Levi McConaughey, con apenas 17 años, se prepara para lanzar su carrera cinematográfica junto a su padre Matthew en la película The Lost Bus. En la entrevista para Interview Magazine, se muestra como un joven con una energía vibrante, cuyo «vibe» se define con algo tan ligero como «sunshine and house music». No es solo la música: su actitud revela una mezcla de inocencia y travesura cuando admite que coquetea con el peligro, describiéndose como alguien que «flirts with mischief».

En la conversación, Levi también da pistas sobre su sensibilidad: lo desconcierta ver cómo algunas personas rebajan a otras para alimentarse su autoestima. Esa reflexión temprana habla de una madurez emocional sorprendente para su edad.

Influencias y pasiones

Cuando le preguntan por sus ídolos, Levi menciona a figuras muy distintas: «Drake —just playing, only sometimes»—, su padre, y su madre. Admira a su familia no solo por su fama, sino por cómo han construido su vida: Matthew por su trabajo y cómo lo ha manejado; Camila por su paciencia y su deseo de ayudar a los demás. Esa conexión familiar es fundamental para él y define gran parte de quién es.

En cuanto a sus estudios, Levi declara que no se limita: va al colegio, pero también explora la actuación, la música, el DJing, el tenis… hasta admira la arquitectura aunque no la estudie en sentido estricto. Le motiva la pasión de la gente: «lo que me pone es la gente verdaderamente apasionada —cuando puedes ver su pasión reventando por sus orejas y encendiéndose por sus ojos».

Hambre de vida

Al abordar su sed interior, Levi hace una broma: sí, tiene sed de agua, pero prefiere decir que está «thirsty for life». Para él, hay un deseo profundo de vivir con intensidad, aunque también intenta aprender a confiar en el tiempo. Reconoce que sus padres le recuerdan que las cosas sucederán como deben, pero admite que “es más fácil decirlo que hacerlo”. Esta frase revela un equilibrio delicado entre ambición y paciencia.

Cuando reflexiona sobre lo que está mal en el mundo, Levi señala algo muy humano: la gente se toma la vida demasiado en serio, incluso él mismo. Su propuesta es simple pero poderosa: reír más y ayudarse mutuamente. Para él, la empatía es una de las claves para que las cosas funcionen mejor entre nosotros.

Miedos, crecimiento y ambición

Levi habla también de lo que ha dejado atrás: sobre todo los peluches, dice con una sonrisa. Pero sus miedos no han desaparecido: las arañas, por ejemplo, lo persiguen. Son temores comunes, pero forman parte de su honestidad al compartir sus vulnerabilidades.

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Aun así, tiene grandes aspiraciones. Lo que verdaderamente anhela es ganarse el respeto de personas a las que admira, algo que cambia con el tiempo a medida que crece. Su ambición no es simplemente ser famoso: quiere dejar una huella duradera. Y aunque la fama le interesa, su «soft spot» es su propio estómago —una forma simbólica de decir que sus raíces y sus deseos más básicos siguen siendo importantes.

Levi McConaughey aparece en esta entrevista como un joven que, aunque esté dando sus primeros pasos en el cine, ya tiene una visión reflexiva y auténtica de sí mismo y del mundo. Tiene hambre de vida, sed de significado, y un deseo sincero de construir un legado con humildad.