Palma está viviendo un verano de arte con acento mironiano. La capital balear acoge Paysage Miró, un ambicioso proyecto que reúne más de un centenar de obras del pintor catalán distribuidas en cuatro sedes de forma simultánea: sa Llotja, Es Baluard Museu, el Casal Solleric y la Fundació Miró Mallorca. Se trata de una de las mayores muestras impulsadas en las últimas décadas sobre el arte de Miró, quien a lo largo de su vida mantuvo una larga y profunda vinculación con Mallorca. La presidenta del Govern de les Illes Balears lo dijo en la presentación del proyecto: «Miró no solo amó Mallorca, sino que la hizo suya; convirtió nuestra luz y nuestro paisaje en refugio». Y es que que Paysage Miró «es mucho más que una exposición, es la narración de la historia y la trayectoria del artista, tan ligado a nuestra tierra». Este es el verano de redescubrir al artista con este tributo a Miró y en un proyecto que representa un paso más hacia el sueño del Ajuntament de Palma de convertir nuestra ciudad en Capital Europea de la Cultura en 2031.
Esta gran exposición involucra a varias instituciones isleñas como las que se han citado anteriormente, en colaboración con el Govern de les Illes Balears. A su vez, se trata de una muestra que ha desarrollado sinergias con importantes centros estatales como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, con la colaboración de colecciones particulares y de la Galería Pelaires. La última exposición que Palma dedicó a Joan Miró fue en 1978. En sa Llotja de Guillem Sagrera y en el Casal Solleric se mostraron 75 cuadros. Ahora Ciutat salda su deuda con el artista en un proyecto en el que está involucrado su nieto, Joan Punyet Miró, desde la Successió Miró. Paysage Miró. La força inicial, que se pudo ver en sa Llonja, está centrada en la escultura monumental de Joan Miró, ya que reúne un conjunto de once obras en bronce con pátina oscura realizadas entre 1940 y 1970, muchas de ellas producidas en las fundaciones Susse (Arcueil, Francia) y Bonvicini (Verona, Italia), con las que Miró colaboró estrechamente. Las esculturas expuestas –entre ellas las espectaculares ‘Oiseau lunaire’, ‘Oiseau solaire’, ‘Maternité’ o ‘Conque’– muestran el interés del genio catalán por la transformación de objetos naturales y formas simples en figuras de gran fuerza simbólica, con referencias tanto al cuerpo humano como al mundo vegetal, animal o astral. Esta gran exposición sobre el artista fue inaugurada el pasado jueves por la presidenta del Govern de Balears, Marga Prohens «otorgándole el sitio que le corresponde». Más de 400 invitados pudieron presenciar de primera mano La força inicial, tras su paso por la Fundación Miró la tarde anterior. Recordó Prohens que Pep Pinya, fundador de Pelaires, le dijo antes incluso de que llegara al Govern que «cuando seas presidenta tienes un deber: debes poner a Joan Miró en su sitio». Es por eso que todos los astros se han ido alineando hasta dar forma a Paysage Miró, el «proyecto mironiano más ambicioso de todos los tiempos», tal y como lo catalogó la jefa del Ejecutivo balear. Mientras, Joan Punyet Miró saludaba a todo el mundo y explicaba, feliz, que este era «un momento histórico para Mallorca y España», y aseguró que su abuelo «estaría muy orgulloso» ante una «exposición mucho más importante que la del 78».
No faltaron artistas, coleccionistas, galeristas y comisarios, actores, escritores, empresarios, cónsules, en definitiva, representantes de todos los tejidos sociales de la Isla congregados para asistir a una tarde que restará en los anaqueles de la historia cultural de nuestra isla. Tras las inauguraciones en la Fundació Miró, el miércoles, y sa Llotja, el jueves, el viernes les tocó el turno a Es Baluard y el Casal Solleric, los dos últimos espacios que quedaban por abrir las puertas de sus centros para sumarse al gran proyecto mironiano. El Solleric servía de escenario de La pintura i la seva ombra, una amplia muestra con un importante grueso de obra procedente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Ya en el museo de arte contemporáneo Es Baluard, su director, David Barro, alabó la voluntad de la ciudad para dar forma a esta exposición que surge de un arduo trabajo. La presidenta Prohens dedicó una extensa parte de su discurso a recordar a alguien que «vio antes que muchos» la importancia de Miró. Aseguró que «no tendría el aprecio ni reconocimiento que tiene hoy sin Pere A. Serra, que apostó por él como editor, cronista y coleccionista», y «construyó un relato que hoy vemos culminado en esta exposición», la que llegó a su colofón final tras un maratón mironiano de tres días en Es Baluard y que seguirá hasta bien entrado el año 2026.