Flow (2024)

Esta joya de animación europea, dirigida por Gints Zilbalodis, es una de las sorpresas más poéticas del año. Sin diálogos y con una narrativa visualmente deslumbrante, Flow cuenta la historia de un gato que sobrevive a un mundo inundado viajando en un bote junto a otros animales. A medida que enfrentan la soledad, el miedo y la cooperación, la película se convierte en una meditación sobre la convivencia y la fragilidad del planeta. Con una animación minimalista y una banda sonora hipnótica, Flow logra transmitir emociones profundas sin una sola palabra. Es una obra contemplativa, perfecta para ver mientras la lluvia golpea los cristales: silenciosa, introspectiva y, a su manera, luminosa.