El alemán Alexander Zverev ha vuelto a la Copa Davis, aunque no le gusta nada el formato, prefiere las confrontaciones directas en uno de los países implicados. Si decidió acudir a Bolonia, fue porque sus compañeros se lo pidieron. Y viajó desde las ATP Finals de Turín para unirse a Jan-Lennard Struff, Yannick Hanfmann, Kevin Krawietz y Tim Puetz.
Con ellos aunará fuerzas para intentar batir a España en la semifinal del sábado, desde las 12 del mediodía. Al nº 3 mundial le toca disputar el segundo individual de la eliminatoria, ante el mallorquín Jaume Munar. «Una vez he decidido venir, daré mi cien por cien, apoyaré al máximo al equipo, como así ha sido siempre. Haré todo lo posible para que Alemania gane», apunta.
Desde su decepción de que «si hubiéramos jugado en Argentina o Alemania, quizás habríamos reunido a 15.000 personas. En este sentido fue un poco triste», significó sobre el duelo de cuartos.
Concluyó a la una de la madrugada, ya con el pabellón bastante desierto. «Como mucho había mil personas, lo que es triste en un partido así», significó. El dobles fue dramático, con bolas de ‘match’ levantados por unos y otros, hasta que Krawietz y Puetz metieron a la selección germana en ‘semis’ doblegando a Molteni-Zeballos.
De cómo de intenso lo había vivido Alexander Zverev daba fe su voz, rayando la afonía. «No me queda voz, es como cuando voy de fiesta a la discoteca. Es así. No tengo voz», señaló por su apoyo a sus compatriotas en el partido vital.
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Sasha Zverev logró salvar a Alemania derrotando a Francisco Cerúndolo por 6-4 y 7-6 (3), porque antes Jan-Lennard Struff había cedido ante el argentino Tomás Martín Etcheverry por 7-6 (3) y 7-6 (7).