El actor y director Carlos Iglesias regresa estos días a Ciudad Rodrigo para compartir con el público mirobrigense y comarcano su más reciente proyecto cinematográfico. Durante este fin de semana, del 21 al 24 de noviembre, La Bala llegará por primera vez a Ciudad Rodrigo y las salas españolas, inaugurando su recorrido comercial en un momento que, aunque fortuito, coincide con el cincuenta aniversario de la muerte de Francisco Franco. “No estaba previsto —admite Iglesias—, pero reconozco que la coincidencia nos ha venido bien”.
El filme, dirigido y protagonizado por él mismo, supone un giro notable respecto a la vertiente cómica con la que se dio a conocer en televisión encarnando al popular Benito Lopera en Manos a la obra (Antena 3, 1998-2001) y su secuela Manolo y Benito Corporeision (2006-2007). También firma como cineasta títulos tan celebrados como Un franco, 14 pesetas. Ahora, Iglesias se adentra en una historia de posguerra rodada en gran medida en Ciudad Rodrigo y Fuenteguinaldo, además de otros enclaves de la comarca, aprovechando durante 2024 escenarios naturales e interiores del propio patrimonio local que, por su extraordinario estado de conservación, apenas han requerido artificios para recrear la época.
El reparto está acompañado por intérpretes de sólida trayectoria —Silvia Marsó, Carlos Hipólito, Roberto Álvarez, Miguel Rellán o Manuel Morón, entre otros— y también por numerosos figurantes locales. Iglesias guarda un especial agradecimiento hacia ellos: “Se trabajó con los extras como si fueran de la familia. Muchos son amigos de Pablo Moreno y de su mujer, María. La convivencia, tanto profesional como personal, fue fantástica. Nos ayudaron en todo y nosotros a ellos; esa relación hizo que todo resultara más sencillo”.
El director subraya, además, las ventajas logísticas del territorio: “Las distancias entre los distintos escenarios son mínimas. Eso implica menos desplazamientos, menos gastos y un ahorro de tiempo que, al final, también es dinero”. La comarca, añade, se convirtió así en un set natural idóneo para un filme que pretende sumergir al espectador en los años cuarenta sin artificios superfluos.
En La Bala, Iglesias interpreta a Julián, un sacerdote de familia acomodada que decide cumplir la promesa hecha a su madre: recuperar el cuerpo de su tía, enfermera de la División Azul fallecida en la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. La mujer murió a causa de un proyectil alojado en la cadera, sin orificio de salida. Cuando los restos regresan a España y el proyectil es analizado, el informe balístico revela un dato inesperado que altera el significado de la historia familiar.
La película se inspira en hechos reales ocurridos en los años cuarenta y en la experiencia de dos hermanos toledanos, Fernando y Miguel Ángel Garrido Polonio, asesores del guion. En 1998, ambos lograron repatriar los restos de su tío, muerto en Rusia durante la contienda, y posteriormente fundaron una asociación dedicada a recuperar los cuerpos de soldados españoles de la División Azul que aún permanecen enterrados en territorio ruso.
Con las expectativas puestas en un buen arranque en taquilla, Iglesias lanza un llamamiento directo al público: “El primer fin de semana es fundamental. En Madrid se estrenan dieciséis títulos estos días; si la gente no acude pronto, la película puede desaparecer de las grandes salas”.
El Cine Juventud de Ciudad Rodrigo se suma al estreno nacional del 21 al 24 de noviembre. Allí estará el propio director y protagonista para presentar La Bala ante los espectadores locales en el lugar que, según confiesa, hizo posible una de las rodadas más plácidas de su carrera gracias a la preservación de su patrimonio y a la hospitalidad de quienes lo habitan.