En el momento en que empiezas a tomar todas tus decisiones personales basándote en juicios externos, entonces pierdes tu autenticidad». Estas palabras pertenecen a Meghan Markle, y las ha pronunciado durante una entrevista concedida a la revista estadounidense Harper’s Bazaar, en la que ha reiterado en varios momentos y con distintos ejemplos relativos al trabajo y a la vida privada que ella no se deja influenciar por nadie y que sigue su propio camino.
Desde que entró en la vida del príncipe Harry en 2017, y sobre todo desde que ella y su marido abandonaron la vida de Palacio en 2020 con un billete de ida de Londres aLos Ángeles, cada uno de sus pasos ha sido analizado, comentado y, a menudo, criticado. Ella, sin embargo, siempre se ha encogido de hombros, incluso tras la reciente polémica por su presencia —con el posterior borrado de fotos— en la fiesta de cumpleaños de Kris Jenner o en la Semana de la Moda de París para el debut de Pierpaolo Piccioli como director creativo de Balenciaga.
Movimientos que no gustaron a quienes querrían que se dedicara principalmente a ser esposa y madre. «Pero me encanta poder hacerlo todo: jugar en la arena con mis hijos y estar en primera fila en un desfile de moda», reconoce Meghan demostrando una calma envidiable a pesar de lo que se dice de ella públicamente, y admite que esa fortaleza se debe, entre otras cosas, a la presencia constante de Harry, a quien se refiere cariñosamente como simplemente H. “Me ama con tanta intensidad y plenitud”. «Nadie en el mundo me quiere más que él, así que sé que siempre va a estar ahí para apoyarme«, ha contado.
Nacido y criado bajo la pesada y siempre atenta mirada de los flashes de los tabloides británicos, el segundo hijo del rey Carlos y Lady Diana ha aprendido, desgraciadamente a su costa, a conocer bien a la prensa, y esta experiencia está ayudando a su mujer, con el paso de los años, a sentirse más cómoda en contextos públicos y a evitar, siempre que puede, dar pasos en falso o tomarse demasiado a pecho los comentarios negativos: “El tiene una perspectiva diferente porque ve a los medios de comunicación de una manera que yo no vería”
Como admite en la larga conversación con la revista, lo que hizo que Markle se enamorara de uno de los solteros de oro más codiciados del planeta fueron varios aspectos de su carácter, entre ellos el hecho de ser «una persona que tiene esa maravilla y jovialidad típicas de los niños, que logró sacar también en mí y que se refleja en cada aspecto de nuestra vida. Incluso en el trabajo, quiero que juguemos, nos divirtamos, exploremos y seamos creativos».
Sólo así, según la duquesa de Sussex, merece la pena vivir. Una visión muy alejada de la que se teoriza entre los muros del palacio de Buckingham, donde reinan el rigor y la perfección, pero de donde ella escapó para criar a su familia bajo el sol de Montecito, un lujoso barrio de Los Ángeles donde viven, entre otras, sus amigas Oprah Winfrey y Serena Williams. “La perfección no existe. Además, no tiene mucha gracia intentar ser perfecta, así que ¿para qué hacerlo?”
En definitiva, parece ser una época tranquila en el trabajo para la duquesa de Sussex, que a lo largo de la entrevista ha asegurado haber aprendido a encontrar un equilibrio entre su vida profesional y su papel como madre de Archie, de 6, y Lilibet, de 4 años, y sentirse muy afortunada de poder trabajar desde casa.
«Es un auténtico lujo», admite. Y cuando le preguntan qué le gustaría que sus hijos aprendieran viéndola trabaja, responde sin dudar: «Espero que comprendan el valor de ser valiente».
Artículo publicado en Vanity Fair Italia. Accede al original aquí.