al podio en tercera posición entre alabanzas del ganador, que intentó calmar las aguas, pero unos meses después se decantó por abandonar el equipo y fichar por el ONCE.
Ahí terminan una serie de anécdotas sucedidas en Burgos aquel año y con El Chava Jiménez como protagonista. Entonces hombre de moda, ahora nombre de La M.O.D.A.
Olano, el otro actor. Abraham Olano (Guipúzcoa, 1970) es una leyenda de ciclismo. Cuenta con una Vuelta a España y un par de podios en el Giro de Italia en su currículum, en el que destaca por encima de todo su oro en el Campeonato del Mundo en ruta (1995) y en contrarreloj (1998). Un doblete que nadie ha podido repetir hasta ahora y que aumentó su relevancia entonces pese a que muchos esperaban que fuera el siguiente Induráin. Al vasco esa comparación siempre le pesó y, aunque nunca pudo igualar a su predecesor, se convirtió en uno de los grandes del ciclismo español. Inconscientemente, en aquel 1998 en el que también fue el ganador de la Vuelta a Burgos, se convirtió en el rival de El Chava durante la Vuelta a España. El otro actor de la película.
El Chava, todo un clásico de la Vuelta a Burgos
El Chava Jiménez no solo pasó por las carreteras burgalesas en la tan recordada Vuelta a España de 1998. Lo cierto es que participó en la Vuelta a Burgos hasta en siete ocasiones, haciendo su debut en 1993 y consiguiendo en una ocasión llevarse el maillot de montaña.
Fue en las ediciones de 1996 y de 1998 en las que más destacó y en las que más cerca estuvo de la victoria general. Lo cierto es que el conocido como ‘El ciclista del pueblo’ nunca ganó ninguna etapa de la Vuelta a Burgos, pero estuvo muy cerca de hacerlo en el segundo día de la edición del 96, cuando en el recorrido entre Roa y las Lagunas de Neila quedó segundo. Le superó el suizo Tony Rominger en los metros finales. Una lección que interiorizó para ganar en la misma subida en la Vuelta a España dos años después. Pero entonces esa segunda plaza le aupó en una clasificación general en la que acabó sexto, su mejor resultado aquí. Ganó la general el propio Rominger, desbancando al mismísimo Miguel Induráin.
El ciclista abulense fue uno de los habituales en la ronda castellana durante la década de los noventa
En la Vuelta a Burgos de 1998 también destacó, pero quedó una posición por detrás de aquel resultado. Fue séptimo, pero conquistó el maillot de la montaña. Su compañero en Banesto, Abraham Olano, venció.
Un año después, en 1999, repitió en la Vuelta a Burgos y de nuevo se hizo un hueco entre los diez mejores dentro de la clasificación general. Fue octavo en una edición en la que Abraham Olano repitió como ganador, aunque ya no como compañero de El Chava al haber fichado por el ONCE.