Volvió el Hestia Menorca a la competición y lo hizo con una victoria de corazón y prestigio en el renovado Palacio de los Deportes de Oviedo. Un duelo áspero, muy físico, decidido en detalles tácticos y en la gestión emocional de un cierre de partido resuelto por la calidad y la experiencia de los jugadores referenciales del equipo menorquín.

El conjunto de Javier Zamora regresaba buscando referentes, nuevos caminos y, sobre todo, respuestas. La necesidad urgente de resarcirse de las últimas derrotas y del clima adverso que venía envolviendo al equipo marcaban el contexto. Enfrente esperaba un Alimerka Oviedo en circunstancias similares, con el patrón nítido que suelen lucir los equipos de Javi Rodríguez: solidez interior, velocidad en ataque, identidad firme y un nivel competitivo que explica sin artificios su buen arranque liguero. Los carbayones lo refrendaron ante su afición, mostrando valentía, estructura y un empeño férreo que exigió al Hestia cada posesión.

Zamora apostó de inicio por dar el volante al debutante Fernando Zurbriggen. A su alrededor, McFadden y Littleson como generadores exteriores y un tándem interior formado por Vicedo y Schott: un quinteto imponente en la categoría y diseñado para frenar el impacto inicial habitual de los equipos de Rodríguez. Al otro lado, el técnico gallego presentó un perímetro con Parham, Townes y Lobaco, dejando a Nwaokorie y Faure como pilares interiores.

Físico y pizarra

El partido arrancó sin concesiones tácticas. Ambos equipos intentaron controlar el ritmo, pero los locales golpearon primero gracias al dominio en el rebote ofensivo de Nwaokorie. Menorca respondió desde el perímetro: Vicedo abrió la defensa individual ovetense y dio aire a un ataque que sufría ante la insistencia interior de Nwaokorie y Faure.

Zurbriggen se estrenó con la canasta del 7-7 y el ajuste menorquín pasó por endurecer las caídas del bloqueo directo y proteger mejor el rebote, tarea que Arteaga, Vicedo y Wembi asumieron con solvencia. Oviedo nunca terminó de sentirse cómodo: la temprana rotación de Zamora —especialmente con la entrada del propio Arteaga— permitió mantener un nivel defensivo alto sin sacrificar producción ofensiva. McFadden y Littleson congelaron desde el perímetro cada intento de reacción local, sostenido inicialmente por el acierto de Hermanson y Duscak. Al final del primer cuarto, 15-25. Marcador corto pero fiel al guion físico del encuentro.

El segundo cuarto trajo el primer giro táctico. Oviedo ajustó su defensa exterior y embarró el inicio del parcial. Zamora respondió colocando a Sola sobre Townes y atacando con más paciencia, moviendo el balón de lado a lado y forzando emparejamientos desfavorables que descompusieron la estructura carbayona. La ventaja crecía y Littleson empezaba a asomar con claridad (19-33), mientras el Hestia cortocircuitaba el ataque local y dejaba al Oviedo en solo cuatro puntos en seis minutos.

Rodríguez encontró respuestas desde el banquillo: la sociedad Shelist– Hermanson (15 y 4 puntos) cambió el tempo del partido y castigó sistemáticamente la defensa menorquina, iniciando la remontada. Townes, al que el Hestia desactivó durante casi todo el partido, puso el 26-35, elevando los decibelios en el Palacio. Menorca resistió desde el tiro libre, pero la presión asturiana sobre las líneas de pase mantuvo la incertidumbre. Un triple de un brillante Calvin Hermanson dejó el marcador 34-38 al descanso.


Víctor Arteaga intenta zafarse de su marca.
Expulsión

El tercer cuarto comenzó con polémica: expulsión de Javi Rodríguez por doble técnica y un Palacio en ebullición. El Hestia, sin embargo, tiró del oficio de sus jugadores más experimentados.

McFadden y Vicedo neutralizaron la tímida defensa zonal local. Oviedo elevó sus bloqueos para liberar a un Lobaco diferencial en ese tramo, pero Littleson, fiel a su cita con los momentos calientes, enfrió la reacción. Tras tres defensas consecutivas perfectas, el Hestia manejaba ventajas cómodas, aunque Faure —partido extraordinario del alicantino— y Nwaokorie volvieron a meter a los locales en la pelea: 50-54, tras tiros libres del nigeriano. Cuando el balón quema, aparecen los jugadores diferenciales: robo de McFadden y asistencia a Wembi para cerrar el cuarto con un mate que firmó el 52-59.

El último acto fue un ejercicio de supervivencia emocional, Oviedo se aferró a los cerca de 5.000 aficionados que llenaban el Palacio. Defensas duras, porcentajes desplomados y cada ventaja fabricada con oficio. Littleson entró en combustión con siete puntos en el tramo decisivo; Vicedo y McFadden encontraron espacios entre la maraña defensiva, pero Faure insistía en triturar el juego interior menorquín desde el rebote ofensivo: 63-71, con casi cuatro minutos por jugar.

Zamora lo puso en pausa y decidió que Zurbriggen guiase a los suyos, posesiones largas y básquet control en un gran final de partido del santafesino, dueño absoluto de las posesiones finales. Al final, primera victoria fuera de Bintalfa para el Hestia Menorca, que certificó un triunfo sufrido, competido y, sobre todo, necesario.