[ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE WICKED: PARTE II]
En noviembre del año pasado, Wicked llegó a los cines con las mismas posibilidades de triunfar que de fracasar. La avalaban dos décadas de exitoso recorrido en Broadway, pero la obra musical de Stephen Schwartz, basada en el libro de Gregory Maguire que reinterpretaba el origen de la Bruja Mala del Oeste de El Mago de Oz, ni siquiera se había representado en países como España y el género no siempre convencía en su salto a la gran pantalla.
Los rimbombantes nombres propios de su reparto, capitaneado por la ‘ex-niña Nickelodeon’ y estrella del pop Ariana Grande, una Cynthia Erivo casi desconocida entre el público cinéfilo o el guaperas de Los Bridgerton Jonathan Bailey, despertaban entusiasmo y recelo a partes iguales. Por suerte, Wicked se aisló del ruido suspicaz y acalló las notas discordantes bajo una voz atronadora que fue conquistando terrero al son de Defying Gravity.
La victoria fue absoluta para el filme dirigido por Jon M. Chu: la crítica la situó entre las mejores producciones del año, el público la secundó en cartelera y hasta la temporada de premios sucumbió, nominando a Erivo y Grande al Oscar, entre otros reconocimientos. Un año después, Wicked: Parte II (aquí puedes leer nuestra crítica) se sacude el matiz universitario y juvenil de su predecesora para volverse más adulta, oscura y trepidante, mientras conecta por fin con los acontecimientos de El Mago de Oz.
El cierre cinematográfico, rodado simultáneamente con la primera entrega, expande el final del musical de Broadway, mucho más corto y acelerado. Esto es todo lo que pasa en la segunda y última entrega de la adaptación.
‘Wicked: Parte II’: qué pasa en la película
Ciudadanos de Oz, las cosas han cambiado desde el final de Wicked, cuando despedimos a Elphaba (Erivo) desatando toda su magia por los cielos de la Ciudad Esmeralda tras descubrir y rechazar las artimañas del Mago (Jeff Goldblum). La segunda producción arranca con la protagonista, rebautizada convenientemente como la Bruja Mala del Oeste, exiliada y escondida en el bosque, desde donde lidera la lucha por la libertad de los animales, que empiezan a huir de Oz, y trata de desenmascarar al Mago.
Glinda (Grande), ahora la Bruja Buena que forma parte del círculo de confianza del Mago y Madame Morrible (Michelle Yeoh), se dedica a reconfortar a los ozianos y preparar su boda con Fiyero (Jonathan Bailey) mientras trata de reconciliar a su amiga con el hechicero. Fiyero, por su parte, lidera las fuerzas que buscan a Elphaba, pero solo para poder encontrar a la mujer que ha despertado sus sentimientos y evitar que la capturen.
La tensión latente se desmorona cuando un tornado procedente de Kansas arrastra a una niña llamada Dorothy Gale a las vidas de los protagonistas, desencadenando una sucesión de transformaciones en ellos. Es así como la película conecta con El Mago de Oz, aunque mantenga el viaje de la niña en la sombra.
Uno de los giros más inesperados llega con la transformación de Nessarose (Marissa Bode), la hermana de Elphaba, en la Bruja Mala del Este, la cruel gobernante del País Munchkin. Su obsesión por mantener cerca a Boq (Ethan Slater) provoca que esté a punto de matarlo con el grimorio de su hermana, y Elphaba, para evitarlo, lo convierte en el Hombre de Hojalata, un ser sin corazón que quiere vengarse de la bruja verde. Nessarose termina siendo es arrollada y asesinada por la casa de Dorothy.
La boda entre Fiyero y Glinda se tuerce cuando él se reencuentra con Elphaba, que trata de rescatar a varios animales encerrados en el palacio, y deja a la rubia plantada en el altar. Tras declararse su amor, la pareja vuelve a separarse cuando el príncipe se deja atrapar por las fuerzas del Mago para evitar que atrapen a su amada.
Esta, para salvarlo de la tortura y la muerte, lo convierte sin saberlo en el Espantapájaros. Previamente, la película nos ha enseñado al León Cobarde (con voz de Colman Domingo), ese mismo que conocimos en la primera película siendo tan solo un cachorro, rescatado por Fyiero y Elphaba. De este modo, ya tenemos a los tres acompañantes de Dorothy en su travesía por el camino de baldosas amarillas.
‘Wicked: Parte II’: final explicado
La Ciudad Esmeralda se prepara para acabar de una vez por todas con la Bruja Mala del Oeste. Dorothy ha conseguido llegar hasta el Mago y este pide que mate a su enemiga antes de enviarla de vuelta a casa. Así, la pequeña se dispone a llevar a cabo la misión de acabar con la que le han hecho creer que es la gran villana de la historia, junto a un Hombre de Hojalata aguerrido, el León y el Espantapájaros.
Glinda se adelanta al grupo y consigue llegar a tiempo para avisar a su amiga de que vienen a cazarla, pero ella, tras la pérdida de Fiyero, se da por vencida. Entrega a Glinda el grimorio y le dice que deje que la gente la considere mala, que así ella podrá ser la buena y cambiar las cosas en Oz. Justo después, la encierra en un cuarto desde el que la rubia escucha cómo Dorothy arroja un cubo de agua mortífero a su amiga y acaba con ella.
A su regreso a una Ciudad Esmeralda de celebración por la victoria de Dorothy y su regreso a casa, Glinda muestra al Mago un tarro que llevaba Elphana y este se da cuenta de que le pertenece: Elphaba era su hija, fruto de un escarceo que tuvo con su madre hace años. Glinda ordena al hechicero, conmocionado por el descubrimiento, que abandone Oz, encarcela a Madame Morrible y se hace con el control para gobernar con bondad.
En la siguiente escena, nos reencontramos con Glinda en Munchkinland, justo donde la dejamos al principio de la primera película, cuando anunció la muerte de la Bruja Mala del Oeste. Suma a los animales a la conversación, haciéndolos partícipes y demostrando que empieza una nueva era en Oz y de que intentará ser Glinda la Buena.
La película nos guarda una última sorpresa, un giro que cambia una vez más lo que creíamos saber de El Mago de Oz. Volvemos al castillo en ruinas donde ha muerto Elphaba y vemos una trampilla a la que se asoma el Espantapájaros. La abre y Elphaba, que ha sobrevivido al ataque de Dorothy, sale del compartimento secreto. Todo ha sido un engaño para fingir su muerte.
En ese momento, la protagonista descubre que Fiyero no ha muerto, que es el Espantapájaros. Ambos emprenden el viaje al vacío, un páramo desértico y misterioso al que se accede tras abandonar Oz, dejando a Glinda gobernar, sin saber que están vivos. La película nos despide con las amigas entonando For Good por última vez, a kilómetros de distancia.
Wicked: Parte II ha seguido así el relato del musical, pero ampliando el viaje de las protagonistas (Stephen Schwartz ha incluido dos canciones inéditas, No Place Like Home para Erivo y The Girl in the Bubble para Grande) y dando más espacio a la alegoría política. Si bien la obra Wicked tiene, de principio a fin, mucho de ello, es su segunda entrega la que plantea abierta y deliberadamente un debate sobre la discriminación, la desinformación o el mal uso de la propaganda.
Por suerte, no se ha optado por alargar el filme dando más protagonismo a la trama de El Mago de Oz y ha respetado que esta tome un segundo plano, que solo se intuya, que ni siquiera veamos la cara de Dorothy, igual que en la obra de Broadway. Porque esta es la historia de Elphaba y Glinda, de su autodescubrimiento y crecimiento, de su búsqueda de una identidad y un hogar propios.
Sin duda, Wicked: Parte II es la carta de amor de Chu a un musical que lo ha acompañado durante más de dos décadas, y en cuya adaptación ha trabajado los últimos cinco años. Tiene todo lo que encumbró al musical y a su primera parte en pantalla, pero vuelve a sacar provecho al medio cinematográfico para hacerse más profunda y relevante.